En estos tiempos en los que las relaciones globalizadas entre países, las coaliciones, las cumbres…, están a la orden del día y suponen una parte esencial en la política de casi todos los gobiernos de la Tierra, me ha sorprendido sobremanera leer en el catálogo de la exposición
Imágenes del mundo. Enrique de Otal y Ric, diplomático y viajero, editado lujosamente por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, que hasta finales del mes de diciembre de 1887, sólo existía dos embajadas de España en el mundo: una en
París y otra ante la Santa Sede.
El Imperio en el que no se ponía el sol tenía sólo dos embajadas en el último mes del año 1887, es decir, a finales del siglo XIX, la centuria del imperialismo y el colonialismo europeo por antonomasia.
Cartel de la exposición
Me entero, ya digo, por casualidad, leyendo el interesantísimo libro mencionado, dedicado a la figura del aragonés
Enrique de Otal y Ric (Fonz, Huesca, 1844-El Cairo, Egipto, 1895), quien durante su carrera diplomática al servicio de España sirvió en China, Turquía, Argentina, Grecia, Países Bajos y Egipto. Enrique de Otal, miembro de la familia de los
Barones de Valdeolivos, recogió durante sus estancias en los países en los que trabajó numerosísimas muestras de arte, etnografía…, de los países en los que ejerció sus funciones diplomáticas. El catálogo que tengo ahora en mis manos, firmado por
Miguel Luque Talaván, recoge y comenta parte de esa colección variopinta que logró atesorar Enrique de Otal y que hoy pertenece al gobierno de Aragón.
Y me entero también de que a partir de diciembre de 1887, las legaciones españolas en Londres, Berlín, Viena y Roma (Quirinal) fueron elevadas a la categoría de embajadas. Entre 1890 y 1914 sólo existieron las embajadas de España en las ciudades mencionadas, a las que en ese periodo sólo se sumó la de San Petersburgo. En América, lo que resulta increíble, no hubo embajadas como tales hasta finales del año 1914. La primera en el Nuevo Continente fue la de Washington, donde el embajador tomó posesión de su cargo el 1 de enero de 1915, ya comenzada la I Guerra Mundial.
Estos datos tan elocuentes creo que hablan por sí solos de la importancia que los distintos gobiernos de España le dieron a las que había sido ex colonias en América durante siglos. Los esfuerzos diplomáticos españoles a lo largo de las últimas décadas del siglo XIX y primera del XX parece evidente que se dirigieron a los cinco grandes imperios europeos de la época (británico, francés, alemán, ruso y austrohúngaro), y a Italia, geografía rectora del catolicismo universal y potencia de tipo medio con ideas expansionistas. La I Guerra Mundial significó, entre otras cosas, la desaparición de los imperios ruso, alemán y austrohúngaro, la modificación del británico y el francés, y la entrada en escena con mucha fuerza de los EEUU, cuya capital, curiosamente, tuvo embajador de España a los pocos meses de iniciarse la mundial contienda.
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, creación, historia, artes, música y libros) como cronológicamente.