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Miguel Veyrat: <i>Conocimiento de la Llama</i> (La Lucerna, 2010)

Miguel Veyrat: Conocimiento de la Llama (La Lucerna, 2010)

    AUTOR
Miguel Veyrat

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
Valencia (España), 1938

    BREVE CURRICULUM
Tras una vida entregada al periodismo activo y la literatura, Miguel Veyrat (Valencia, 1938) reside y trabaja actualmente en Andalucía donde se dedica exclusivamente a la escritura de poesía, traducción y ensayo

    OBRA
Miguel Veyrat prosigue la indagación poética iniciada en los años 90 con la publicación de El corazón del Glaciar (Málaga 1990), Elogio del Incendiario (Madrid, 1993) y Conocimiento de la Llama (Valencia, 1996), que marcaron una nueva etapa en su obra, consolidada más adelante con la publicación de La voz de los poetas (Palma, 2002), Babel bajo la Luna (Palma, 2005), Instrucciones para amanecer (Palma, 2007) y Razón del Mirlo (Sevilla, 2009)




Creación/Creación
Miguel Veyrat: Conocimiento de la Llama
Por Miguel Veyrat, lunes, 1 de noviembre de 2010
Poesía y filosofía nacen ambas del asombro del hombre ante el mundo. El filósofo emprenderá en ese instante auroral la tarea de ordenarlo racionalmente y el poeta la de conocerlo cantando. Entre Apolo y Diónisos, entre razón y deseo construye Miguel Veyrat su poética. Parte el cantor en busca de la llama que inflama el corazón del hombre y modula la voz donde se forja la razón poética, el canto imprescindible para encontrarse con "El Otro" en las fronteras del conocimiento y así abrazarlo. Para habitar poéticamente la tierra, como querría Hölderlin. Pero en libertad, sin límite alguno.

Así puede leerse en la contracubierta de la segunda edición de Conocimiento de la Llama, que firma Miguel Veyrat y acaba de sacar a la calle La Lucerna (Palma de Mallorca, 2010.)

NOTA DEL AUTOR A LA SEGUNDA EDICIÓN

Numerosos críticos y académicos han coincidido en distinguir dos etapas en mi obra poética publicada desde 1975, fecha en que vio la primera luz con Antítesis Primaria, en la colección Adonais. El primero de tales ciclos habría consistido en una evidente, necesaria iniciación al pensamiento poético y su escritura en verso, alimentada en la busca desesperada de voces repercutidas por distintos ecos, desde los americanos hasta los vanguardistas europeos, los últimos destellos del romanticismo, y todo aquello que la ausencia de los pocos maestros que la tragedia de los años de fuego y la larga noche de represión posterior, nos permitió leer clandestinamente a los nacidos entre sus cenizas.

Otra supuesta etapa de madurez, algo inalcanzable en este menester según creo, aparecería tras la publicación de Aproximática, Adagio Desolato y Edipo en Chelsea, con El corazón del Glaciar y la Trilogía contenida en El Incendiario, para continuar su desarrollo en el libro que sostiene ahora el lector en las manos disponiéndose a su lectura —en una segunda oportunidad concedida por La Lucerna, cuya generosidad se engrandece en estos tiempos de crisis—, y posteriormente en las colecciones de poemas tituladas La Voz de Los Poetas, Babel bajo la Luna, Instrucciones para amanecer y Razón del Mirlo, este último publicado en 2009.

Conocimiento de la Llama (ver PDF de la obra completa) se inspira todavía en ciertos chispazos de la etapa anterior, y prepara la escritura de los posteriores, sometiéndolos a una reflexión fruto de la honda lectura ejecutada sobre los maestros de la gran tradición filosófica y literaria, sin límites ideológicos ni fronteras idiomáticas, con la ambición de alcanzar a través del encuentro entre culturas, el conocimiento preciso que la supuesta madurez poética debería proporcionar a un poeta. Actividad siempre en línea con lo expresado por María Zambrano en su temprano libro Filosofía y Poesía: "El filósofo busca, el poeta encuentra".

