Yo soy el
amor (Io sono l´amore) describe la vida de la clase alta
industrial italiana acorde con los tiempos que corren y que, como en
El
Gatopardo de Visconti (basada en la novela homónima de Giuseppe Tomasi Di
Lampedusa), está obligada a cambiar para que todo siga siendo como hasta ahora.
El paralelismo es evidente aunque el director Luca Guadagnino apuesta, al
contrario que en el clásico, por centrar su relato en Emma, nombre que le da su
marido al traerla de Rusia para desposarla. Emma – guiño a Flaubert y su
imperecedera
Madame Bovary - ha aprendido a ser la perfecta milanesa de
la alta burguesía: distinguida y elegante, discreta, siempre a la sombra de su
marido, dedicada exclusivamente a su familia y a la perduración y respetabilidad
de la dinastía Recchi. Reclusa en la lujosa mansión familiar, a Emma le ha
tocado vivir una vida en la que no acaba de encajar.
Cuando Elizabetta
(Alba Rohrwacher), la hija menor, confiesa a su madre que se ha enamorado de una
mujer y huye a Londres dejando atrás el yugo de la respetabilidad social,
comienza el derrumbe imperceptible de la familia Recchi. Edo, además de
enfrentarse a la decisión que su padre ha tomado de vender la empresa a una
compañía india, persiste en la idea de montar un restaurante con un amigo chef,
Antonio (Edoardo Gabbriellini), al que su padre ningunea y veta sus creaciones
culinarias en el restaurante familiar. La pasión irrumpirá en la vida de Emma al
conocer a Antonio y su amor por la gastronomía. Pero el precio que Emma tendrá
que pagar por su libertad fuera de los Recchi será excesivamente alto.
El
magnífico trabajo de Tilda Swinton en el rol principal es de una contención
singular que deja sin respiración y eclipsa al resto de actores a pesar de que
cada uno de ellos cumple con su papel. La musa de Guadagnino es simplemente
exquisita. La calidad de las secuencias del film es más que notable, los
detalles que aparecen como por azar en esa mansión-cárcel de puertas adentro, la
grisura intensa que asola Milán en invierno contrapuesta a la luz cegadora de
San Remo y sus alrededores boscosos cuando Emma empieza a levantar el vuelo
logran que
Io sono l’amore crezca en intensidad a medida que va quedando
claro que ya no hay vuelta atrás.
Como escribía Tolstói en Ana Karenina:
“Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su
manera”.
Tráiler en español de Io sono l’amore, película de
Luca Guadagnino (vídeo colgado en Youube por
libertaddigitaltv)