Juan Antonio González Fuentes
Tiene mucha gracia
Carod Rovira, es un auténtico cachondo. Ya lo demostró en aquella célebre foto poniéndose una corona de espinas en la calva mostrando sonrisa beatífica y haciendo desternillarse al personal político catalán que lo acompañaba en Tierra Santa. Y ahora lo ha vuelto a demostrar en un programa de la televisión española. A todos ustedes les hago al tanto del asunto, pero tampoco pasa nada por recordarlo un momento.
Carod acudió recientemente a un programa de Televisión Española dirigido por el hermano de la
Milá, Lorenzo, en el que al parecer el público invitado interviene con preguntas y comentarios. Entre el público debía haber también algunos cachondos mentales, aunque de Valladolid según me cuentan, y cuando preguntaban a Carod lo llamaban por su nombre castellanizado: José Luis.
Josep Lluís Carod Rovira
La cuestión es que a Carod la cosa no le hizo ninguna gracia, y mostró su enfado públicamente, recriminando en cierto modo al insistente preguntador el que se dirigiera a él como José Luis y no como Josep Lluís, su verdadero nombre, vamos, su nombre catalán.
Algunos miembros del público debieron tomarse a broma al líder de
Izquierda Republicana de Cataluña, o debieron también querer tocarle un poco las narices, e insistieron los muy cachondos en llamar a Carod Rovira José Luis, sin caer, eso sí, en la tentación de llevar aún más allá la cosa y lanzarle a la cara un castizo Pepe Lui. Ante la insistencia el político catalán ya se mosqueó con decisión, y exigió a los presentes que lo llamaran como en realidad se llama, a saber, el consabido Josep Lluís (el ordenador, otro cachondo juguetón, cada vez que escribo Josep me añade insistente y descarado una h, logrando así un Joseph que también mosquearía al catalán, ¿o no?).
Lo cierto es que creo que esta vez, y sin que sirva de precedente, Rovira tenía razón, y a nadie entre el público podía costarle un gran esfuerzo llamarlo por su nombre, el catalán. Lo que pasa es que a Rovira le han aplicado su propia medicina, y parece que se le ha indigestado al pobre.
El tipo que exige en la televisión pública de todos los españoles que se pronuncie su nombre en catalán, es a la vez el que pone todos los medios posibles para que en “su país” nadie pueda expresarse en español, llegando incluso a penalizar administrativamente el empleo del idioma de Cervantes en Cataluña, a impedir que los niños aprendan español en la escuela, o a expulsar de la radio catalana a una contertulia por expresarse en castellano.
Es la ley del embudo la que con singular generosidad siempre aplica para sí mismo Carod: lo ancho para mí y los míos, lo estrecho para el resto, ¡qué se jodan! Ya digo, es un cachondo de tomo y lomo el amigo Carod, es que con él me parto.
______________________________________________________________________
NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.