“Las pasiones esotéricas de Fernando Pessoa fueron
reales, no son una artimaña para poner en el mercado algo que vende” ¿De donde
le vino la inspiración para escribir esta novela?
Tras realizar un
viaje a Portugal, me apetecía ambientar una novela en este país, como he
ambientado otras en Italia o Francia. Si prestamos atención, cada lugar tiene
una historia única que contarnos. A veces eres capaz de percibirla, y otras no
por más que te empeñes.
¿Qué hay de real y qué hay de ficción en su
novela?
La primera parte de la novela se ciñe en un hecho real y la
segunda es ficción, pero quiero resaltar que la ambientación de toda la obra ha
sido tratada con sumo rigor histórico. Ahora bien, entre sus páginas hay un halo
de magia que cada lector percibirá de manera distinta.
¿Realmente le
fascinaban al poeta Fernando Pessoa la numerología, la astrología, la Cábala y
el espiritismo?
Las pasiones esotéricas de Fernando Pessoa fueron
reales, no son una artimaña para poner en el mercado algo que vende. Un escritor
de novela histórica tiene la libertad para moldear un personaje ficticio, aunque
también con ciertas limitaciones, pero ha de ceñirse, en la medida de lo
posible, a la realidad cuando bordea la vida de un personaje real.
¿Estuvo Fernando Pessoa al corriente del presunto suicidio del mago
Aleister Crowley?
Diría que sí, aunque creo que al poeta se le fue
el asunto de las manos y que llegó a arrepentirse de la connivencia con aquel
trasgresor. Lo único que les unía era su acentuada inclinación por el
esoterismo, por lo oculto. Pessoa, sin duda, tenía mejor catadura moral que
Crowley. Además el mago inglés era un exhibicionista, y el poeta portugués un
tímido impenitente.
¿Era Aleister Crowley masón?
Todo
parece indicar que lo fue, pero asociar masonería y satanismo sería un
disparate.
¿Por qué cree que Aleister Crowley simuló un suicidio
y Fernando Pessoa le apoyó?
Crowley en los días en que acudió a
Lisboa era un hombre acorralado por la justicia, de modo que fingir un suicidio
era una buena alternativa de escape. Lo más difícil es explicar por qué Pessoa
se plegó a su capricho. Me inclinaría a pensar que para el poeta fue más un
experimento sociológico, que un gesto de gratitud a su cofrade inglés.
¿Por qué temían algunos gobiernos a la masonería?
En algunos momentos de la historia el grueso de algunos gobiernos lo
conformaban iniciados masones, sobre todo a raíz de la Revolución francesa.
Ellos, de alguna manera, operaron el progreso desde los principios de la
fraternidad, la libertad de conciencia y el respeto a todas las creencias
religiosas individuales. Esa es la proclama universal de la masonería. Es lógico
pensar que una dictadura militar como la de Oliveira Salazar la proscribiese.
¿Cuál era la situación política de Portugal en el momento con la
dictadura de Oliveira Salazar?
La de la falta de libertades. Además
Portugal en aquellos tiempos tampoco era ajena a la gran crisis mundial, cuyo
detonante habíasido el Crac de Wall Street de 1929.
¿Qué le llevó a
embarcarse en el Portugal de los siglos XIX y XX?
Cuando comencé a
escribir novelas me marqué unos mínimos éticos que entendí bajo mi humilde
criterio que debían responder al esfuerzo. Esa es mi conducta vital, no podría
ser de otro modo. Después del éxito de La abadía profanada hubiera sido
para mí relativamente fácil seguir hablando de griales, nazis, jesucristos
arios, etc. Tenía suficiente material acumulado para escribir media docena de
novelas más. Esa puerta estaba abierta y, sin embargo, la he querido cerrar, con
las consecuencias que eso puede tener en el mundo editorial. Me aterra escribir
siempre de lo mismo. Cambiar de época y de escenario para ambientar nuevas
novelas es un trabajo oneroso, pero imprime originalidad al conjunto de tu obra
y creo que el lector lo agradece.
¿Ha visitado Portugal
recientemente?
Lo visité en los veranos de 2005 y 2007, a la
búsqueda de esta historia.
¿Y Sintra?
