El nuevo emperador tiene un singular precedente en la Roma imperial.
Lucius Septimius Severus, nacido en la provincia romana de África, en lo
que ahora es Libia, fue el primer africano llamado a ocupar la cumbre del
Imperio Romano desde el 193 al 211 de nuestra era. Al igual que
Apuleyo y
Agustín de Hipona, Septimio Severo descendía parcialmente de un pueblo
autóctono de África, los bereberes, por lo que su tono de piel no debió de ser
muy diferente del de
Barack Hussein Obama, quien ha logrado por derecho
propio ser conocido universalmente por su acrónimo (BHO) antes incluso de tomar
posesión como presidente de los Estados Unidos de América.
Si Barack evoca la frase
Baarak(a) Allaah fiik (“Que Dios te bendiga”), Hussein es un nombre que
para todo musulmán honra la memoria de Hussain Ibn Ali, el nieto del profeta
Muhammad
La onomástica es una ciencia
auxiliar de la historia que proporciona muchísimos datos sobre las
civilizaciones que nos han dejado un legado onomástico. Probemos a estudiar
durante unos momentos los
tria nomina de BHO para saber algo más sobre el
nuevo emperador. Aunque no lo educase en su lengua natal y en la religión de sus
mayores, el Islam, Barack Hussein Obama (padre) le dio a su hijo
keniata-norteamericano sus tres nombres. Obama es un nombre propio de la etnia
luo, una familia etno-lingüística que ocupa una amplísima área del continente
africano. Este nombre,
obam, bastante común en muchas lenguas bantúes,
podría traducirse como “curvado” o “inclinado”. Desde las orillas del lago
Victoria, en la Kenia occidental, el apellido de la familia Obama será el del
próximo presidente de los EUA. En la noche electoral tuvimos oportunidad de
conocer que el apellido es muy común en Guinea Ecuatorial, y que en los países
francófonos de África su ortografía es
Obame.
En cuanto a los dos
nombres, ambos son muy comunes en swahili, una lengua africana con una profunda
impronta léxica del árabe. Si a ello añadimos la islamización, debemos concluir
que el sistema onomástico de estos pueblos está muy influido por el
árabe-islámico. Barack, en swahili al igual que en árabe, significa “bendito”,
ya que procede de la base B-R-K, origen de muchas palabras relacionadas con el
acto de bendecir. En hebreo tenemos un nombre emparentado con Barack, el nombre
propio del filósofo
Spinoza,
Baruch, “Benito”. El segundo nombre,
Hussein, es muy común entre los pueblos islamizados. Se trata de un diminutivo
de Hassan, y podría traducirse como “bueno”, “bello”, “excelente”. Si Barack
evoca la frase
Baarak(a) Allaah fiik (“Que Dios te bendiga”), Hussein es
un nombre que para todo musulmán honra la memoria de
Hussain Ibn Ali, el
nieto del profeta
Muhammad.
La onomástica nos dice mucho de una
persona. Pero también nos dice mucho de la grandeza de un pueblo que ha elegido
a un líder cuyos antepasados paternos no llegaron precisamente a América en el
Mayflower.