La propia Lessing, a quien la noticia sorprendió en su casa londinense, se confesó “encantada pero no sorprendida” ante la decisión, ya que como ella misma declaró, “llevamos ya treinta años con esto”, en alusión a su inclusión como posible ganadora en las quinielas de las últimas décadas. En la Feria del Libro de Frankfurt, la noticia causó también un revuelo general por lo inesperado del anuncio e inmediatamente se dejaron sentir las primeras reacciones de la editorial HarperCollins, que posee los derechos de la mayoría de las obras de Lessing en el Reino Unido y los Estados Unidos. Tampoco tardaron en expresarse los pareceres –-a favor y en contra de la decisión-– de los que allí se encontraban. En este sentido, frente a opiniones como la de Umberto Eco, que calificó a la ganadora como “una buena autora con una gran alma literaria”, otros como el crítico alemán Marcel Reich-Rannicki, valoraron la decisión como “decepcionante”; mientras que Harold Bloom se expresaba en estos términos al respecto: “Aunque la señora Lessing al comienzo de su carrera tuvo algunas cualidades admirables, encuentro que su trabajo en los últimos 15 años es un ladrillo... ciencia ficción de cuarta categoría”. Por su parte, el periodista y crítico literario Christopher Hitchens, también mostró su sorpresa y alegría ante la noticia: “Uno queda estupefacto al ver que, al menos por una vez, el comité del Nobel ha hecho realmente algo honorable y meritorio...”
La obra de Doris Lessing es pese a todas las críticas que sobre ella se han vertido, una obra central en el panorama literario británico del siglo XX. Hija de un oficial del ejército británico, Lessing se trasladó a los seis años a Rhodesia --hoy Zimbabwe-- donde pasó sus años de niñez y juventud. Este primer contacto con la realidad africana le descubrió los profundos desequilibrios sociales del continente y le marcó de tal modo --podemos afirmar sin miedo-– que impregnó con un barniz autobiográfico toda la obra posterior de Lessing, como se puede comprobar sobre todo en sus dos volúmenes de memorias: Dentro de mi (1994) y Paseo por la sombra (1997). Para algunos autores, Lessing formaría parte del grupo de los llamados escritores poscoloniales, aquellos autores (Nadine Gordimer, premio Nobel en 1991; John M. Coetzee, premio Nobel en 2003 o Salman Rushdie) que nacieron en los países dominados por el Imperio Británico reflejando en su obra un sentimiento anticolonial y comprometido. Al instalarse a los 36 años en Londres para iniciar su carrera de escritora, encontramos ya a una mujer con un fuerte compromiso social: vinculada políticamente al comunismo –-llegó a ser integrante del Partido Comunista Británico-– y con cierto interés por la causa feminista.
Si su novela más conocida, El cuaderno dorado (The Golden Notebook, 1962), la convirtió en un icono del feminismo de los sesenta (...), la deriva de dicho movimiento acabó convenciéndola de lo contrario. Lessing llegó incluso a denunciar el exceso de las actuales feministas, mujeres “engreídas y farisaicas”, que habrían llevado la lucha de la mujer un paso más allá, aprovechando la demanda de igualdad, hasta convertir el feminismo en una burda pelea de sexos, protagonizada por mujeres deseosas de “denigrar” a los hombres
Sin embargo, pronto cundió en ella el desencanto, cuando los repetidos desengaños la hicieron desvincularse del comunismo, pasando a ser una feroz crítica del feminismo actual. Si su novela más conocida, El cuaderno dorado (The Golden Notebook, 1962), la convirtió en un icono del feminismo de los sesenta --por su fuerza narrativa insuperable y su capacidad para transmitir el ser mujer--, la deriva de dicho movimiento acabó convenciéndola de lo contrario. Lessing llegó incluso a denunciar el exceso de las actuales feministas, mujeres “engreídas y farisaicas”, que habrían llevado la lucha de la mujer un paso más allá, aprovechando la demanda de igualdad, hasta convertir el feminismo en una burda pelea de sexos, protagonizada por mujeres deseosas de “denigrar” a los hombres. Visto esto y si bien algunas la acusaron de traicionar la causa, hay que decir en honor a la verdad que Lessing nunca se declaró seguidora del movimiento y nunca aceptó esa etiqueta: fueron las verdaderas feministas las que buscaron y encontraron en la obra de Lessing un referente a seguir, un modelo a imitar para la mujer del siglo XX. Esta conversión de Lessing como icono de dicho movimiento engulló paradójicamente su propia personalidad de mujer y su genio literario.
Y es que la obra de Lessing va mucho más allá de sus recuerdos autobiográficos o de sus novelas con la mujer como protagonista. A nivel formal, Lessing pasará por méritos propios a la historia de la literatura inglesa, también por su narración fragmentaria y un dominio de las voces narrativas a la altura de los mejores autores de la llamada literatura posmoderna.
A pesar de los numerosos premios que ha recibido (entre los que sobresalía, el Príncipe de Asturias de las Letras que le fue otorgado el 2001), Lessing sigue siendo –-veremos qué ocurre a partir de ahora-– una autora de culto para minorías
A pesar de los numerosos premios que ha recibido (entre los que sobresalía, el Príncipe de Asturias de las Letras que le fue otorgado el 2001), Lessing sigue siendo –-veremos qué ocurre a partir de ahora-– una autora de culto para minorías. En nuestro país sin ir más lejos, frente al renombre de escritoras inglesas como Virginia Woolf, Jane Austen o las hermanas Brontë, el nombre de Doris Lessing sigue sin tener un merecido espacio en las historias de la literatura inglesa.
Tal vez el destino haya querido que sea ahora, ya casi al final de su vida, cuando el reconocimiento de la comunidad literaria internacional, venga a suponer ese empujón necesario para dar a conocer la imprescindible obra de esta gran escritora que es Doris Lessing: una mujer que se ha convertido en la undécima galardonada con el Premio Nobel de Literatura y en la persona más longeva en recibir este premio. ¡Enhorabuena Doris!