NOTA DEL AUTOR A LA SEGUNDA EDICIÓN Numerosos
críticos
y académicos han coincidido en distinguir dos etapas en mi obra poética
publicada desde 1975, fecha en que vio la primera luz con
Antítesis
Primaria, en la colección Adonais. El primero de tales ciclos habría
consistido en una evidente, necesaria iniciación al pensamiento poético y su
escritura en verso, alimentada en la busca desesperada de voces repercutidas por
distintos ecos, desde los americanos hasta los vanguardistas europeos, los
últimos destellos del romanticismo, y todo aquello que la
ausencia de
los pocos maestros que la tragedia de los años de fuego y
la larga noche de represión posterior, nos permitió leer clandestinamente a los
nacidos entre sus cenizas.
Otra supuesta etapa de madurez, algo
inalcanzable en este menester según creo, aparecería tras la publicación de
Aproximática,
Adagio Desolato y
Edipo en Chelsea, con
El
corazón del Glaciar y la Trilogía contenida en
El
Incendiario, para continuar su desarrollo en el libro que
sostiene ahora el lector en las manos disponiéndose a su lectura —en una segunda
oportunidad concedida por
La Lucerna, cuya generosidad se
engrandece en estos tiempos de crisis—, y posteriormente en las colecciones de
poemas tituladas
La Voz de Los Poetas,
Babel bajo la Luna,
Instrucciones
para amanecer y
Razón del
Mirlo, este último publicado en 2009.
Conocimiento
de la Llama (
ver PDF de la obra
completa) se inspira todavía en ciertos chispazos de la
etapa anterior, y prepara la escritura de los posteriores, sometiéndolos a una
reflexión fruto de la honda lectura ejecutada sobre los maestros de la gran
tradición filosófica y literaria, sin límites ideológicos ni fronteras
idiomáticas, con la ambición de alcanzar a través del encuentro entre culturas,
el conocimiento preciso que la supuesta
madurez
poética debería proporcionar a un poeta. Actividad siempre
en línea con lo expresado por
María
Zambrano
en su temprano libro
Filosofía y Poesía: "El filósofo busca, el poeta
encuentra".
Al igual que el filósofo, el poeta ha buscado conocer el
mundo a la caza de respuestas. Pero ¿qué encuentra el poeta en la quemadura de
la llama encendida por el rayo del espíritu? No dispone del método del filósofo
y en lugar de certezas ordenadas al fundamento de normas y leyes, él halla
balbuceos, sinrazones que van a dar en la conmovedora
razón
poética nacida en un conocimiento que surge a trasluz de la
emoción y al que se añade un sabio uso del atanor en que la palabra se destila
como principio creador. El poeta devolverá siempre lo que ha encontrado sin
restricción mental, pues no concibe guardar para sí el fruto de su doloroso
vagar por el universo de la angustia, enfrentado a los misterios de la vida y de
la muerte sin hallar alivio ni respuesta.
Quizás pueda consistir en una
cierta actividad mística, la práctica poética —como algunos han querido ver
aplicándole un sentido religioso—; podría ser, pero desde un vuelo ignorante de
toda promesa de felicidad que no tenga lugar sobre los altares de la tierra y
del mar, en sus acantilados, sus volcanes, sus cielos, ríos y glaciares, para
oficiar el encuentro con un incierto y humanísimo Otro, que aguardaría con los
brazos abiertos el resplandor de nuestra improbable llegada. Mística de la
incertidumbre, condenada a no hallar alivio al filo de llama
alguna.
Valga pues como posible y feliz consuelo a nuestra ignorancia,
que sin embargo nos igualará a todos en el delicado equilibrio del disfrute de
la belleza, aquello que podamos descubrir a través de los ritmos musicales en
que se unen misteriosamente los sentidos dispersos que el poeta trae y lleva con
su aliento; desde la polisemia creadora de las palabras que emplea para
conformar unos pocos versos verdaderos, hasta el zurrón con brasas que estos nos
ayudan a tener siempre dispuesto para atravesar las neblinas del
corazón.
Miguel
Veyrat
Andalucía, 28 de julio de 2010
Reseña de Conocimiento de la llama.pdf a cargo de Françoise Morcillo,
catedrática de Poesía Española de la Universidad de Orleáns (Francia) y
selección de dos poemas del mismo libro, "En
El Umbral" y "Palabra
Perdida" en el blog, A dispersa palavra, del poeta y filósofo
portugués Victor Olivira Mateus.
CONOCIMIENTO DE LA LLAMA
(Última Parte Del Libro)
Eres lumbre de mi lumbre Fray Juan de la Cruz
Poesías X. 2-50
Deo Invicto Mithrae
I
Fuego, útero ardiente
ovario frío del agua,
tierra
vaginal del sueño:
Aire, sudor de la muerte.
II
¡Hijos del Sol,
dios del fuego y la ebriedad,
lago
inflamado,
lluvia de brasas!