Al igual que el filósofo, el poeta ha buscado conocer el mundo a la caza de respuestas. Pero ¿qué encuentra el poeta en la quemadura de la llama encendida por el rayo del espíritu? No dispone del método del filósofo y en lugar de certezas ordenadas al fundamento de normas y leyes, él halla balbuceos, sinrazones que van a dar en la conmovedora razón poética nacida en un conocimiento que surge a trasluz de la emoción y al que se añade un sabio uso del atanor en que la palabra se destila como principio creador. El poeta devolverá siempre lo que ha encontrado sin restricción mental, pues no concibe guardar para sí el fruto de su doloroso vagar por el universo de la angustia, enfrentado a los misterios de la vida y de la muerte sin hallar alivio ni respuesta.

Quizás pueda consistir en una cierta actividad mística, la práctica poética —como algunos han querido ver aplicándole un sentido religioso—; podría ser, pero desde un vuelo ignorante de toda promesa de felicidad que no tenga lugar sobre los altares de la tierra y del mar, en sus acantilados, sus volcanes, sus cielos, ríos y glaciares, para oficiar el encuentro con un incierto y humanísimo Otro, que aguardaría con los brazos abiertos el resplandor de nuestra improbable llegada. Mística de la incertidumbre, condenada a no hallar alivio al filo de llama alguna.

Valga pues como posible y feliz consuelo a nuestra ignorancia, que sin embargo nos igualará a todos en el delicado equilibrio del disfrute de la belleza, aquello que podamos descubrir a través de los ritmos musicales en que se unen misteriosamente los sentidos dispersos que el poeta trae y lleva con su aliento; desde la polisemia creadora de las palabras que emplea para conformar unos pocos versos verdaderos, hasta el zurrón con brasas que estos nos ayudan a tener siempre dispuesto para atravesar las neblinas del corazón.


Miguel Veyrat
Andalucía, 28 de julio de 2010

 

Reseña de Conocimiento de la llama.pdf a cargo de Françoise Morcillo, catedrática de Poesía Española de la Universidad de Orleáns (Francia) y selección de dos poemas del mismo libro, "En El Umbral" y "Palabra Perdida" en el blog, A dispersa palavra, del poeta y filósofo portugués Victor Olivira Mateus.



CONOCIMIENTO DE LA LLAMA
(Última Parte Del Libro)



Eres lumbre de mi lumbre Fray Juan de la Cruz
Poesías X. 2-50




Deo Invicto Mithrae



I

Fuego, útero ardiente
ovario frío del agua,
tierra vaginal del sueño:
Aire, sudor de la muerte.

II

¡Hijos del Sol,
dios del fuego y la ebriedad,
lago inflamado,
lluvia de brasas!

Agonía
que lleva al prisma
del incendio
sobre el hielo del tiempo.

III

La mente se arroja sin ruido
a la hoguera, catarata helada
que recorren llamas;
ondina que en su reflejo
se alimenta y se devora.

IV

Así es la vida:
Explosiones seguidas,
juegos de luces,
vomitar candente,
pasión
que se alumbra
y que ilumina.


***


El Artista Se Quema


De sus ojos la luz arde,
geometría
penetra la ínsula
y nace:
Frutal tensión
en carne transmutada.

Temprana para ser,
rompió la niebla y sus jirones
en la forma pura,
el color, la transparencia
que adivina sólo
quien vivió una estación entera,
sobre la raya del alba.

Y después la fuerza:
Anuncia
que tras la luz aparente
anida y vive
la maraña violeta
del sexo perseguido. Húmeda sombra,
caudal de vida. Es lo que queda.

Estalla:
Una ánfora de carne
bajo el arco
brilla de gotas de agua
y de semillas de espino.


