Lo que sí se pide a los españoles es que se pongan las pilas y actúen en
tres grandes frentes: ecología, democracia y justicia social. Al hilo de estas
peticiones los autores relacionan, como en el pasado mayo hizo la revista
Time, a España con el sur del Mediterráneo.
Tras este primer
exhorto dedicado al público español, los editores han colocado una biografía de
Hessel. De manera abreviada viene a decir lo mismo que en
¡Indignaos!. El
tono panegírico es también el mismo.
Solventadas estas primeras páginas,
los autores desgranan en nueve pequeños apartados su catecismo de salvación
mundial. Para cerrar y justificar el precio se añade como apéndice la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dicho texto, como es bien sabido,
se puede encontrar
en la
Web.
Al entrar en el diálogo que conforma
¡Comprometeos!, el lector advierte el desequilibrio entre un berlinés de
1917 cargado de vida y un chico francés de provincias. Lo suyo habría sido que
la conversación que conforma este volumen se hubiera entablado con un igual,
como por ejemplo con su admirado Edgar
Morin
Al entrar en el diálogo que conforma
¡Comprometeos!, el lector advierte el desequilibrio entre un berlinés de
1917 cargado de vida y un chico francés de provincias cuyo gran mérito es ser
“cofundador de Indibio”, Instituto por la Diversidad Biológica. Como leemos en
la solapa del libro: “Ha publicado
Le Tour de France du développement
durable, y participa activamente en redes y proyectos que agrupan a los
jóvenes en torno a la ecología y el desarrollo sostenible”. Así las cosas, la
comunicación es desde arriba hacia abajo y, claro, eso descompensa
constantemente el texto. Lo suyo habría sido que la conversación que conforma
este volumen se hubiera entablado con un igual, como por ejemplo con su admirado
Edgar
Morin.
La principal preocupación de Hessel en este volumen
son las
pautas de
desarrollo de los países industrializados y en vías de
desarrollo. En su opinión es urgente e indispensable romper la lógica
“productivista”
basada en el
“cada vez más”. La ecología vista y pensada por los Daniel
Cohn-Bendit, Eva Joly o Nicolas Hulot (Europa Ecología) es la versión más
próxima a Hessel.
Hessel ve amenazado el mundo por un desarrollo
desbocado a causa de las desregulaciones, en todos los órdenes, derivadas del
gran auge del neoliberalismo financiero. Sin embargo, confía en la capacidad de
los
organismos
internacionales para poner orden y salvar el mundo. En su
opinión, es urgente la creación de un Consejo de Seguridad Económica y Social,
que agruparía a los veinte o treinta estados más potentes
por su multiculturalismo y por su
autoridad moral para actuar y regular las “instancias
económicas, comerciales, de trabajo, de la salud… De ese modo el sistema de las
Naciones Unidas tendría una cabeza”.
Con poco más llegamos al final de
un libro destinado a
mover a los
jóvenes de los países desarrollados a dejar su apatía y a
encaminarse en dirección a un mundo mejor y más justo. Un mundo cuajado de las
resonancias de ese
socialismo
ecológico que tanto gusta a Hessel.
¡Comprometeos! hace casi
indispensable la lectura de ¡Indignaos!. Es una segunda parte surgida al
hilo del éxito del primero y primera derivada del gigantesco movimiento social
de protesta que se ha levantado en tantos
países
¡Comprometeos! hace casi
indispensable la lectura de
¡Indignaos!. Es una segunda parte surgida al
hilo del éxito del primero y primera derivada del gigantesco movimiento social
de protesta que se ha levantado en tantos países, como ha ocurrido en España con
el 15-M. De ahí que convenga recordar que
¡Indignaos!, en traducción de
Telmo Moreno Lanaspa, apareció en el sello barcelonés Destino en los primeros
meses de 2011. Con sus sesenta páginas, más que un texto
¡Indignaos! es
el gesto rebelde y valiente de un ciudadano francés harto de la situación
actual.
La primera edición francesa de
¡Indignaos! aparece en
octubre de 2010 de la mano de Indigène, una pequeña editorial cuya oficina
estaba en un ático de Montpellier. Con ganas de no arriesgar mucho, los editores
sacan a las librerías 6.000 ejemplares al precio de tres euros, y lo que parecía
un panfleto de treinta páginas destinado al
consumo de la
izquierda francesa se transforma en el sueño de todo
editor independiente. A principios de 2011 las ventas rozaban el millón de
ejemplares. Añádanse las traducciones al inglés, italiano y español –que
nosotros sepamos- y se tendrá la dimensión del pelotazo.