Por
supuesto. Una imagen vale más que mil palabras. ¡Eso dicen! Aunque yo tendría
que barrer para casa y afirmar lo contrario, ya que busco la perennidad de cada
una de ellas.
¿Qué simbología tiene la “Boca del Infierno”, el lugar
donde supuestamente se suicida Crowley?
Geográficamente hablando la
"Boca do inferno" es un acantilado asomado al Atlántico, a 23 millas de Lisboa,
próximo al cabo de Roca, es el punto más occidental del continente europeo...
Pero, como muchos lugares del Planeta tiene su propia leyenda. Se dice que en
este lugar existe una especie de puerta astral capaz de trasladarnos en el
espacio y el tiempo, o quizá de adentrarnos en el misterioso reino de Agharta.
El lugar era ideal para que Crowley fingiera en él su suicidio
En su
obra habla mucho del ajedrez, ¿qué tiene de especial este juego de mesa?
El satanista Crowley fue un gran ajedrecista capaz de jugar con varios
contrincantes a la vez con los ojos vendados. De modo que hablar de este juego
no era gratuito. Lo incluí en la trama además porque desde muy niña me fascinó
su práctica. Fui una gran ajedrecista, aunque hace años que no practico y
cualquiera me pondría en jaque mate en unos movimientos. Este juego tenía para
mí algo de misterioso en el sentido de enseñarme una oculta disciplina. Cuando
estaba frente a un tablero percibía cómo se desarrollaba no sólo mi capacidad de
razonar, sino la más pintoresca de intuir qué pensaban los demás. Sólo la
intuición nos permite ganar una partida, como en la vida misma.
¿Me
podría hablar de la simbología del monumento de Castelo da Pena de Sintra?
El Castillo da Pena domina desde una colina la población de Sintra. Es
un producto típico del romanticismo arquitectónico del siglo XIX que mandó
construir el rey consorte Fernando Saxe Coburgo. Sus inclinaciones esotéricas y
su vinculación a la Orden Rosacruz imprimieron a su arquitectura la singularidad
que tiene.
¿Nos hallamos ante una novela histórica o una novela
esotérica?
De todo se puede hablar desde el análisis histórico. Por
supuesto que esta novela tiene un ingrediente misterioso que no debo desvelar y
que la hace difícilmente catalogable dentro de un género. Es un extraño híbrido
literario, pero de lo que no hay duda es que el lector cuando concluya su
lectura habrá aprendido muchas cosas de la historia, no sólo de Portugal, sino
también de Europa.
¿Cómo se ha documentado para escribir esta
novela?
Viajando, leyendo mucho sobre Crowley y Pessoa, pero
sobre todo echando mano al poso de lo aprendido durante muchos años, porque no
creo que un escritor se improvise.
Creía que después de publicar
La abadía profanada, se encontraría exhausta, pero ha tardado
relativamente poco en escribir otra novela
Puedo asegurar que acabé
exhausta y hasta con problemas en la mano. Creo que dije ya en alguna ocasión
que escribo de forma manuscrita. Soy de la vieja escuela, sin remedio, ni vías
de solución. Además empeoré la vista durante los tres años que estuve
escribiéndola, mirando las letras minúsculas de la Biblia, los viejos periódicos
y un sinfin de cosas más. Posiblemente detrás de todo hubo un problema más serio
de salud y eso sólo fueron algunas consecuencias. Han pasado ya dos años desde
la publicación de La abadía profanada, que es lo que más o menos tardó en
escribirlas. No obstante, si a alguien no le cuadran las cuentas diré que
aquella novela la acabé, si mal no recuerdo, hacia el 2004, pero no se publicó
hasta el 2007. De hecho tengo aún dos novelas inéditas, una anterior y otra
posterior a la redacción de La abadía profanda.
¿Cuál es el
comentario más halagador que han hecho de su obra?
Se han hecho
muchos, alguno también ha operado en sentido contrario, pero no creo que merezca
la pena repetirlos. No me gusta ceder a ningún ejercicio de vanidad. A veces, no
se elige ser escritor o escritora, sino simplemente se acepta como algo
inherente que no puedes cambiar porque te edifica y te define. Para mí serlo es
sólo una forma de mirar al mundo, no de que el mundo me
mire.