Título:
Sagasta. De conspirador a gobernante
Autor: José Luis Ollero Vallés
Editorial: Marcial Pons
Lugar y fecha: Madrid, 2006
Páginas: 472
Precio: 24 €
Benito Pérez Galdós le retrató como el político que concertó las notas chillonas del
Himno de Riego con la grave salmodia de la
Marcha Real. A pesar de ciertos olvidos, la figura de
Práxedes Mateo-Sagasta (Torrecilla de Cameros, La Rioja, 1825-Madrid, 1903) emerge hoy como una de las más destacadas dentro del liberalismo progresista en España. Más conocida su etapa de madurez política en la Restauración, este libro profundiza en su biografía y especialmente en la trayectoria que le llevó desde la agitación revolucionaria en las barricadas madrileñas hasta las anchas avenidas del poder como gobernante durante el Sexenio Democrático. A través de Sagasta, acertamos a vislumbrar las decisivas aportaciones del progresismo a la España liberal. Sus conquistas, desilusiones y fracasos constituyen el trasunto de la consolidación del parlamentarismo liberal en nuestro país. Su acción política consistió en la búsqueda del difícil equilibrio entre la expansión de las libertades y el mantenimiento del orden.
José Luis Ollero (Logroño, 1969) es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Zaragoza, investigador agregado del Instituto de Estudios Riojanos y profesor de enseñanza secundaria. Es autor del libro
El progresismo como proyecto político en el reinado de Isabel II: Práxedes Mateo-Sagasta, 1854-1868 (1999) y fue comisario de la exposición
Sagasta y el liberalismo progresista en España (2002-2003). En la actualidad prepara con el profesor
José Miguel Delgado Idarreta otro libro, titulado
Sagasta y el liberalismo europeo.
Esta es parte de reseña del libro elaborada por el Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid,
Octavio Ruiz-Manjón, para
El Cultural (4-1-2006):
...No sería hasta el año 2000, con la excelente exposición sobre “Sagasta y el liberalismo español”, de la que fue comisario Carlos Dardé, cuando la figura de Sagasta recibió una atención más detenida de los historiadores, en consonancia con la renovación de la historia política que se había experimentado desde comienzos de los años ochenta en todo el mundo, y encontró eco en España dentro del grupo de investigadores que coordinaba José Varela Ortega. En la misma línea renovadora se moverían, más adelante, los trabajos de Mercedes Cabrera, Santos Juliá, Luis Arranz, Fernando del Rey, Javier Moreno Luzón y otros. El propio Sagasta sería objeto de la atención de José Ramón Milán en un cuidado estudio que se publicaría en 2001.
En esta misma línea se mueve este libro, que tiene su origen en una tesis doctoral leída a mediados de 2004 en la Universidad de Zaragoza, en la que se subrayaba la contribución de Sagasta al Estado liberal durante el reinado de Isabel II y la experiencia democrática del sexenio que siguió a la revolución de 1868.
José Luis Ollero utilizará la vía biográfica pero sólo la llevará hasta 1874, de manera que el libro se limita a describir los veintinueve primeros años, en los que se desarrolla toda su formación y los comienzos de su carrera profesional como ingeniero de caminos en la provincia de Zamora, así como los años iniciales de su actividad política, que arrancan con la revolución de julio de 1854. El gran Sagasta de la Restauración queda fuera del presente volumen, de la misma manera que se esfuma la posibilidad de contar con una gran biografía completa del político riojano.
El joven Sagasta canalizó su actividad política de acuerdo con los principios del progresismo, que era la rama más radical del liberalismo español, a la que debía estar ya inclinado por sus orígenes familiares.
En la descripción de esa actividad política el autor parece inclinarse por una caracterización benévola del programa y los comportamientos de los progresistas, en sintonía con interpretaciones historiográficas ampliamente difundidas y dejando displicentemente en la penumbra otros puntos de vista, como los de Jorge Vilches. Parece claro, en todo caso, que una toma en consideración de esas opiniones sobre el significado profundo del progresismo, que el autor aparca con la críptica expresión de que contiene “sesgos muy llamativos” habría resultado muy beneficiosa para los intereses del lector.
Por lo demás, el libro de Ollero resulta muy atractivo, incluso por el excelente nervio literario que demuestra el autor en la acometida de cada capítulo. Su descripción de Logroño en día de mercado o el ambiente madrileño a la llegada de una diligencia son llevadas hasta el límite de lo que las fuentes históricas permiten a la creación literaria.
Una excelente recuperación biográfica que, desde luego, deja al lector con el deseo de una segunda parte que no debería demorarse.
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NOTA: Este blog es una suerte de
Escaparate dedicado a los libros y revistas, pero no a la crítica, sino a dar noticia de ellos a través de la información que proporcionan las editoriales, la prensa y las revistas y suplementos culturales.