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Amanecer en Sepúlveda

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    GÉNERO
VIAJES

    TEMA
Un paseo por la historia y la naturaleza: Sepúlveda y las Hoces del río Duratón (por Juan Tomás Sáez)

    OTROS DATOS
Texto y fotos: Juan Tomás Sáez.
Observación: para apreciar mejor las fotos, clicar dos veces encima de cada una.




Escudo de Sepúlveda

Escudo de Sepúlveda

Oficina de Turismo

Oficina de Turismo

Iglesia de Santiago - Centro Interpretación del Parque

Iglesia de Santiago - Centro Interpretación del Parque

Iglesia de Santiago - Interior

Iglesia de Santiago - Interior

Cubo de muralla - Iglesia San Esteban

Cubo de muralla - Iglesia San Esteban

Muralla - Calle Barbacana

Muralla - Calle Barbacana

Puerta del Ecce Homo o del Azogue

Puerta del Ecce Homo o del Azogue

El Jardín de la Señora

El Jardín de la Señora

Pórtico de la iglesia de El Salvador

Pórtico de la iglesia de El Salvador

Iglesia de El Salvador - Interior

Iglesia de El Salvador - Interior

Iglesia El Salvador

Iglesia El Salvador

Entrada a la judería

Entrada a la judería

Plaza España - Casa del Registro

Plaza España - Casa del Registro

Puerta de la Fuerza

Puerta de la Fuerza

Buitres

Buitres

Pasarela

Pasarela

Ruinas del puente Talcano

Ruinas del puente Talcano

Casa en las Hoces del Duratón

Casa en las Hoces del Duratón

Buitre en una roca

Buitre en una roca

Excursionistas en las Hoces del Duratón

Excursionistas en las Hoces del Duratón

Excursionistas junto a unas rocas

Excursionistas junto a unas rocas

Acceso a la cueva de los 7 altares

Acceso a la cueva de los 7 altares

Vista general del Monasterio de San Frutos

Vista general del Monasterio de San Frutos

Puente de acceso al monasterio

Puente de acceso al monasterio

En las ruinas del monasterio

En las ruinas del monasterio

Las tumbas de los santos

Las tumbas de los santos

Observando a los buitres

Observando a los buitres


Magazine/Nuestro Mundo
Un paseo por la historia y la naturaleza: Sepúlveda y las Hoces del río Duratón
Por J T Sáez, martes, 6 de julio de 2004
En la meseta castellana, se encuentra la Villa de Sepúlveda, en la provincia de Segovia. Es una villa antigua,habitada desde hace 3.000 años por su estratégica situación, localizada en una loma rodeada por una profunda hoz que forma el río Duratón. Es conocida como "La villa de las siete llaves", que representan las siete puertas de acceso practicadas en su imponente muralla defensiva.
HISTORIA DE LA VILLA

Se tienen conocimientos de población en Sepúlveda desde el año 1100 A.C. en la Edad del Bronce. Posteriormente, se sabe que estuvo poblado por el pueblo celtibérico de los Arévacos, con la existencia de un “castro” o fortaleza, como las de Numancia o Tiernes. Más tarde, se tienen noticias de la dominación romana y la presencia de una calzada así como la existencia de una población no documentada. También estuvo poblada por los visigodos. Posteriormente la habitaron los musulmanes, de los que se conservan parte de las construcciones defensivas. En el año 940, el conde Fernán González conquista la villa y la convierte en un núcleo importante del avance castellano al sur del Duero. Para asentar las tierras conquistadas y poblar la zona, concedió a los sepulvedanos una serie de privilegios que son la base de su Fuero.

Pero el imparable avance de Almanzor (valido del califa omeya Hisam II) hizo que esta zona cayera bajo el dominio musulmán durante otros 26 años, incluso después de la muerte de éste en 1002, siendo sustituido por su hijo Abdalmalik. La reconquista debió ser muy violenta ya que se derribaron amplios sectores de la muralla. En el año 1010, el conde Sancho García recuperó la villa, confirmando sus privilegios.