Agonía
que lleva al prisma
del
incendio
sobre el hielo del tiempo.
III
La mente se
arroja sin ruido
a la hoguera, catarata helada
que recorren llamas;
ondina que en su reflejo
se alimenta y se devora.
IV
Así
es la vida:
Explosiones seguidas,
juegos de luces,
vomitar
candente,
pasión
que se alumbra
y que ilumina.
***
El Artista Se Quema
De sus ojos la
luz arde,
geometría
penetra la ínsula
y nace:
Frutal tensión
en carne transmutada.
Temprana para ser,
rompió la niebla y sus
jirones
en la forma pura,
el color, la transparencia
que adivina
sólo
quien vivió una estación entera,
sobre la raya del alba.
Y
después la fuerza:
Anuncia
que tras la luz aparente
anida y vive
la maraña violeta
del sexo perseguido. Húmeda sombra,
caudal de
vida. Es lo que queda.
Estalla:
Una ánfora de carne
bajo el arco
brilla de gotas de agua
y de semillas de espino.
***
En El Umbral
Ambigua
playa, madre
de la luz, cabalgo
sobre tu dudosa espalda
y busco
la señal segura donde anclar
las claves de mi lengua.
¿Cómo
hacerlo, Aurora,
si cuando miro
tras tu espejo,
sólo el vacío se
abre
a mi deseo?
¿Si al decir sombra late lo más hondo
y feliz
de mis sentidos?
¿Si la luz desdobla el ansia fiera
de fijar la
realidad
para mejor mirarla,
y acaso saber dónde, cómo, cuándo
terminará el viaje
que desde lo claro vive mi ser
hasta la oscuridad
de tus orillas?
¡Ah, permanecer para siempre
húmedo y cálido,
en
la ficción que vivo!
***
La Señal
Atrás en la gran noche
más silencios por respuesta,
o el
helado desdén
de la razón muerta:
Nada que no llevara
una altiva
verdad
por luminaria.
Ahora que a jirones
nos llegaba
la
soñada luz incierta,
presentías que este exilio
no termina
cuando la
pasión penetra
el corazón de los signos:
Y si el grito no fue
inútil,
si los múltiples incendios
alumbrados contra el miedo
desactivaron la noche,
sabes ya que la señal
del Ser en el vacío,
cuando apunta el clamor
de los vencidos,
consiste en preguntarse
Una y otra vez
por una verdad
plural,
Hasta caer
desfallecidos.
***
Servidumbre De La Luz
Una tarde, por casualidad y leyendo viejos textos
del gay-saber, conocí el secreto del fuego: Su luz existe sólo para ser captada
por el ojo (Y en el infinito ya no brilla).
La luz quisiera
ser el alma:
Fiebre,
donde quemarse
consistiera en escapar
a
toda duda,
y vivir
en la más pura evidencia
de un amor
domado y
quieto.
Y de otro fuego vivo,
pira germinal,
apoteosis
de
los cuerpos:
Fuego gualdo, flavo,
férvido y voraz
Azote y miedo.
***
Agnis-Ignis
Introito
Aquel que combatía
al
fuego con el fuego,
al parto de la Aurora,
blanco toisón le opone.
Mi lobo libre y rojo
furiosamente luchaba
contra la espada
inflamada:
Ángel del tiempo
y portavoz de la muerte,
en la frontera
del alba.
Oratorio
Oh tú que encendieras
una hoguera
en mi desierto:
Ese fuego no es el nuestro.
La llama que purifica
es
otro fuego inventado,
de la sombra no redime
y al bien por la culpa
sustituye.
Perros míos,
desde el infierno os devuelvo
el aullido de Laocoonte.
Vísperas
El sol se esconde
tras la piel
ensangrentada
del cordero.
Aún podemos,
corazón rusiente,
áspero viento
de amor, alimentar
llamaradas
en los campos de la niebla,
Para incendiar el
vacío.
***
La Huella Del Nómada
Vive en su mente una lengua
que se apoya sobre el
viento:
De luciérnagas se nutre
y ya sabe como el fuego,
que posee
cuanto nombra.
Pero la huella del nómada
solo es un aroma, una
palabra,
acaso una canción que acude
hasta el lugar donde se inicia
la espiral del gran regreso.
Así es el viajar del hombre,
temeroso de sombras y evidencias:
Para cruzar los desiertos,
loco de
amor transtorna
la razón de las palabras.
Y sólo existe cuanto mira,
vive solamente aquello
que en él se ilumina y crea.
O voi ch’avete l’intelletti sani
mirate la dottrina che
s’asconde
sotto’l velame de li versi strani
Dante Alighieri
Inferno, Canto IX 60-63
Nota de la Redacción: La selección de poemas pertenece al
libro
Conocimiento de la Llama (La Lucerna, 2010), obra de
Miguel
Veyrat. Agradecemos al autor y al director de ediciones
La
Lucerna, José Luis Reina Segura, su publicación en
Ojos de
Papel.