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12.11.2010
Haendel en el Támesis o la música para los reales fuegos de artificio
Artes
Diez años antes de su muertye, Georg Friedrich Haendel estrenó “Música para los reales fuegos de artificio” (Music for the Royal Fireworks), pieza orquestal estructurada en cinco movimientos que fue un encargo del rey Jorge II para acompañar el despliegue de fuegos artificiales que, con motivo de la firma del Tratado de Aquisgrán que ponía término a la guerra de Sucesión en Austria, pudieron disfrutarse el 27 de abril de 1749 en el londinense Green Park, muy cerca del Támesis. Aquel día los músicos fueron situados en un edificio especialmente construido para la ocasión, diseñado por el renombrado decorador y arquitecto florentino Giovanni Niccolo Servandoni (1695-1766)
11.11.2010
La Senne festeggiante de Vivaldi, o el río Sena como personaje de ópera
Artes
Que se sepa Vivaldi jamás vio ni de cerca ni de lejos el Sena, aunque así todo le dio la voz profunda de un bajo. Pero lo que sí hizo don Antonio, el “cura rojo”, fue dejarnos a todos como herencia en partitura (incluidos París y el Sena por los siglos de los siglos), el sonido musical y barroco de las cuatro estaciones del año: un otoño, un invierno, un verano y una primavera que forman parte implícita ya de nuestra memoria más resplandeciente. Amén
10.11.2010
Old Man River, Paul Robeson, Dixieland, Show Boat, Tom Sawyer y el Misisipi
Artes
En mi imaginación las aguas del Misisipi son negras. Tan negras como la triste y un poco cursi cabaña del tío Tom, o como el negro personaje de Mark Twain, el “negro Jim”, a quien el amigo de Tom Sawyer, el jovencísimo ácrata de nombre Huckleberry Finn, ayuda a escapar de la esclavitud navegando por el gran río norteamericano en una balsa de troncos y de sueños de libertad sureña y libertaria. El Misisipi tiene voz, y esa voz también es negra en mi imaginación
09.11.2010
El Danubio azul por culpa de Johann Strauss hijo, sobre todo en Año Nuevo
Artes
La música del río Danubio siempre será de color azul, y en su aroma y sabor siempre habrá rastros de turrón, mazapanes, peladillas, algo de cava y tostadas en almíbar. La culpa la tiene Johann Strauss hijo, autor del célebre vals con el que todas las mañanas de año nuevo de mi vida, una Filarmónica de Viena vestida con frac y mejillas sonrosadas, amaga con finalizar el concierto que celebra la anual ocasión
08.11.2010
El Rhin de Wagner y el espíritu vienés según Billy Wilder
Libros y autores
El Rhin es un río de oro. Todos lo sabemos desde que lo explicó con nitidez de guerrera trompeta Wagner en la primera parte de su tetralogía “El anillo del nibelungo”. ¿Era también de oro el mencionado anillo? Lo desconozco, pues siempre he sido mucho más proclive a las melodías de Verdi que a las de Wagner. Las razones para tal querencia son exactamente las mismas que ya explicó por activa y por pasiva el pensador Isaiah Berlin en algunos de sus libros
05.11.2010
De la necesidad espiritual de perder el tiempo (otium), según Marc Fumaroli: París-Nueva York-París. Viaje al mundo de las artes y de las imágenes (Acantilado, 2010)
Libros y autores
Escribe Marc Fumaroli el siguiente párrafo en su reciente y revelador libro “París-Nueva York-París. Viaje al mundo de las artes y de las imágenes” (Acantilado, 2010): “El hombre moderno atareado, tal como lo vio Kierkegaard, se parece a esa mujer que en el incendio de su casa arriesga su vida para salvar las tenazas de la chimenea. Los negocios, tanto los de la ciudad como los del comercio, de la agricultura y de la guerra (los `negotia´, la `labor´, la `militia´, todas las formas de la `vita activa´ de los romanos), el trabajo asalariado de los modernos que ha liberado a la humanidad del trabajo servil, sólo tienen sentido en el descanso y el ocio fecundo que los griegos llamaron `schole, los romanos `otium´…”
04.11.2010
El único río de mi vida, el río Cubas
Sociedad
El único “río tangible” en mi recuerdo es el Cubas, una modestísima corriente de agua dulce que acaba desembocando en la bahía de Santander, más o menos bajo el puente (así me gusta creerlo) que une las localidades de Pedreña y Somo. En mi experiencia de vida el río Cubas se constituye en algo así como mi Amazonas personal, mi inquietante e intransferible río Congo por el que navegué de niño creyendo en silencio que me adentraba en el mismísimo corazón de las tinieblas de un Joseph Conrad que entonces desconocía; mi breve Misisipi en el que me soñé más de una vez un despreocupado y feliz Tom Sawyer
03.11.2010
Mi bahía de Santander
Sociedad
Pero lo que de verdad me sosiega y reconforta tras el despertar mañanero es el mar, su visión a la vez hierática e imprevisible. El mar es elemento consustancial a mi educación sentimental, y empleo el término en el sentido en el que lo hizo Gustave Flaubert en sus novelas. Cierro los ojos, rememoro el tiempo pasado, y en la secuencia de fotogramas que se proyecta en la pantalla blanca de mi memoria se revela el mar como presencia constante, diversa y significativa
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