Por su posición estratégica, se restauraron las murallas y se construyeron grandes puertas defensivas (las conocidas siete puertas de la villa), que le dieron un importante auge económico y militar. El rey de Castilla y León, Alfonso VI el Bravo, confirmó el Fuero Latino que le reconoce los derechos sobre un amplio territorio que se extiende por parte de las provincias de Segovia, Madrid y Guadalajara. Al asentarse la Reconquista, se comienzan a construir los diversos templos románicos que podemos observar en la actualidad. A mediados del siglo XIV pasa a depender de la corona de Castilla, creándose una continua fuente de conflictos al perder los sepulvedanos parte de sus privilegios, situación que se mantuvo durante el siglo XV, hasta que Isabel la Católica confirmó los Fueros.

Por la enorme extensión de sus territorios, conoció un importante auge comercial, basada en la agricultura y en la enorme cabaña ovina, con una importante producción de lana con destino a la industria pañera de Flandes. Durante el año 1520, tuvo lugar la revuelta Comunera y el apoyo de la villa a los insurrectos afectó a su desarrollo, cayendo en un largo declive. En el año 1951 fue declarada como Conjunto Histórico Artístico para proteger el valor del patrimonio artístico y cultural de la Villa.

VISITA A LA VILLA

Lo primero que llama la atención cuando se entra en Sepúlveda es su plaza principal o Plaza de España. Se trata de una construcción rectangular parcialmente porticada en un espacio abierto extramuros donde se celebraban los mercados y las ferias, así como las fiestas populares con sus bailes y las corridas de toros, para lo cual, era cerrada la plaza con carretas y tablados. En el siglo XIX se construyeron unos nuevos pórticos que posteriormente fueron tapados por dos construcciones de casas que constriñen la plaza convirtiéndola en tres calles. Cierra la plaza una fortificación amurallada con dos torreones a los que. durante el siglo XVII, se adosó una fachada barroca conocida como el Registro, abriendo dos balcones desde donde las autoridades contemplaban las corridas de toros. Sobre uno de los torreones se colocó una espadaña con campanas que daban el toque de queda para que los lugareños volvieran a la villa. Al otro extremo se encuentra una fuente que conmemora la traída del agua a la villa en el año 1904.

Siguiendo la calle, accediendo por una escalinata, se llega a la iglesia de San Bartolomé, templo de origen románico que ha sufrido numerosas reformas, aunque conserva muy diferenciados sus orígenes. Se trata de una gran nave con cubierta de madera y el ábside abovedado. La torre está construida en tosca sillería con arcos de medio puntos en la parte superior.

Volviendo a la plaza, cerca de los torreones, se encuentra la Plaza del Trigo, donde está el Ayuntamiento, en el que se conserva un ejemplar del Fuero de Sepúlveda y una pintura ecuestre de Felipe V. Enfrente se sitúa la Oficina de Turismo, instalada sobre una edificación que antiguamente fue la cárcel durante el siglo XVI y posteriores. Poco más adelante, siguiendo la calle de los Fueros, está la casa del conde de Sepúlveda y la iglesia de Santiago, donde actualmente se ubica el Centro de Interpretación del Parque de las Hoces del Río Duratón. Esta iglesia es una edificación de una sola nave con paredes de mampostería con ábside mudéjar y una torre exenta de dos cuerpos, el inferior macizo y en el superior se abren varios arcos de medio punto. En su interior se encuentra una cripta prerrománica.

Bajando por unas escaleras situadas enfrente de la casa del Conde se puede visitar lo que queda de la iglesia de San Esteban, convertida en casa particular, en la que se conservan restos del ábside románico y poco más adelante se encuentra un cubo de la muralla, también convertido en vivienda particular, conservando su puerta románica. Después, siguiendo bajando hacia el río, se llega a la plaza de las pucherillas, que tiene una hornacina donde se venera a la Virgen homónima junto a la románica Puerta del Río. Siguiendo por la Subida a Santiago, se vuelve a la villa hasta llegar de nuevo a la plaza de España por la calle de los Fueros. Desde este lugar, tomando una calle que sale a la derecha de los torreones, Barbacana, se pasa al pie de la antigua muralla, construida sobre la original construida por los Arévacos, diferenciada perfectamente. Siguiendo por esa calle, se llega a una de las siete puertas de la villa, se trata de la puerta del Ecce Homo o del Azogue.

Pasando bajo el arco de la puerta, tomando una calle ascendente, se encuentra el Jardín de la Señora, un rincón donde una placa informa que durante las guerras carlistas, la señora María de Salinas convenció al jefe carlistas Valmaseda para que no saquera la villa. Enfrente está la iglesia de San Justo, un templo románico de tres naves con sendos ábsides bajo los cuales se encuentran tres ciptas. La torre es de mampostería rematada con sillería en sus extremos. En su interior, un capitel muestra la representación del martirio de los santos Justo y Pastor.

