Juan Antonio González Fuentes
Desde que hace años leí el estupendo
libro que le dedicó Paul Morand a Coco Chanel, confieso que el interés por el trabajo de los grandes modistos y su mundo se ha disparado en mí. He descubierto, por ejemplo, la estrecha relación existente entre su trabajo y la literatura y el arte en general, y me fascina la creación de mundo y ambientes de sofisticación espiritual que lograron construir.
En este sentido, en el reciente viaje que hemos realizado a Florencia, además de los museos, palacios y demás monumentos que pueblan las calles de la capital toscana, visitamos también el impresionante palacio que alberga el museo y tienda del mítico diseñador toscano Salvatore Ferragamo, visita que me granjeo distintas felicidades.
No he estado nunca en Normandia, pero cuando la vida me lleve a recalar por aquella costa francesa, procuraré no dejar de visitar el
Museo Christian Dior, museo que se reabrió hace ahora dos años, coincidiendo con la celebración del centenario del maestro. Esta institución está ubicada en la casa familiar de Dior, frente al mar por el que llegaron los aliados para liberar Francia del dominio nazi, y con un jardín de diseño que en sí mismo es un homenaje al buen gusto.
Casa-Museo Christian Dior
Desde que el Museo Dior se reabrió han sido muchas las muestras interesantes que han podido contemplar los visitantes. La que ahora tiene lugar en sus salas me parece fascinante, y sólo por ella merecería la pena organizar un viaje fugaz al lugar y disfrutar de este comienzo de primavera en aquellas costas francesas. La exposición está dedicada al mundo de los dandys y el dandismo, asunto que siempre me ha interesado y sobre el que tengo en mi biblioteca diferentes ensayos, algunos firmados por mi amigo el poeta y escritor Luis Antonio de Villena, quizá el mayor experto español en el asunto.
En la muestra del Museo Dior se exhiben obras de arte y objetos heterogéneos, fotografías de personajes que han pasado a la historia, entre otras cosas, por ser referencias culturales y sociales de la elegancia (
Oscar Wilde…), y propuestas de moda que abarcan la historia del dandismo, es decir, desde el siglo XIX hasta nuestros días, y que han salido de otras colecciones tanto privadas como públicas (Palacio de Versalles, Museo Carnavales, la casa Museo de Balzac, etc…).
Uno de los nombres clave de esta exposición es el de
Jules Barbey d’Aurevilly (1808-1889), normando como el propio Dior, autor del esencial libro
Du dandysme et de George Brummel y uno de los más conocidos personajes reales en los que
Marcel Proust se inspiró para construir algunos de sus protagonistas masculinos de
En busca del tiempo perdido.
No sé si hacen falta muchas excusas para viajar a Normandía, pero si hiciese falta alguna, se me ocurre que visitar el Museo Dior es una estupenda, y hacerlo aprovechando la muestra sobre dandismo que estará abierta al público hasta el próximo día 21 de septiembre, mejor que mejor.
NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de
Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.