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martes, 26 de mayo de 2009
Valores y conceptos del Fidelio de Beerhoven: amor, revolución, libertad, igualdad, sacrificio
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[7288] Comentarios[0]
Pero si la tendencia natural es explicar Fidelio desde la más obvia trascendencia, quizá sería interesante acercarse a esta ópera desde algunos otros saludables puntos de vista: por ejemplo, la ausencia de humor (¿qué hubieran hecho exactamente con este mismo argumento compositores como Mozart o Rossini?); el teatral recurso al travestismo [tan querido decenas de años después por geniales “humoristas vieneses” como los cineastas Billy Wilder (Con faldas y a lo loco) o Lubitch (Ser o no ser) ninguno de los dos nacido en la capital de Austria]
Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

Apuntes anteriores sobre la ópera Fidelio, de Ludwig van Beethoven:

-Fidelio de Beethoven en el Liceo de Barcelona: breve contexto
-Fidelio de Beethoven: el argumento, tipos de cantantes, el singspiel

***

Sobre el sentido filosófico, cultural y político de Fidelio se han escrito desde su estreno cientos y cientos de páginas, y cada época ve en esta obra reflejados sus propios ideales y anhelos. Al respecto escribió Romain Rolland: “Beethoven se eleva del primero al segundo acto, de la comedia burguesa del siglo XVIII hasta la gran tragedia musical, pero osando despojarla de su ropaje antiguo, cuyo noble convencionalismo falsea sus movimientos. Le hemos visto incluso exceder, por momentos, los límites del argumento y del personaje trágico (el Florestán encadenado) para alcanzar el profundo abismo de la soledad, común a las almas de los vivos. No obstante, le tiene sujeto hasta el final del acto de la prisión; agota en él los raudales de dolor, de odio, de furor y de amor. En el dúo el drama ha terminado. En este punto únese a la tragedia la creación verdaderamente beethoveniana: la conclusión lírica, la Oda universal; la Tercera sinfonía y la escena coral. Leonora y Florestán desaparecen. No serán ya en la apoteosis final sino los corifeos del pueblo. No se canta ya la aventura de la humana pareja. Es la libertad y el amor… Inmensa sinfonía con coros, que en la música universal no tiene nada comparable, excepto el último movimiento de la Novena; pero me atreveré a decir más bella, más perfecta, desbordante de juventud, radiante de felicidad; porque es la poderosa rama florida del árbol de la vida, en la plenitud de la savia, en el apogeo del año”.

Paul Henry Lang, no duda en exaltar el humanismo beethoveniano. Escribe Lang al respecto: “Fidelio es la expresión del mismo clasicismo que en las postreras obras de Schiller combinaba el sentimiento individual con el pathos de la condición humana, con la libertad, con la lucha por los objetivos más nobles y con la confianza en la victoria final. Beethoven veía en el tema del libreto el ideal cumbre de su tiempo que era una humanidad ennoblecida, la cooperación de todos los hombres buenos para llevarlo a la práctica, las almas hermanadas por el vínculo de la simpatía hacia el oprimido y el gozo supremo en el triunfo del bien”.



Vídeo de la Overtura del Fidelio de Beethoven, dirigida por Herbert von Karajan en 1985 (colgado en YouTube por Eydtkuhnen)

Por su parte, el crítico alemán Hans Joachim Marx escribió en un artículo publicado en ocasión del bicentenario de Beethoven en 1970: “El núcleo político de Fidelio ha sido siempre encubierto por el subtítulo ‘El amor conyugal’ que evoca el gran canto a la fidelidad matrimonial. Pero el hecho de que primariamente no se trata de la liberación del esposo de la cárcel, sino de la liberación de un preso político de la cárcel estatal, ha sido resaltado por Ernst Bloch con su alusión a la voluntad de Leonora: ‘Seas quien seas, yo quiero salvarte’. Esperanza de libertad y humanidad: la idea directriz de la confesión de fe republicana es, nos parece hoy, un presupuesto existencial de su lenguaje musical. La acción de su obra no tiene fronteras ni las tendrá nunca mientras esa esperanza siga siendo una utopía política.

En mi opinión, la única ópera de Beethoven es ante todo una apasionada e intensa reflexión sobre el idealismo revolucionario (libertad, solidaridad, igualdad, un asunto plenamente característico de la primera fase del Romanticismo), y el poder redentor del amor verdadero, entregado, sacrificado. En este sentido Fidelio es una obra meditativa, generadora de reflexiones en torno al ser humano y su destino en libertad, una denuncia desnuda y contundente de la opresión política. Es una ópera sinfónica, o dicho con otras palabras, una larga sinfonía cantada. Si la Novena sinfonía es el gran canto universal a la fraternidad humana, Fidelio es sin duda uno de los más explícitos manifiestos de exaltación de la libertad y de repudio de la tiranía de toda la historia de la creación humana.

Pero si la tendencia natural es explicar Fidelio desde la más obvia trascendencia, quizá sería interesante acercarse a esta ópera desde algunos otros saludables puntos de vista: por ejemplo, la ausencia de humor (¿qué hubieran hecho exactamente con este mismo argumento compositores como Mozart o Rossini?); el teatral recurso al travestismo (tan querido decenas de años después por geniales “humoristas vieneses” como los cineastas Billy Willder o Lubitch, ninguno de los dos nacido en la capital de Austria); el papel esencialmente protagónico de la mujer, Leonora/Fidelio, quien con la fuerza del amor se enfrenta al poder establecido a través de sutiles estrategias para liberar de la opresión a su marido y finalmente a todos los prisioneros… Pero estas son ya otras historias, otras posibles historias.

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Últimas colaboraciones de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:

-LIBRO: Philip Roth, Indignación (Mondadori, 2009)

-CINE: Kevin Macdonald, La sombra del poder (2009)


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.


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