Al otro lado de la calle se encuentra la casa de los Proaño, también conocida como la “casa del moro”, posiblemente la casa blasonada más antigua de la villa. En su fachada, en la parte superior junto a los blasones de la familia, se ve la cabeza del moro Abubad con un alfanje en su base. Según la leyenda el conde Fernán González, venció en combate singular al moro cortándole la cabeza. Un poco más adelante hay otro edificio curioso, la casa de las Conchas, construcción palaciega que presenta en su fachada, junto a los blasones de la familia unas conchas que se supone son por el origen salmantino de su fundador. Siguiendo por la misma calle, donde hay más casas blasonadas, pertenecientes a familias sepulvedanas, se llega al Santuario de Nuestra Señora de la Peña, templo románico de una sola nave con ábside semicircular y bóvedas de sillería, al que se accede por un precioso pórtico que representa el juicio final, muy decorado. En su interior un retablo barroco del siglo XVIII, adaptado al ábside románico con una decoración dorada, representa a la Virgen de la Peña, patrona de Sepúlveda y de su Comunidad de Villa y Tierra. Saliendo del templo, en su parte trasera, tras pasar unas viviendas hay un magnífico mirador sobre las Hoces. A la izquierda están el cementerio y la Puerta de la Fuerza, que da acceso al Parque de las Hoces del Río Duratón, a la parte derecha se disfruta de una vista de la Villa de Sepúlveda y las ruinas de la iglesia de San Millán, situada en una propiedad privada y en la parte baja, una gran hoz del río Duratón rodeando la Villa.

Volviendo hacia la iglesia y continuando por el camino de vuelta hasta la calle de los Caballeros Pardos ascendiendo después por la calle de Fernán González hasta donde se encuentra la Casa del Señor, sede de la cofradía del mismo nombre y continuando por la calle arriba, se llega a la iglesia de El Salvador en la zona más alta de la villa. Se trata de una edificación románica de una sola nave rematada por una ábside semicircular en una construcción abovedada. La torre exenta está comunicada por un estrecho pasadizo al tratarse de una torre-fortaleza para la vigilancia de la villa. En el exterior se encuentra un pórtico decorado con ocho arcos en cuatro arcadas, rematados por capiteles decorados.

Bajando del conjunto por una calle escalonada, situada frente al ábside, se llega a la casa de los González de Sepúlveda, que está adosada a los torreones que dan a la plaza de España. Junto a ésta se encuentra el teatro Bretón, del siglo XIX. A la izquierda, pasando por un arco, se llega a una explanada en lo alto de la muralla. Volviendo por el arco, hasta bajar a la calle del Conde, se puede ver la trasera de la casa del Conde de Sepúlveda, donde una balconada muestra los escudos blasonados de la familia. La calle pasa junto a la iglesia de Santiago. Girando a la derecha y siguiendo la calle arriba, se encuentran unos arcos apuntados de piedra rematados con bolas, considerados como uno de los accesos a la judería, situada en la parte alta de la villa. Desde aquí, se vuelve a bajar hasta la calle de los Fueros hacia la plaza de España, donde termina el recorrido.

Dado que para realizar todas las rutas necesitaremos varios días, la oferta en alojamientos es amplia, sin olvidarnos degustar el plato típico de Sepúlveda, el cordero asado con ensalada de la huerta sepulvedana, acompañado de un buen vino de Ribera del Duero en cualquiera de sus excelentes restaurantes y figones, para finalizar con un ponche segoviano o su excelente bollería, herencia de la dominación musulmana.

EXCURSIONES POR EL PARQUE:
LAS HOCES DEL RÍO DURATÓN

El río que da nombre al parque de las Hoces, el Duratón, nace en la sierra de Somosierra, en la provincia de Madrid. Discurre por la provincia de Segovia en la mayor parte de su recorrido para unir sus aguas al río Duero, cerca de Peñafiel, en la provincia de Valladolid. La forma actual del río tiene su origen en la Era Terciaria (35 a 60 millones de años A. C.), con el continuo correr de sus agua ha ido labrando la roca hasta formar un cañón encerrado en paredes verticales, en algunos casos de más de 70 metros. La geología de la zona, con predominio de la roca caliza, tiene como particularidad que es soluble al agua en un fenómeno llamado “karstificación”, lo que ha originado que el río erosione el terreno, enterrándose profundamente y forme en la paredes una gran cantidad de cuevas en las que anidan una numerosa colonia de buitres leonados.