***


En El Umbral


Ambigua playa, madre
de la luz, cabalgo
sobre tu dudosa espalda
y busco
la señal segura donde anclar
las claves de mi lengua.

¿Cómo hacerlo, Aurora,
si cuando miro
tras tu espejo,
sólo el vacío se abre
a mi deseo?

¿Si al decir sombra late lo más hondo
y feliz de mis sentidos?

¿Si la luz desdobla el ansia fiera
de fijar la realidad
para mejor mirarla,
y acaso saber dónde, cómo, cuándo
terminará el viaje
que desde lo claro vive mi ser
hasta la oscuridad de tus orillas?

¡Ah, permanecer para siempre
húmedo y cálido,
en la ficción que vivo!


***


La Señal


Atrás en la gran noche
más silencios por respuesta,
o el helado desdén
de la razón muerta:
Nada que no llevara
una altiva verdad
por luminaria.

Ahora que a jirones
nos llegaba
la soñada luz incierta,
presentías que este exilio
no termina
cuando la pasión penetra
el corazón de los signos:

Y si el grito no fue inútil,
si los múltiples incendios
alumbrados contra el miedo
desactivaron la noche,
sabes ya que la señal
del Ser en el vacío,
cuando apunta el clamor
de los vencidos,
consiste en preguntarse

Una y otra vez
por una verdad
plural,

Hasta caer desfallecidos.


***


Servidumbre De La Luz


Una tarde, por casualidad y leyendo viejos textos del gay-saber, conocí el secreto del fuego: Su luz existe sólo para ser captada por el ojo (Y en el infinito ya no brilla).


La luz quisiera
ser el alma:
Fiebre,
donde quemarse
consistiera en escapar
a toda duda,
y vivir
en la más pura evidencia
de un amor
domado y quieto.

Y de otro fuego vivo,
pira germinal,
apoteosis
de los cuerpos:
Fuego gualdo, flavo,
férvido y voraz

Azote y miedo.


***


Agnis-Ignis


Introito

Aquel que combatía
al fuego con el fuego,
al parto de la Aurora,
blanco toisón le opone.

Mi lobo libre y rojo
furiosamente luchaba
contra la espada inflamada:
Ángel del tiempo
y portavoz de la muerte,
en la frontera del alba.

Oratorio

Oh tú que encendieras
una hoguera en mi desierto:
Ese fuego no es el nuestro.
La llama que purifica
es otro fuego inventado,
de la sombra no redime
y al bien por la culpa
sustituye.
                Perros míos,
desde el infierno os devuelvo
el aullido de Laocoonte.

Vísperas

El sol se esconde
tras la piel ensangrentada
del cordero.
                    Aún podemos,
corazón rusiente,
áspero viento
de amor, alimentar llamaradas
en los campos de la niebla,

Para incendiar el vacío. 


***


La Huella Del Nómada


Vive en su mente una lengua
que se apoya sobre el viento:
De luciérnagas se nutre
y ya sabe como el fuego,
que posee cuanto nombra.

Pero la huella del nómada
solo es un aroma, una palabra,
acaso una canción que acude
hasta el lugar donde se inicia
la espiral del gran regreso.

Así es el viajar del hombre,
temeroso de sombras y evidencias:
Para cruzar los desiertos,
loco de amor transtorna
la razón de las palabras.

Y sólo existe cuanto mira,
vive solamente aquello
que en él se ilumina y crea.



O voi ch’avete l’intelletti sani
mirate la dottrina che s’asconde
sotto’l velame de li versi strani
Dante Alighieri
Inferno, Canto IX 60-63


 


Nota de la Redacción: La selección de poemas pertenece al libro Conocimiento de la Llama (La Lucerna, 2010), obra de Miguel Veyrat. Agradecemos al autor y al director de ediciones La Lucerna, José Luis Reina Segura, su publicación en Ojos de Papel.
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