El libro de las horas contadas reúne veintitrés relatos acompañados
por pequeñas minificciones, que comparten como nexo de unión la reiteración de
personajes y motivos. No estamos, por tanto, ante una recopilación de
narraciones con unos temas más o menos comunes, sino ante lo que
Ana
Rodríguez Fisher llama un “
mosaico de historias yuxtapuestas” que
adquieren personalidad conjunta a través de una red de simetrías y círculos
envolventes.
Pese a la singularidad de cada relato, podemos localizar
una
trama genérica que
aglutina las narraciones en un todo más
complejo: el propio
libro de las horas contadas. Esa trama nos
presenta a Pedro, un escritor enfermo que espera una crucial intervención
quirúrgica en su casa de verano, junto a su mujer, Mónica. Les acompaña,
intermitentemente, Fran, un amigo de la juventud. Durante esa espera Pedro
decide llenar las horas vacías con historias, vertebrado así una realidad (la
enfermedad, la espera) que se llena de ficciones para dotarle un sentido.
Observando esta trama entendemos, como señaló el propio Merino en una
entrevista
en RNE, la
calculada y deliberada ambigüedad del título (horas
contadas hace referencia tanto a la próxima intervención quirúrgica del
protagonista que puede tener un final incierto para él como a las horas que se
cuentan hasta que eso suceda).
Algunos
han visto, más que un conjunto de relatos, una novela compuesta por
relatos. Algo muy comprensible si atendemos a la
propia
consideración del autor de su obra como “cuentos escritos por un
novelista y una novela escrita por un cuentista”. No obstante,
El libro de
las horas contadas hila su discurso a través de la continuidad de personajes
y situaciones que el lector reconoce como ya sugeridas, si bien cada relato toma
fuerza por sí solo y genera sus propias significaciones más allá del paisaje
común.
Y, ¿qué nos cuenta
El libro de las horas contadas? José
María Merino juega con algunos de sus temas más queridos (
la frontera entre
la vigilia y el sueño, la doble identidad, la memoria y los recuerdos, los seres
y animales fantásticos) y, fundamentalmente, con el
juego entre realidad
y fantasía. Como ya exploró en otros conjuntos de relatos como
Cuentos
del libro de la noche,
Cuentos de los días raros o
Cuentos del
Barrio del Refugio, Merino enfrenta dos espejos (realidad y fantasía)
jugando a desvanecer las fronteras entre ambos y dando como resultado
“artefactos” ficcionales de enorme precisión y con su propia “carga de
profundidad” adherida a la superficie del texto. Y todo impregnado por ese gusto
tan
meriniano por la fabulación.
Esta fabulación vertebra una
historia compuesta por muchas historias, enlazadas por un costumbrismo que
dialoga con la ciencia ficción y se imbrica en
lo extraño. Y sin que
falte el personal sentido del humor del propio Merino.
José María Merino y la ficción Con
El libro de las
horas contadas el
escritor y académico
vuelve a ofrecernos una nueva
reflexión sobre el mundo de la ficción y la
realidad. Se trata de un tema que caracteriza gran parte de la producción
literaria del coruñés y que le permite reflexionar sobre la relación del
escritor con sus obras y sobre la ficción con la realidad. Dos polos que no son
opuestos sino complementarios ya que, para Merino, “
la realidad está
construida, para bien o para mal, desde la ficción”, siendo lo que nos ayuda
a entender el mundo y, en definitiva, nuestros sueños. Esa ficción, además,
permite al escritor no solo ordenar el mundo que le rodea, sino también
“ordenarse” y entenderse a sí mismo o, al menos, su percepción de esa realidad.
Como el propio escritor señaló en su
discurso
de entrada en la RAE, “
la ficción vino a ser la primera herramienta,
el recurso inicial de la mente de los seres de nuestra especie para intentar
entender y dar alguna forma, cierto orden inteligible, al mundo adverso, huraño,
opaco, inescrutable, en el que se encontraban, y a su propia existencia.”
Ese mundo que se planteaba (y sigue planteándose) se interpreta y (re)conoce
gracias a la
literatura, que tiene como una de sus funciones el
profundizar en lo inusual, en lo misterioso y menos evidente de la
realidad. Y la forma que tiene de profundizar es mediante la
perspectiva
fantástica. “
La impregnación fantástica es una cuestión de límites entre
el concepto de lo posible y de lo imposible (…) entre los factores que
determinan la quiebra y modificación de esos límites están el sueño y la mirada
del autor“.
En este sentido, para José Mará Merino la
memoria y
los sueños son procedimientos naturales para viajar en el tiempo, habiendo
sido perfeccionados por la literatura. Pero ni la memoria ni los sueños son
seguros, porque la propia realidad es ambigua.
Leído todo esto, no
espere encontrarse el lector un tomo “ensayístico” en el que se reflexione de
modo académico sobre la literatura y ficción. José María Merino es, ante todo,
un fabulador, y como buen cuentista sabe ofrecer a su audiencia relatos
perfectamente urdidos, que atrapan desde la primera línea. Desde los magnéticos
microrrelatos que salpican el volumen hasta las narraciones que nos van
ofreciendo pequeñas ventanas a fragmentos de la realidad de los tres personajes
protagonistas.
El libro de las horas contadas es un libro bello y
complejo, de los que
da gusto leer, en el que el lector puede elegir
entre quedarse en la superficie u observar entre el juego de espejos entre
realidad y ficción. Pura narración con “sorpresas” para paladares ansiosos de
buena literatura.