Ocaña, José Pérez, protagonizó en 1978 una película documental de Ventura Pons en la que el principal asunto (pero no el único, claro) era él mismo, su vida, su obra y, quizá por encima de todo, sus circunstancias, que diría el elocuente Ortega, (sí, y Gasset). La película se titula “Ocaña, retrato intermitente”. Casi al final de la cinta, Ocaña, el andaluz en Barcelona, le dedica unas frases, muy pocas en verdad, a algunos de sus amigos. De quien más largo habla es de Adolfo, curiosamente el único de los mencionados (lo juraría, pero hablo de memoria) que no sale ni en un solo fotograma firmado por Ventura Pons
Juan Antonio González Fuentes
He escrito la palabra Ocaña en google y la primera entrada de la enciclopedia wikipedia dice: Ocaña, municipio de Norte de Santander, en Colombia. Y un poco más abajo se accede a unas líneas sobre José Pérez Ocaña (Cantillana –Sevilla–, 1947-1983), a quien se le define como pintor naïf, activista LGBT del “Estado español” (las irónicas comillas son mías) y andaluz afincado en Barcelona. La corrección política es así, y hay que aceptarla como tal, para no echar más humo de la cuenta. José Pérez Ocaña: un marica, pintor naïf, andaluz en la Barcelona de la Transición. La misma definición pero desde la incorrección. Quédese el lector con la que más le plazca, o invéntese otra, el personaje puede dar, si duda, para varias.
Ocaña, José Pérez, protagonizó en 1978 una película documental de Ventura Pons en la que el principal asunto (pero no el único, claro) era él mismo, su vida, su obra y, quizá por encima de todo, sus circunstancias, que diría el elocuente Ortega, (sí, y Gasset). La película se titula Ocaña, retrato intermitente. Casi al final de la cinta, Ocaña, el andaluz en Barcelona, le dedica unas frases, muy pocas en verdad, a algunos de sus amigos. De quien más largo habla es de Adolfo, curiosamente el único de los mencionados (lo juraría, pero hablo de memoria) que no sale ni en un solo fotograma firmado por Ventura Pons. Literalmente dice Ocaña del fantasma (circunstancia) Adolfo (nombre propio): “Y también hay otro, que lo he querido muchísimo, y aunque estoy enfadado con él, lo sigo queriendo, que es Adolfo. No sé, Adolfo es un poco intelectual, es bastante inteligente, tiene bastante sensibilidad, una lengua un poco picaresca (el subrayado es mío), dice que quiere ser mala o quiere ser malo, pero en realidad es un chaval con un corazón bastante grande y una sensibilidad bastante fuerte”. Fin de la cita.
Al parecer Adolfo era a la vez poco y bastante (el lenguaje lo proyecta todo, lo dice todo, a veces sin decirlo). En rememoración tan breve de Adolfo se le suman dos “pocos” y cuatro “bastantes”. Los “pocos” acompañan a intelectual y a picaresca. Los “bastantes” a inteligente, a sensibilidad, a grande y a fuerte. Toda una mina de metalenguaje para el médico vienés, un tal Freud, ¿recuerdan?
Ventura Pons: Ocaña, retrato de un artista intermitente (vídeo colgado en YouTube por algunoss)
El fantasma y la señora (Pérez) Ocaña. El fantasma tiene nombre, lo sabemos: Adolfo. Pero ¿tiene apellidos, localización y circunstancias? Haberlas, haylas como las…
Pongámosle hoy, marzo de 2010, y desde el oficio de historiador, una nota a pie de página al documental catalán filmado por Ventura Pons en 1978, cronológicamente el III año de la Transición hacia… (rellene el lector el hueco a su gusto: ácido, dulce, salado o soso). El Adolfo de Ocaña es Adolfo Punsola (1954), natural de Cabezón de la Sal, municipio del oeste (western) de Santander, hoy Cantabria, más Norte imposible de España. Estudiante entonces del arte y su historia en una universidad de Barcelona, un joven de 24 años que acabaría haciendo moda con Antonio Miró, poniendo en cada trazo de lápiz, en cada prenda de punto, mucho cine, mucha pintura, mucha novela, algo de poesía.
Ocaña y Punsola, dos españoles (Sur y Norte) en la Barcelona de la Transición. Uno con apellido (nombre) de lugar santanderino de geografía conquistada por el Imperio; el otro natural y residente en un lugar santanderino del ya desaparecido Imperio. Los dos, sin embargo, dejaron prendida en alguna rama del camino su primer apellido, apellido racial y radicalmente español, apellido que quizá era una incómoda, plebeya y “mosquetera” flor de lis en la Barcelona que transitaba entonces, piano piano, no hacia el status imperial (de momento), pero sí hacia el de Nación, ¡pues no faltaba más! El uno era Pérez, el otro era Fernández. (Pérez) Ocaña y (Férnandez) Punsola. José y Adolfo.
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CINE (enero 2010): James Cameron: Avatar (2009)
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Más de Stieg Larsson:
-Millenium 1. Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)
-Millennium 2. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008)
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, creación, historia, artes, música y libros) como cronológicamente.