En el éxito de
todo libro cuenta la figura del autor, y en este caso todavía más porque Hessel
ha tenido la fortuna, como reconoce en
¡Comprometeos!, de tener una vida
apasionante, reflejada, en parte, en su autobiografía,
Danse avec le siècle,
editada por Seuil en 1997. Nacido en Berlín en 1917 en el seno de una
familia de origen judío polaco integrada en la gran burguesía alemana, Hessel
emigra en 1925 a París con su familia y en 1937 toma la nacionalidad francesa.
La
novela
Jules et Jim y la posterior película de François
Truffaut del mismo título están inspiradas en los padres
de Hessel.
Proclamado héroe de la Resistencia y del espionaje francés en
la Segunda Guerra Mundial, Hessel sufre los campos de concentración alemanes
pero se desmilitariza y reintegra a la paz como diplomático para acabar su
carrera como embajador al servicio de Francia. Miembro del Partido Socialista
francés desde 1986, su vida parece pavimentada sobre la base de una constante
defensa de los derechos humanos.
Tanto en ¡Indignaos! como en
¡Comprometeos!, Hessel comienza por situar al lector en sus años de lucha
en la Segunda Guerra Mundial. Algo que ese lector tiene que admitir sin más
porque cada vez es más evidente que en la Resistencia hubo sus más y sus
menos
Ensayista y poeta, Hessel ha tenido el
gran acierto de cristalizar en sus dos últimos libros la exasperación de muchos
franceses –y de tantos otros- ante una situación política degradada y un
sistema
financiero injusto y egoísta.
Tanto en
¡Indignaos! como en
¡Comprometeos!, Hessel comienza por situar al
lector en sus años de lucha en la Segunda Guerra Mundial. Algo que ese lector
tiene que admitir sin más porque cada vez es más evidente que en la Resistencia
hubo sus más y sus menos. Tras las atrocidades de la guerra se crea el Consejo
Nacional de la Resistencia. Su objetivo es reconstruir Francia sobre principios
y valores de solidaridad e igualdad. Se crea una Seguridad Social cuyo fin es
garantizar a todos los ciudadanos una subsistencia digna. Se nacionalizan las
fuentes de energía y los grandes bancos. El interés particular se subordina al
interés general.
Desde ese marco de referencia, Hessel toma fuerzas y se
traslada a la actualidad para destacar sus reclamaciones. En primer lugar, “una
verdadera democracia necesita una prensa independiente” . Algo que “a día de hoy
está en peligro”. En segundo término, Hessel pide una vuelta a los ideales de la
escuela republicana, ideales que hoy estarían puestos al servicio de una
sociedad del dinero.
De inmediato, Hessel advierte al lector del
excesivo papel del dinero en la sociedad actual. Combatido en su día el poder
del dinero por la Resistencia, recuerda, hoy se ha vuelto insolente, excesivo y
egoísta. “Los bancos, privatizados, se preocupan en primer lugar de sus
dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés
general”.
Un prólogo de José Luis Sampedro
metido con calzador para alargar y un postfacio del editor completan el volumen
¡Indignaos! que, aunque pensado inicialmente para el lector francés,
incita a no dejarse llevar por la
indiferencia
Sentados estos principios,
Hessel requiere la reconsideración imperativa de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de 1948 y su aplicación a
inmigrantes,
sin papeles y gitanos. Es aquí, transcurrida ya la primera
parte del libro, cuando Hessel reclama indignación a todos pero especialmente a
los jóvenes, a los que recuerda que la Resistencia se basó en la indignación
ante el totalitarismo nazi.
Para marcar el camino a los jóvenes, muestra
sus motivos de indignación. Ante todo, le indigna la situación de Palestina,
Gaza y Cisjordania. En su opinión, “que los propios judíos puedan perpetrar
crímenes de guerra es insoportable”. Indignado por la violencia israelí, Hessel
cierra su texto con una exhortación a la no violencia y a la conciliación de las
distintas culturas.
Un prólogo de José Luis Sampedro metido con calzador
para alargar y un postfacio del editor completan un volumen que, aunque pensado
inicialmente para el lector francés, incita a no dejarse llevar por la
indiferencia ante una realidad política y económica que en todo el mundo se
vuelve cada vez más agresiva e injusta.
Dos “libritos”, dos panfletos,
dos textos oportunistas, dos gritos que reclaman justicia. En todo caso, dos
libros que hoy se hace necesario leer para entender mejor la realidad social del
siglo XXI.