No es ésta la
primera vez que la editorial gijonesa
especializada en cultura nipona se acerca al
mundo fantástico del país del sol naciente. El Japón fantasmal, de Lafcadio Hearn, o
El mundo fantástico de la literatura
japonesa, de Cora Requena Hidalgo, habían puesto a los lectores sobre la
pista de algunas de las criaturas “del más allá” más importantes del folclore
tradicional japonés. Satori completa ahora su catálogo con un volumen centrado
exclusivamente en los yokai, unos dioses “caídos en desgracia” que han perdido
su primacía y que, adoptando diversas formas de animales, de humanos o incluso de objetos, aparecen en “este
mundo” con intenciones buenas, malévolas o, simplemente,
lúdicas.
La tipología de
estos seres es amplia y va desde la personificación de animales (por ejemplo, el
kitsune o zorro, o la nezumi o rata) y de humanos (la
yamanba o vieja de la
montaña, o la yukionna o mujer de nieve)
hasta formas más fantásticas como el ushioni o buey-diablo, el nopperabō o cara plana, o el
kappa. Algunos yokai son similares a otros
seres de la cultura occidental como la sirena o la quimera, aunque con rasgos
identificativos distintos. Otros tienen un componente humorístico como el perro
mapache o tanuki, y algunos se
caracterizan por su maldad o por sus poderes mágicos como el tengu o duende. Algunos, como el makuragaeshi o vuelcalmohadas, tan sólo
quieren divertirse con sus travesuras.
En este sentido,
los yokai despiertan, de alguna manera, temor y, a la vez, ternura y simpatía.
Más que monstruos y fantasmas como los entendemos en Occidente, son seres a medio camino entre su mundo y el
nuestro, dotados de rasgos que les confieren de una extraña humanidad.
Aparecen “donde los mundos en los que se
divide la realidad se conectan, o sea, en lugares que hacen de límite entre la
sociedad humana y la sociedad de los dioses”, fronteras o caminos en los que
se materializan en espacios como puentes o encrucijadas, aunque también pueden
instalarse en las casas o en los objetos de uso cotidiano que han llegado a
cumplir cien años.
Yokai, monstruos y fantasmas en Japón no
es ni un ensayo ni un diccionario de yokai. Se trata más bien de una amena
aproximación a su mundo que el joven historiador Andrés Pérez Riobó divide en tres partes. La primera es una acertada
y necesaria introducción en la que
explica al lector su origen y significado, a la que le sigue el núcleo principal
del libro, un inventario alfabético de
33 de los yokai más conocidos, divertidos o interesantes, y unos apéndices en los que se incluyen otras
tipologías de yokai por regiones y un acercamiento a otras criaturas como los yūrei, los oni y los tsukumogami (yokai de objetos
domésticos). Cierra el volumen un epílogo de la ilustradora japonesa Chiyo
Chida, en el que contextualiza la presencia e importancia de los yokai en la
vida cotidiana de los japoneses.
Uno de los
principales aciertos del volumen es el tono cercano y ameno de Andrés Pérez Riobó quien, manejando una
enorme cantidad de información, es capaz de transmitir con su estilo desenfadado
las leyendas y curiosidades de cada uno de los yokai. Le acompañan las
ilustraciones de Chiyo Chida, cuyos
dibujos de inspiración naif sirven de
contrapunto a las representaciones tradicionales que encabezan cada una de los
capítulos.
A aquellos que
hayan tenido algún contacto con el anime, el manga o la cultura popular
japonesa, muchos de los yokai les resultarán familiares. Si no es el caso,
seguro que se sorprenderán al descubrir la gran variedad de yokai y seres
sobrenaturales que pueblan las tradiciones populares de Japón, cuando en España
sólo el folclore de origen celta puede compararse en variedad y riqueza al
asiático.
Y no se trata de
cuentos y leyendas transmitidas oralmente a lo largo de los siglos que poco a
poco han quedado relegados a meras curiosidades en la cultura nipona. Nada más
lejos de la realidad. Como indica Chiyo Chida en el epílogo, los yokai siempre han estado presentes
entre los japoneses e, incluso, se ha producido un resurgimiento del interés por ellos de
tal forma que en la vida moderna podemos encontrar numerosos ejemplos en objetos
cotidianos como un billete de
autobús o una señalización.
La
lectura de Yokai, monstruos y fantasmas en Japón nos transporta a ese Japón de
las tradiciones que aún están enraizadas en la cultura actual de manera natural
y orgánica, permitiendo conocer un poco más el mundo de penumbra de los yokai
mientras se disfruta de sus leyendas y de sus representaciones visuales. Un
libro en el que el tópico literario de educar deleitando horaciano está presente
en todas sus páginas. Y vaya si lo hace. Tremendamente
recomendable.