Esta es una excursión de 22 kilómetors aproximadamente (11 de ida y otros tantos de vuelta) de unas seis horas de duración, con una dificultad baja ya que todo el camino discurre paralelo al río por lo que el desnivel es mínimo. La época en la que se puede visitar el parque va desde mediados del verano hasta principios del invierno, permaneciendo restringidas las visitas durante el invierno y la primavera, época durante la cual cría el buitre leonado (entre el 1 de enero y el 31 de julio). El propósito principal será pasar desapercibidos, para lo cual se ha de caminar en silencio y así se tendrán mejores oportunidades de observar a los animales del parque.

El recorrido se inicia en la Plaza de España de Sepúlveda, bajo el reloj de la casa del Registro, saliendo por la calle de la derecha para pasar junto a la imponente muralla hasta llegar a la puerta del Ecce Homo o del Azogue. Cruzando la puerta, se pasa junto al Jardín de la Señora, la Casa del Moro y la Casa de las Conchas, hasta la iglesia de la Virgen de la Peña. Antes de llegar a la iglesia, hay que tomar un camino a la izquierda junto a la Casa Cuartel de la Guardia Civil que lleva directamente hacia la Puerta de la Fuerza. Después de traspasar su imponente arco de medio punto, se baja por un camino hacia el fondo del cañón. En este tramo se transita por una antigua calzada romana hasta el puente de Picazos, de origen romano y que en las sucesivas reformas ha tomado el aspecto actual. Al cruzar el puente, se ve un cartel de los muchos que informan a lo largo del camino. Hay que seguir la indicación de la izquierda en dirección al puente Talcano. El camino discurre junto al río atravesando una chopera que ofrecerá su abrigo si se realiza el recorrido durante los calurosos meses de verano. Pasando junto a las ruinas de una casa, se llega poco después, a una pasarela de madera adosada a la pared del cañón. Al subir por ella se disfruta de una impresionante vista del bosque de ribera y se puede observar el cementerio de Sepúlveda en lo alto del cortado, al otro lado del río. Al bajar por el camino, se llega a otra chopera donde el río Caslilla vierte sus aguas en el río Duratón. Un poco más adelante se encuentran las ruinas de la antigua Fábrica de la Luz, que daba suministro eléctrico a Sepúlveda y desde aquí se baja hasta el puente Talcano. Se trata de un antiguo puente romano del que tan solo se conserva uno de sus tres arcos, al que se ha adosado una pasarela de hormigón para poder cruzar el río.

Hay que volver a cruzar el puente para continuar por la orilla derecha, siguiendo el curso del río, por un camino que lleva, cruzando los bosques de fresnos, alisos y sauces, hasta una casa abandonada y poco después de pasarla se llega a la primera parada del camino junto a una fuente de agua fresca a la sombra de los árboles. Después de un breve descanso, continuando el camino por un estrecho sendero, se llega, diez minutos más tarde, a una caseta derruida que contiene antiguas bombas para elevar el agua. Un poco más adelante, incrustada en una roca, se ve una placa en memoria de un fotógrafo de la naturaleza de nombre Oscar. A partir de aquí el camino se hace más amplio en algunos tramos, atravesando bosques de chopos alternando con estrechas sendas casi cerradas, pero siempre se debe parar un momento para elevar la vista y poder observar algún buitre volando en círculos o posado en los impresionantes muros de casi 100 metros que cierran el curso del río Duratón.

Tras hora y media de camino, un cartel nos indica que estamos en el Parque Natural de las Hoces del Duratón junto a un puente rústico de madera por el que se puede cruzar a la otra orilla. En las laderas se puede ver una caseta blanca junto a una cueva y unos 200 metros antes, una gran cueva con la entrada tapiada con rocas para refugio de los rebaños de ovejas. Continuando el camino se llega a una zona donde se encuentran numerosas buitreras en la pared de la izquierda. Siguiendo un poco más adelante, junto a una fuente con el caño de hierro a la sombra de los árboles, se recomienda hacer la segunda parada. Desde este punto, se agradecerá haber cargado con unos prismáticos, imprescindibles en esta ruta para poder observar el continuo ir y venir de los buitres.

