Juan Antonio González Fuentes
Existe una notable escasez de datos biográficos sobre
Luigi Boccherini (Lucca –Italia-, 1743; Madrid, 1805), lo que ha posibilitado el que circulen muchas leyendas en torno a este músico, la mayoría falsas o construidas con datos no confirmados documentalmente. En principio la biografía más autorizada sería la publicada en 1879 por su biznieto
Alfredo Boccherini Calonje, quien dispuso para su realización de toda la documentación familiar; pero dicha fuente desapareció durante el transcurso de la guerra civil española, no pudiéndose por tanto contrastar las informaciones que en dicha biografía se realizan.
El compositor y violonchelista que está hoy considerado junto a
Clementi el más grande maestro italiano de su generación, y tras
Haydn y
Mozart el más importante creador de música de cámara de su tiempo, comenzó siendo alumno de su padre, quien lo mandó a estudiar a Roma con
Battista Constanzi, alcanzando a los trece años ya cierta fama. Entre 1757 y 1764 realizó varias estancias en Viena, donde compuso su primera obra conocida, una colección de seis tríos de cuerdas (1760).
Luigi Boccherini
Boccherini era un virtuoso del violonchelo, y tras la muerte de su padre en 1766, se asoció con el violinista
Filippo Manfredi, realizando con él un buen número de giras que finalmente les llevó a París, capital en la que el de Lucca publicó sus primeras obras. Fue durante esa estancia en París cuando el embajador de España le propuso trasladarse a Madrid para hacer música. Boccherini aceptó la oferta y ya nunca abandonaría nuestro país en lo que le quedaba de vida. El músico no fue bien recibido en Madrid por
Gaetano Brunetti, encargado de todas las actividades musicales en la Corte del rey
Carlos III, pero encontró el apoyo decisivo en el hermano del rey, el
infante Don Luis, a quien el músico acompañó incluso hasta el destierro en los alrededores de Madrid.
A partir de la muerte del infante Don Luis, la vida de Boccherini comienza a ser realmente mal conocida. Sabemos que a partir de 1786 envió al rey y excelente violonchelista
Federico Guillermo II de Prusia gran cantidad de partituras, que continuó malviviendo en Madrid inmerso en una oscura cotidianeidad, que renunció en torno a 1796 a instalarse en Francia, que decidió confiar la edición de sus obras a la empresa parisina de
Ignaz Pleyel, y que el embajador de Francia en Madrid,
Lucien Bonaparte, fue su último protector importante en los primeros años del XIX. Boccherini murió en la miseria en 1805, y su obra fue catalogada más de siglo y medio después, en 1969, por
Yves Gérard.
El crítico
De Place nos recuerda que la música de Boccherini, dominada por los cuartetos de cuerda y por los quintetos con dos violonchelos, es prueba fehaciente de la enorme calidad expresiva, melódica, rítmica y sonora del músico de Lucca, pero también de una forma de componer que no estuvo sometida a permanente evolución como sí le sucedió por ejemplo a la de Haydn.
La obra de cámara de Boccherini puede ser caracterizada como seductora desde un punto de vista tímbrico y melódico, una música definitivamente muy sensual y ritmada, y en la que no es muy difícil rastrear la huella de bastantes temas folclóricos españoles. Sus movimientos lentos, quizá los más logrados en conjunto de su escritura, ofrecen una intensidad expresiva muy subrayada, revelándose un claro antecedente de los de
Franz Schubert, un músico al que influyó de manera notable.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.