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viernes, 15 de enero de 2010
Between the devil and the deep blue sea, por George Harrison, canción de ¿Qué fue de los Morgan?
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[8506] Comentarios[0]
La canción es maravillosa, y la versión también. George Harrison canta admirablemente el tema, dándole las modulaciones justas para que resulte rabiosamente actual y a la vez algo kitch y entrañable. Les dejo con la canción. Les dejo con dos minutos y medio de felicidad concentrada, y hallada casualmente, como un tesoro imprescindible, viendo una mala película de “amor y lujo”


 

Juan Antonio González Fuentes

Mi madre las llama películas de “amor y lujo”, y son con diferencia sus favoritas. A mí siempre me ha hecho mucha gracia la definición, pues es suficientemente expresiva y precisa, por un lado, y suficientemente vaga por otro. Quizá sería más exacto hablar de “Comedias románticas” para referirnos a un género cinematográfico muy norteamericano, en el que se nos cuenta, desde un punto de vista humorístico o al menos desenfadado, el ir y venir de un amor naciente rodeado de más o menos impedimentos en un ambiente en el que el trabajo y la economía son lo de menos. Como puede uno imaginarse el final, prácticamente siempre es feliz, es decir, la historia acaba con la pareja entregada dichosamente al amor, no se sabe por cuanto tiempo; pero claro, esa sí que es otra historia, o mejor dicho, otra película.

Desde siempre a mí también me gustan este tipo de películas. Lo paso bien viéndolas, me entretienen, y por regla general, sin ser nada del otro mundo, sí tienen buena factura y los actores (la pareja y los terceros en discordia) suelen estar correctos en sus papeles de guapos y guapas empeñados en la guerra del amor. Incluso el género, o subgénero según se mire, ha dado a lo largo del tiempo muchas películas inolvidables, y actores como Cary Grant, Irene Dunne, Rock Hudson, Gregory Peck o Gary Cooper..., brillaron especialmente en ellas. Mi propensión a ver con buenos ojos este tipo de películas yo creo que nació cuando siendo un niño me enganché a un ciclo que en TVE dieron con todas los musicales protagonizados por Fred Astaire y Ginger Rodgers. Sí, yo debía ser bastante rarito ya de niño; reconozco que no es muy propio que un niño de 11 ó 12 años se muriese por ver esas ya vetustas películas en blanco y negro. Recuerdo que la última película del ciclo no pude verla porque la vieja televisión de casa se estropeo por una tormenta (entonces pasaban esas cosas), y me metí en la cama llorando amargamente por la desilusión.

Luego, pasados los años, he descubierto que comparto la “extraña querencia” con tipos como Woody Allen, y además, cuando me he comprado los dvd a los que me refiero, y he revisado las películas (Ritmo loco, Sombrero de Copa, En alas de la danza...) me he reafirmado por completo en mis gustos, pues he confirmado que son películas casi siempre maravillosas, con más “picante” del que pudiera parecer, y que en no pocos casos ofrecen algunas secuencias sencillamente geniales.

La cosa es que mi predisposición a ver en el cine “películas románticas” siempre ha sido además un punto a mi favor en mi relación con las mujeres. A la hora de ir al cine, a mí nunca me ha importado ir a ver las películas que todo “macho” se negaría a ver casi por principio, lo que, insisto en ello, me ha otorgado siempre dos o más puntos a mi favor.

También es cierto que nunca he ido al cine yo solo a ver una película de este tipo, y siempre ha acudido acompañado (o acompañando) a alguna dama. El cine, además, se ha convertido en una forma de ocio bastante cara, y ahora, cuando voy/vamos al cine, procuro/amos ir a ver películas con referencias y pedigré, rehusando pagar unos cuantos euros para meternos en una sala a ver qué ocurre.

No, este tipo de comedias, y sobre todo las películas que el locutor Carlos Herrera define como “guakas”, es decir, aquellas en las que hay zombies, en las que se disparan más tiros que en la II Guerra Mundial, o en las que se han estampando más coches que en un concesionario o se han empleado libros de sangre como para llenar decenas de piscinas olímpicas...; este tipo de películas, lo aclaro ahora, las veo siempre en casa (y a solas) bajándolas imagino que ilegalmente de internet. Lo confieso, ya pueden esposarme.