Desde este observatorio hasta el final quedarán tres cuartos de hora de camino aproximadamente, por lo tanto, hay que calcular el tiempo de observación de los buitres para llegar a una hora en la que de tiempo para comer, descansar e iniciar la vuelta sin que se haga de noche en el parque, teniendo en cuenta que para la vuelta necesitaremos otras tres horas. Poco antes del puente de Villaseca, a nuestra derecha, se observan unas escaleras y una cueva cerrada por una reja metálica. Se trata de la cueva de los Siete Altares donde se reunían los ermitaños de la zona para orar. Es una iglesia rupestre de la época visigoda (siglo VII). El final del camino está marcado por el puente de Villaseca, bajo el cual se pasa, para llegar, un poco más adelante a una zona recreativa con dos casetas merenderos, y hacer uso de las sillas y mesas para poder comer algo y reponer las fuerzas antes de iniciar el camino de vuelta.

IGLESIA DE SAN FRUTOS

Para llegar hasta este magnífico paraje natural es necesario utilizar el vehículo ya que el conjunto se encuentra a unos 15 Km. de la villa. Saliendo de Sepúlveda en dirección a Segovia hasta una rotonda hay que tomar la carretera en dirección a Villar de Sobrepeña. Durante el primer trayecto, transita junto al cañón en su zona alta y si se hace alguna parada, se puede observar, desde la altura, el camino recorrido en la excursión anterior. Desde esta altura, llama poderosamente la atención el bosque de ribera que cubre todo el fondo del cañón. Después de pasar el pueblo de Villar de Sobrepeña, la carretera vuelve a descender hasta el cauce del río San Juan, afluente del Duratón. Un poco más adelante se encuentra el desvío que lleva a Villaseca para pasar sobre el puente de Villaseca, que fue el final del recorrido anterior. Al llegar a la población, hay que tomar el camino de tierra que sale a la izquierda, junto a la iglesia y, tras recorrer 4 km. aproximadamente, se llega a un gran parking donde hay que dejar el vehículo. Desde aquí a la ermita hay un corto trayecto por una amplia pista hasta llegar a una curva desde donde se tiene una impresionante vista del cañón del río y la ermita sobre el cortado. En el cielo, se pueden ver numerosos buitres que anidan en los acantilados.

Se entra en el recinto por un puente que une un profundo corte en las rocas. El conjunto fue levantado en el año 1100, tras la donación del priorato al Monasterio de Santo Domingo de Silos que hizo el rey Alfonso VI, dedicándose al santo que habitó estos lugares en la segunda mitad del siglo VII. San Frutos nació en Segovia, siendo de familia acomodada. De joven, acordó con sus hermanos Valentín y Engracia repartir todos sus bienes entre los pobres y retirarse a este lugar para vivir santamente. San Frutos vivió hasta la edad de 73 años y, a su muerte, fue enterrado por los monjes en la ermita donde había vivido. El priorato estuvo habitado por los monjes de Silos hasta la desamortización de Mendizábal en el año 1835.

Al entrar en el monasterio por una puerta ojival, a la izquierda se encuentran lo que fueron las dependencias de los monjes, ahora en ruinas. Al final de pasillo, se llega a un arco de medio punto a la derecha que da acceso a la puerta de la ermita. Se trata de un templo de una sola nave con techo abovedado de sillería con un pequeño retablo en su frontal. Por una puerta lateral se accede a la sacristía donde se encuentra otro pequeño retablo tras una reja. Saliendo del templo pasando por las ruinas, se llega a una puerta en arco, practicada recientemente en la muralla, por donde se sale a una meseta en la que se encuentra el cementerio de los monjes. Desde este lugar se tienen unas magníficas vistas sobre el meandro que forma el río Duratón, convirtiendo toda la zona del monasterio en una península elevada sobre el río. En los acantilados de enfrente se pueden observar varias buitreras, fácilmente identificables por el color blanquecino de sus bordes exteriores, fruto de los excrementos depositados por los buitres leonados. Otra vez los prismáticos serán de gran ayuda para observar a estas enormes aves que llegan a tener tres metros de envergadura en sus alas.

ACTIVIDADES

Durante la estancia en Sepúlveda y el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón se pueden realizar diversas actividades de Turismo de Aventura. Entre la amplia oferta de actividades, se puede optar por rutas en piragüismo, BTT, senderismo en grupo, a caballo y en moto Quad.
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