Por supuesto, todas las comparaciones son odiosas. No es nuestra intención
igualar a dos de las bandas más importantes de la historia con este grupo al que
el tiempo deberá colocar en el sitio que se merece. Pero sí se puede decir sin
miedo que
Kasabian es, hoy por hoy, una de las bandas más interesantes
del panorama musical. Con
Tom Meighan (cantante) como front man y líder
indiscutible en el escenario y
Serge Pizzorno (guitarra y voz) como
cabeza pensante, Kasabian graba y compone sus temas dejándose la piel en cada
nota, en cada acorde, sin dar tregua al escuchante, arrastrándolo hasta ese
mundo imaginario, al que, según, Pizzorno, “
la gente escapa cuando toma
drogas”.
Kasabian: "LSF", tema de la banda sonora de la
película Goal (vídeo colgado en YouTube por
zackstarkey)
Kasabian es uno de esos grupos extraños, a medio
camino entre el mainstream y el círculo underground. Nunca les veremos actuar en
el Primavera Sound porque resultan demasiado arrogantes, demasiado hooligans y
demasiado pagados de sí mismos para los gafapastas y demás fauna intelectualoide
que se pasea por la meca de la modernidad musical. Sin embargo, sus
composiciones barrocas, oscuras y psicodélicas resultan demasiado astragantes
para el gran público como para seguir la senda de bandas de su generación como
los
Kaiser Chiefs o
los
Franz
Ferdinad, capaces de llenar estadios y telonear a los reyes del
mercado,
U2. Sea como sea, están ahí, dando altavoz a un sonido, el de la
psicodelia-rock-electrónica, que cuenta con cientos de miles de fieles por todo
el planeta, quizás porque han tenido más actitud o suerte que
Boedekka, una
banda prácticamente desconocida que es incluso mejor que Kasabian, desaparecida
del mapa después de grabar
dos maravillosos
álbumes, que inexplicablemente pasaron totalmente desapercibidos
.
Pero sigamos con lo que toca. Kasabian empezaron pisando fuerte con
Kasabian (2004). El álbum debut de los de Leicester, una joya de rock
electrónico con referencias claras al Manchester de los
Stone Roses, los
Happy Mondays o los primeros
Primal Scream combinaba la rabia,
nihilismo e incluso cinismo de singles como “
Club
Foot” –que formó parte de la banda sonora de la película
Goal- o “
Cutt
off” –con un impactante vídeo-, con sonidos hipnóticos e
incitantes como la maravillosa “
Processed
Beats”, probablemente la mejor canción del disco,
“
LSF”
o “
Butcher
Blues” –preciosa, coqueta y con mucho, mucho
flow,
como se diría ahora-.
A este disco le siguió
Empire en 2007, álbum
en el que sin abandonar la electrónica, Kasabian se sumergió en una psicodelia
oscura y rabiosa, a veces sincopada e incluso cacofónica, que requería una
escucha activa y abierta. “
Empire”,
primer single del álbum, es el mejor ejemplo de este sonido áspero y rudo, un
alegato pacifista que, paradójicamente, utiliza recursos de violencia sónica
para transmitir su mensaje. Con este disco, Kasabian se sumergió en los
vericuetos y tendencias que en el anterior tan sólo dejó abiertas y consolidó
las bases de la cosmología lisérgica que compone su visión de la música y del
mundo. Un mundo romántico, lleno de poetas malditos, de héroes de estética del
siglo XIX pero armados con sintetizadores, guitarras distorsionadas y bases
electrónicas.
Kasabian: “Vlad The Impaler” (vídeo colgado en YouTube
por KasabianTour)
Ahora en 2009, en un momento en el que los
discos se devalúan, desangrándose canción por canción en descargas piratas o
legales –eso da igual-, en el que los álbumes no dejan de ser contendores en los
que acumular un número determinado de canciones agrupadas sin orden ni
concierto, Kasabian se planta con
The West Rider Pauper Lunatic Asylum
”y da “lo que los auténticos fans quieren escuchar. Queríamos hacer un álbum que
lleve al oyente a una especie de viaje”.
Y ese mundo al que nos invitan
Kasabian con su tercer álbum de estudio es un mundo en el que habitan personajes
como “Vlad The Impaler” –Vlad el Empalador-, uno de los tres temas que desde
hace meses se pueden escuchar en la
web del grupo. “Vlad The
Impaler” es una soberbia canción breve y sin concesiones, con unas guitarras
aceleradas y un Tom Meighan que más que cantar parece escupir las palabras, una
pesadilla hecha canción, desasosegante pero hipnótica, agobiante pero
irresistible. Como un tiro disparado con rabia y recibido con dolor, sí, pero un
dolor más cercano a un inconfesable placer que al
sufrimiento.
“Underdog”, el tema que abre el disco, es una obertura
perfecta, enérgica y con todas las claves del sonido Kasabian. Con un riff de
guitarra ondulante que se empasta a la perfección con la voz de Meighan,
encargado de los tonos desafiantes, y la de Pizzorno, la voz suave, el canto de
sirena que ofrece las únicas treguas de la canción. “
Fire”
es otro de los temas cuyo vídeo se puede ver en el web del grupo, una especie de
banda sonora alucinada para un western imaginado por un guionista pasado de
vueltas, como también lo es “West Ryder Silver Bullet”, canción en la que
cuentan con la colaboración de la actriz
Rosario Dawson (
Sin
City). No en vano, el propio Pizzorno define a su
último retoño como “
la banda sonora de una película
imaginaria”.
En resumen, Kasabian se consolida con su tercer álbum
como un grupo imprescindible e interesante, eso sí, no apto para los alérgicos
al barroquismo, la pasión y la chulería. Todos los demás, disfrutarán a lo
grande con este viaje lunático.
Kasabian: "Underdog" (vídeo colgado en YouTube por
KasabianForever)