Juan Antonio González Fuentes
Queda ya menos de un mes (el próximo 20 de enero) para que Barack Obama se convierta en el nuevo presidente de los EE.UU; el primero de la historia con orígenes raciales en África. Ese mismo día, Michelle Obama, a sus 45 años, será la primera Primera Dama negra en la Casa Blanca, y la más joven desde la mítica Jackeline Kennedy.
Michelle Obama es descendiente directa de esclavos. Sus padres fueron una secretaria y un funcionario local, y pasó su niñez en barrios poco favorecidos del Chicago de los años 1970, barrios en los que la segregación racial formaba parte del menú social de cada día. Michelle no lo tenía fácil, pero si en todo el mundo es conocida la frase hecha “el Sueño Americano” es por algo, y no por caprichos léxicos o semánticos. La niña negra y de estrato social más bien humilde acabó estudiando Leyes en Harvard, y regresando a Chicago para convertirse en abogada de línea progresista y en jefa del que tiempo después sería su actual marido.
Michelle Obama
Michelle Obama no es precisamente una bomba de relojería sentimental, y al parecer no es capaz de soltar una lágrima ni asistiendo a la muerte de la madre de Bambi. Cuando su marido ganó las elecciones presidenciales se dice, se cuenta, que tan sólo le susurró al oído “good job” (buen trabajo). Esta mujer, sin embargo, fue el único ser humano que tuvo en su mano el poder suficiente para convencer a su marido de que abandonase el sueño, la lucha por ser presidente. Michelle aceptó el reto después de que se le asegurase que sus hijas (Malia y Shasa) no iban a verse perjudicadas o afectadas en exceso por la candidatura. Desde ese momento Michelle Obama abandonó su trabajo ejecutivo en el hospital universitario de Chicago, comenzó a dedicarse por entero al cuidado y educación de las dos niñas, y se transformó en uno de los principales baluartes del triunfo mediático de su presidenciable marido.
Ahora Michelle sabe que le faltan tan sólo días para protagonizar un punto y aparte en la historia de su país y del mundo. Ya ha anunciado públicamente que no va a precisar una oficina propia en la Casa Blanca, pues su primer año en la cúspide de la pirámide del poder político universal lo va a dedicar a ser mamá, o como ella misma ha acuñado con indudable acierto y sentido: “madre al mando”.
Insisto, quedan sólo unas semanas para que una madre tome el mando en Washington. Seguro que todos le deseamos mucha suerte. Nos va mucho en ello.
Reseña de Juan Antonio González Fuentes en el número de diciembre de Ojos de Papel:
-After Dark, libro de Haruki Murakami
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.