La incalificable Wikipedia dice de Jaume Roures lo siguiente:
Jaume Roures Llop (Barcelona, 1951) es un empresario de la comunicación y productor cinematográfico español. Fue periodista deportivo en los inicios de TV3 y actualmente es propietario de un 33% del grupo mediático Mediapro, entre cuyas publicaciones se encuentra el diario
Público y el canal de televisión
laSexta.
De la lectura wikipediesca extraigo como conclusiones, a bote pronto y sin tener conocimiento alguno del personaje, que estamos ante un empresario de éxito, cuyo área de negocio son los medios de comunicación, los derechos televisivos de retransmisiones deportivas y las producciones cinematográficas. Como aficionado al fútbol me suena que Mediapro es un grupo que ha comprado los derechos de retransmisión deportiva a diversos equipos de fútbol españoles, y que ha desembolsado en tal concepto o va a desembolsar cantidades ingentes de millones de euros. Como el Sherlock Holmes de pacotilla en el que me estoy convirtiendo, deduzco automáticamente que Jaume Roures es un “tío pasta”, es decir, un hombre rico. Vamos, un tipo que a buen seguro no pasa apuros para llegar a fin de mes, entre otras cosas porque no los conoce; un tipo que seguro no conduce un utilitario, no pasa las vacaciones de verano en una pensión de Benidorm, no cena un pincho de tortilla en la tasca de la esquina del barrio, no habita un apartamento de sesenta metros cuadros, etc, etc... Me alegro por él, francamente. Creo que los empresarios son imprescindibles para el desarrollo de un país, y que por regla general, en España, no son apreciados con justeza. Creo que es injusto. Por eso brindo por el señor Roures Llop, le deseo toda la suerte del mundo en sus negocios, y salud, mucha salud.
Lo que ocurre es que he leído unas
declaraciones realizadas por don Jaume al periódico francés
Libération (periódico sartreano e izquierdoso por vocación), que me han dejado patidifuso.
Jaume Roures habla de sus negocios el 24 de julio de 2008 (vídeo clgado en YouTube por PRLATAM)Se suelta don Jaume asegurando que él no trabaja, sino que “milita”, y que hace dinero para servir a sus ideas. Con todo el derecho del mundo se declara un nacionalista catalán militante, y aboga por un referéndum de autodeterminación (¿sabrá algo don Jaume de Derecho, de Derecho Internacional y demás zarandajas?), aunque acaba diciendo que él optaría por quedarse en España. El señor Roures proclama que fue militante de la LCR y la IV Internacional, asegurando además que sus ideas no han cambiado un ápice desde entonces, y que la crisis que vivimos en la actualidad demuestra a las claras la debilidad intrínseca del capitalismo, sus contradicciones, y la actualidad de la tesis planteadas
Marx, don Carlos, a medios del siglo XIX. Jaume Roures es por tanto trotskista, opción vital e ideológica que compatibiliza con la de ser propietario de una de más importantes empresas de medios audiovisuales de toda España,
luchando en la actualidad con Prisa y su cabeza visible
Juan Luis Cebrián para hacerse con la hegemonía y la mayor parte del pastel. No ve Roures contradicción alguna en ser un multimillonario trotskista, y aduce (¿ejemplo de contradicción admitida?) que nadie rechaza a los empresarios millonarios que son católicos. Jaume Roures asegura que la derecha reaccionaria (¿española?) tiene una cultura política marcada por la intolerancia, la falta de diálogo y el respeto hacia el otro, y que sin duda esas marcas características son una herencia franquista. A la derecha reaccionaria (¿española?) dice Roures que “la soporta difícilmente” (Roures “el tolerante”
dixit).
Jaume Roures Llop, dueño de Mediapro, tolerante intolerante con la derecha reaccionaria, trotskista, empresario de éxito, multimillonario, nacionalista catalán que quiere seguir haciendo negocios con/de/en España, capitalista fulgurante pero anticapitalista de corazón, Jaume Roures Llop, repito, se declara marxista. Sí, marxista.
Lo que no aclara es si marxista grouchiano (bis cómica tiene desde luego); marxista por ser él mismo una contradicción del sistema y del antisistema, es decir, una contradicción en las dos caras (qué cara) de la misma moneda (Roures o la pura contradicción, versión marxista clase ambassador); marxista seguidor del Karl Marx que vivió toda su vida de la explotación sistemática de los amigos, que maltrató a su mujer e hijos, que dejaba embarazadas a la criadas al menor descuido descuidado...
Quiero acabar con una confesión. Esta mañana, en una reunión de trabajo en el despacho del alcalde de Santander, en un aparte,
Elena García Botín, de los Botín banqueros, me confesaba en un aparte que ellos, los Botín, los dueños del Banco de Santander, también son marxistas. Marxistas de toda, pero de toda, toda la vida.