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José Membrive: "El pozo" (Ediciones Carena, 2006)

José Membrive: "El pozo" (Ediciones Carena, 2006)

    AUTOR
José Membrive

    GÉNERO
Poesía

    TÍTULO
El pozo

    OTROS DATOS
Barcelona, 2006. 92 páginas. 9 €

    EDITORIAL
Carena



José Membrive

José Membrive


Reseñas de libros/Ficción
José Membrive: "El pozo" (Ediciones Carena, 2006)
Por Francisco Morales Lomas, domingo, 1 de abril de 2007
Una persona con el diagnóstico de esquizofrenia se muestra con el pensamiento desorganizado (lo que se llama la laxitud asociativa), delirio, alucinaciones, alteraciones afectivas (en el ánimo y emociones) y conductuales. Es un cuadro médico importante. En los últimos tiempos he tenido oportunidad de abordar libros que tratan el asunto de las enfermedades diversas: el alzheimer, por ejemplo, en las obras de Juana Castro y Enrique Villagrasa y, ahora, la esquizofrenia, en la obra del poeta giennense José Membrive, que lleva un título tan significativo como El pozo (Ed. Carena, Barcelona, 2006).
Existe incluso una abundante bibliografía de la relación entre poesía y enfermedades mentales. Uno de los casos significativos es el de Sylvia Plath. El papel liberador del poema incluso ha servido de instrumento, en ocasiones, para dulcificar la ardua tarea del enfermo o la simbolización liberadora de los procesos que viven las personas que conviven con los enfermos mentales diversos.

La creación de El pozo tiene un origen preciso: su ex mujer cayó en el "pozo" de la esquizofrenia del que va saliendo como puede, aunque ya se sabe que la esquizofrenia no deja al ser humano definitivamente. Escribir sobre una persona a la que conociste "en vida", , es complicado porque te viene una imagen de luz cuando su vida, en los últimos años, ha sido pasto de las tinieblas.

José Membrive ha querido situarse en el papel de la enferma, ser ella por unos días e intentar desde la conciencia poética sumergirnos en su estado mental, vital, social, consciente-inconsciente… En definitiva, él ha creado la ficción (la literatura siempre lo es) de ser un esquizofrénico, y ha intentado demostrar el poder de la palabra en un poemario denso, atrevido, con gran cantidad de registros literarios y una profunda visión de la existencia humana que es como un bello cristal de murano al que los elementos vitales pueden desgastar o acuchillar en cualquier momento. La existencia es frágil y lo raro es poder decir que la salud es nuestro escudo contra las diversas locuras. Es un reto poético para el que necesita de una cierta complicidad con el lector. Sin ella, este artificio poético no existe y no podemos introducirnos en la historia cruenta ni hacernos partícipes ni sentir el proceso de gestación, muerte y resurrección.
La obra se construye sobre el mestizaje de dos géneros literarios: la épica y la lírica, siendo el elemento narrativo tan intenso como el intimista

El poemario va precedido de un Prólogo firmado por J.M. (las iniciales de José Membrive) en el que se nos advierte de lo siguiente: “El pozo es un fragmento de historia actual, con estructura narrativa, con rasgos teatrales (mezcla principalmente de monólogos), pero con registro lírico (…) El tema central es la enfermedad mental y sus efectos en la vida cotidiana”. En la Introducción firmada por la enferma se nos particularizan algunas claves: “Mi destino era morirme vegetando en el psiquiátrico Sant Joan de Deu de Sant Boi…” También el proceso de intervención de la piscoanalista Rosa, el tratamiento, el diagnóstico, la mejora y el distanciamiento del escritor que se ataca a sí mismo (en un acto de contrición consciente) cuando dice de sí a través de la voz de ella: “El padre de mi hijo, que nunca pierde ocasión para tratar de cobrarse los favores, tuvo la genial idea de ayudarme a reconstruir mi propia historia”.

La primera parte del libro “Epifanía de la sombra” aborda la caída en el pozo (a su vez se divide en tres apartados); la segunda (también dividida en tres apartados) resume las sesiones de psicoanálisis sobre su vida íntima, adolescencia, infancia…; y la tercera, aborda el proceso de separación del escritor y la conclusión final.

Creo que son excesivos tantos apartados y particiones que pueden llevar al lector a perderse en el mecanismo de formación del libro cuando en realidad lo que interesa no es esa función constructiva (que sí sería trascendente en una obra narrativa, aunque es evidente que ya nos han advertido de ello) sino la creación de una tensión llevada ad liminen. Esto no quiere decir que el poemario pierda intensidad sino que despista profundamente al lector.

En consecuencia, la obra se construye sobre el mestizaje de dos géneros literarios: la épica y la lírica, siendo el elemento narrativo tan intenso como el intimista. Y en este proceso tiene mucha importancia la conformación de una sensibilidad y la construcción de una enfermedad, de una vida, desde los símbolos y desde un lenguaje donde se mezclan hábilmente la realidad y el idealismo de la caída y la elevación posterior. Es manifiesto en el último poema el símbolo de las tres velas del barco que zozobra a medida que se conforma una muerte del sol y se promete nueva aurora.

El acierto del poemario consiste en la creación de un mundo en el que existe mucho de “juego” o de construcción literaria, pero también de agonía que va conquistando progresivamente al personaje que comprende que el amor, la desgracia y la caída absoluta, pero también la existencia de enemigos por todas partes, y el aire épico-lírico se va adueñando de las situaciones y las va construyendo desde las imágenes y los símbolos.

Existe una gran búsqueda de elementos expresivos, una necesidad de nuevos hallazgos y registros poéticos, de nuevas formas de conectar con la sensibilidad del lector y para ello el escritor recurre con frecuencia a la metáfora y a los símiles, pero también a la hipérbole, a la vez que mezcla el lenguaje literario con otro de corte popular creando así varios registros. La sociedad ocupa un papel trascendente y los elementos de la actualidad aparecen en su obra: “El mundo ruge mientras yo sucumbo”. Pero sobre todo va conformando con maestría el nacimiento del dolor de una persona que sufre y a la que el mundo se le ha cambiado de repente.

Aunque la introducción de poemas estróficos en coplas y versos asonantados es frecuente e incluso pueden reducir el efecto emotivo, no sucede así. Se produce alternancia con versos libres y el poemario se caracteriza por la más absoluta variedad formal. Creo, no obstante, que, a veces, lo anecdótico ocupa demasiado espacio porque este hecho evita que la profundidad sentimental sea mayor, ya que no se puede olvidar que es el proceso de deconstrucción/construcción de una vida.

A medida que ello se produce se adentra el lector por el pasado e intenta con ello explicar el presente. El monólogo interior se adueña del poemario y la existencia como una forma de conducta y proceso creador. Un poemario importante que no debe pasar desapercibido para la crítica literaria.
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