Ayer, sin ir más lejos, después de un día complicado de trabajo, llegué a casa, saqué a Miller a pasear, cené, hice abdominales y unas tandas de flexiones, leí alguna página de la biografía de Stefan Zweig que tengo pendiente, y después me puse a ver en el ordenador la última comedieta protagonizada por Hugh Grant, ¿Qué fue de los Morgan? Sí, la película es del todo desechable, un producto más para consumir (engullir) y luego olvidar, aunque tiene un par de situaciones divertidas y el mismo argumento, en la edad de oro de la comedia hollywoodiense, con otro Grant como protagonista (Cary) y una verdadera actriz enfangada en el asunto (lo de Sara Jessica Parker es de juzgado de guardia!!!), hubiera dado muchísimo más de sí. Con todo la película se deja ver y en algún momento incluso hace que en tu boca se dibuje una sonrisa.



George Harrison: "Between the Devil and the Deep Blue Sea" (vídeo colgado en YouTube por mouloudjistef)

La cuestión es que una de las secuencias más insulsas de la cinta, cuando la pareja practica footing por el campo, está “ilustrada” por una canción que enseguida llamó poderosamente mi atención. La canción me sonaba mucho, pero no sabía ubicarla ni en el tiempo ni en el espacio, y desde luego la versión que estaba escuchando era la primera que vez que la oía. La voz a todas luces era la del ex beatle George Harrison, pero el tema en sí me sonaba mucho más antiguo y ubicado en un género musical poco relacionado, en principio, con Harrison, el jazz. Eché para atrás la película y volví a escuchar la canción. Me levanté de la cama, consulté mi colección de discos de jazz, hice algunas indagaciones más y sí, en efecto, no estaba equivocado. Lo que sonaba durante esos segundos insulsos de ¿Qué fue de los Morgan?, era Between the devil and the deep blue sea, una vieja canción popular norteamericana de 1932, compuesta la música por Harold Arlen y la letra por Ted Koehler, que grabó por vez primera Cab Calloway, y que hizo muy famosa en 1940 la maravillosa cantante Lee Willey. Desde entonces, Between the devil and the deep blue sea se convirtió en lo que los americanos llaman un standard, es decir, un clásico que es versionado mil y una veces y de mil y una maneras distintas. A partir de los años 1940 el tema empezó a ser versionado por los grandes del jazz y, sobre todo, por cantantes melódicos y de jazz profesionales del saber decir y del matiz: Frank Sinatra, Ella Fitzgerald o Annie Rose entre ellos.

En mi discoteca tengo varias versiones, pero sin duda hasta ayer mis favoritas eran la de Lee Willey y la de Annie Rose acompañada por el saxo de Gerry Mulligan. Dos versiones que podría estar escuchando una eternidad. Pero si ya estaba claro que la canción incluida en la banda sonora de ¿Qué fue de los Morgan? era este clásico standard de 1932, ¿la versión que se escucha es una cantada por George Harrison? La solución enseguida me la proporcionó mi breve búsqueda documental por la red. Sí, no estaba equivocado. Aún puedo reconocer la que fue una de las voces elementales de mi adolescencia con sólo oírla unos segundos. La voz de George Harrison, quien versionó maravillosamente Between the devil and the deep blue sea en el que fue su último álbum de estudio antes de morir: Brainwashed (2002).

La canción es maravillosa, y la versión también. George Harrison canta admirablemente el tema, dándole las modulaciones justas para que resulte rabiosamente actual y a la vez algo kitch y entrañable. Les dejo con la canción. Les dejo con dos minutos y medio de felicidad concentrada, y hallada casualmente, como un tesoro imprescindible, viendo una mala película de “amor y lujo”. 



George Harrison: otra versión de "Between the Devil and the Deep Blue Sea" (vídeo colgado en YouTube por chuck2752)

***

Últimas colaboraciones (ENERO 2010) de Juan Antonio González Fuentes en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Alex Ross: El ruido eterno. Escuchar al siglo XX a través de su música (Seix Barral, 2009)

CINE:  James Cameron: Avatar (2009)

LIBRO (diciembre): Gerald Martin: Gabriel García Márquez. Una vida (Debate, 2009)

-LIBRO (noviembre): Miklós Bánffy: Los días contados (Libros del Asteroide, 2009)

-CINE (noviembre): Woody Allen: Si la cosa funciona (2009)

-LIBRO (octubre): Luis García Jambrina: El manuscrito de piedra (Alfagaura, 2008)

-CREACIÓN (octubre): La lengua ciega (DVD, 2009)

-CINE (octubre): Isabel Coixet: Mapa de los sonidos de Tokio (2009)

-LIBRO (septiembre):  P.D. James: Muerte en la clínica privada (Ediciones B, 2009)

-LIBRO (julio): Stieg Larsson: Millennium 3. La reina en el palacio de las corrientes de aire (Destino, 2009)

-PELÍCULA (julio)Niels Arden Oplev: Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009)

Más de Stieg Larsson:

-Millenium 1. Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)

-Millennium 2. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008)


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.


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