¿Por qué ha escogido la crónica rosa o del corazón como tema principal de su novela?
Siempre que zapeo y me detengo en determinados programas del corazón medito profundamente sobre la falta de ética de algunos periodistas y directores de espacios. No comprendo por qué el Gobierno no pone freno a determinados programas del corazón, donde a diario salen personajillos para decir, sin escrúpulo alguno, un puñado de mentiras sobre famosos. Compadezco que unos profesionales se partan la cara trabajando honradamente y sólo se hable de ellos para dar a conocer rumores nauseabundos e infundados sobre sus vidas privadas.
Crónica Rosa ha ganado el primer certamen de humor que organiza Arteaula. ¿Considera el género de humor en crisis?
No me cabe duda de ello. Como estoy convencido de que el lector siempre demandará el humor y la diversión, sea cual sea el medio que escoja, no tengo más remedio que pensar que la razón de esta crisis es la falta de imaginación de los escritores actuales, a quienes les resulta más fácil escribir libros históricos o dramáticos, casi todos con una buena documentación como base, que no es otra cosa que un sustituto cómodo de la imaginación.
¿Cómo surgió la idea de escribir Crónica Rosa?
Precisamente por la falta de novelas de humor hoy en día. Yo siempre he sido un lector ávido de este género. Un día, harto de no encontrar una buena novela que me provocara la hilaridad, me propuse escribir mi novela ideal desde el punto de vista del lector. Fue un reto ambicioso, pero al final, y con gran esfuerzo, lo he conseguido.
Aparte de cierta prensa del corazón la toma usted en su novela con los médicos y los políticos
Me quejo de que ciertos médicos se creen dioses que se permiten saberlo todo sobre los males que afectan a las personas. Esta prepotencia e ignorancia la he sufrido en mi infancia por un lamentable error de diagnóstico que me costó tres años sin bañarme en la piscina, y con mi madre, a la que los médicos dieron unos días de vida tras una rotura de aneurisma, sin posibilidad de milagro alguno (sic), y vivió durante cuatro años más. En cuanto a los políticos, creo que sobran las palabras. Todo el mundo sabe del pie de que cojean, con las consabidas excepciones, claro está.
En su biografía admite ser un apasionado de los guiones. ¿Cómo se considera más, guionista o escritor de narrativa?
Mi vocación real es la de guionista. Desde niño siempre he pensado como tal mientras veía películas y sketch. Sin embargo, considero mucho más meritorio escribir una novela, en la que se usan más recursos literarios. Para mí lo ideal es escribir una novela y acto seguido adaptarla a un guión. No hay mejor adaptador que el propio autor.
¿Para cuando su segundo libro? ¿Será también de humor?
Lo tengo esbozado en mi mente. Cuando advierta que Crónica Rosa no necesita de mi atención para su promoción y me entre el "gusanillo" empezaré con la siguiente, que por supuesto será también de humor. No concibo escribir sin divertirme a la vez.
Es curioso que no describa al protagonista y sí al resto de personajes
No me lo propuse. Salió espontáneamente. Me gustó la idea de que cada lector lo imagine a su manera.
¿Cómo es Flippo Ventura, su protagonista?
Flippo es un personaje mediocre, que sufre con su mujer y su suegra. De repente ve que puede saborear distintas facetas del Poder y lo hace de forma vehemente y desmedida. No he pretendido construir un personaje conciliador con la mayoría de los lectores o "políticamente correcto", sino alguien que muestra sus grandezas, miserias, genialidades y mediocridades y pasa por la historia que se narra como un ser atormentado por la lucha entre las dualidades que conviven en todo ser humano.
¿Cómo consigue que la novela se lea tan fácil y que tenga un ritmo tan trepidante de principio a fin?
Mi padre ha sido un buen maestro, el mejor que podría haber tenido en esto de la literatura. No dejaba de insistir sobre la importancia del principio de la economía del lenguaje, que ha influido mucho en mi estilo, pues lo ha dotado de claridad y limpieza. Si a ello le añadimos que la novela es casi toda dialogada, da como resultado una lectura amena y ágil.
¿Cuál ha sido su objetivo principal al escribir Crónica Rosa?
El objetivo primordial ha sido hacer reír, divertir. Veremos qué opinan los lectores de mi sentido del humor.
¿Cuál es la crítica principal que haces de los programas llamados basura?
Que cualquier persona pueda soltar por su boca y ante millones de telespectadores lo que le venga en gana y contra el famoso que le apetezca, sin que nadie se moleste en contrastar la información antes de que el tipo o tipa salga al plató.
¿Le ha costado trabajo que le publiquen?
Ha sido bastante penoso y decepcionante. Pero he tenido un tesón desmedido y la suerte de encontrar una editorial independiente y honesta, de las que ya no quedan, que ha leído mi novela y le ha gustado. Ya el hecho de que lean un manuscrito es todo un logro. En parte lo entiendo, ya que me consta de que les llegan montañas de manuscritos a diario y es imposible leerlos todos.
Cuando empezaste a escribir, ¿tenías en la mente modelos literarios de autores a los que querías imitar?
He tomado a dos. Uno es Juan Manuel de Prada. Su libro Las máscaras del héroe está magistralmente escrito y te ríes a menudo. Pero mi verdadero maestro ha sido Cervantes con su Quijote. Y con esto no quiero parecer pretencioso. Sencillamente lo leí dos veces antes de empezar mi novela. Cuando se lee el Quijote contemplando la lengua castellana, su gramática, sintaxis, vocabulario, etc, es una novela apasionante. Salvando las distancias cósmicas, el Quijote es un libro que tiene en común con Crónica Rosa algunos elementos: es una novela de humor, muy dialogada y usa, en contra de lo que pueda parecer, la economía del lenguaje de forma magistral, milagrosa.
La mayoría de los escritores buscan la máxima audiencia. ¿Pensabas en un lector hipotético mientras escribías tu primer libro? ¿O sólo pensabas en lectores en general? ¿Cómo es tu lector ideal?
Rotundamente el lector ideal soy yo mismo. He escrito la novela que siempre he querido tener en mis manos.
Finalmente ¿qué consejos darías al lector-escritor novel con ganas de contar sus propias historias?
Un consejo asaz simple: pueden impedirte ser un autor publicado, pero nadie puede reprimirte ser un escritor, o incluso ser mejor escritor cada día.
Entrevista a Jorge Duarte en Canal Sur Radio