Alfie
(Anthony Hopkins) acaba de abandonar a Helena (Gemma Jones) a sus sesenta y pico
años. En su búsqueda de la
eterna juventud se cruzará Charmaine (Lucy
Punch), una
call girl de la edad de su hija. Helena se desmorona e
intenta acabar con su vida a base de somníferos. Sin éxito y dejando atrás los
medicamentos, encontrará consuelo en la palabrería e ilusiones que predica
Cristal (Pauline Collins), una vidente que le augura en cada visita y tras el
pago precisado, un futuro espléndido y prometedor con el hombre adecuado. Nada
está perdido si además se ameniza todo ello con una copita de whisky a primera
hora de la mañana. Mientras, Sally (Naomi Watts), la hija, sale adelante en su
nuevo trabajo como ayudante en una galería de arte. Su marido, Roy (Josh
Brolin), se ha reconvertido a escritor y tras un primer éxito prometedor, no
acaba de levantar cabeza. Sally quiere una familia pero Roy no parece muy
dispuesto; además entra en juego Greg (Antonio Banderas), su jefe, sofisticado y
absolutamente encantador. Entre tanto también aparece Dia (Freida Pinto), la
vecina de enfrente, una criatura tan misteriosa como exótica que parece
devolverle a Roy la inspiración.
Curiosamente, el sabio Allen nos dice
que el personaje que mejor se embauca a sí mismo es el que logra ser más feliz,
a pesar de que desde el exterior nos resulte inimaginable creer con tanta
voluntad y determinación en el humo que vende una pitonisa. La lectura
subyacente quiere subrayar que una equivocación generalizada del ser humano es
creer que la vida es bella por sí misma, cuando en realidad es más bien todo lo
contrario y desatendemos los pequeños momentos felices que sí son reales en
busca de una quimera maravillosa: la felicidad perpetua.
El viejo Allen
tiene muchas tablas y su facilidad casi innata para entretener re-visitando una
y otra vez sus temas favoritos, es de agrado para un público numeroso año tras
año. En
Whatever
Works --penúltima película para la que volvió a
suelo neoyorquino-- ya afirmaba ese “y ¿por qué no, si la cosa funciona?” que
volvemos a encontrar de nuevo aquí. El plato está servido: habrá como siempre
los que se sientan estancados, infelices, arrepentidos y también, aunque en
menor medida, los ilusionados, una vez más con Londres como escenario y a la
espera de una próxima película francesa (tras su más floja
Vicky
Cristina Barcelona). Lo dicho,
You will meet a
tall dark stranger divierte con los ingredientes de siempre: un buen guión
de historias enlazadas tan reales como cómicas y desgraciadas.
Tráiler de la película Conocerás al hombre de tu vida, de
Woody Allen (vídeo colgado en YouTube
conocerasalhombre)