Juan Antonio González Fuentes
¿Están ustedes hartos de no encontrarse recientemente con una novela excepcional de verdad, escrita en nuestro tiempo? ¿Están aburridos de novelas de usar y tirar, de esas que una vez leídas se esfuman de la mente y del corazón en apenas unas horas? ¿Han decidido abandonar el hábito de la lectura ante el desolador panorama? ¿Quieren tener en sus manos uno de esos libros que está llamado a convertirse en un clásico, en una historia que seguirá leyéndose dentro de treinta, cincuenta años?
Pues están de perfecta enhorabuena. Vayan a su librería favorita y pidan, exijan a voz en grito, si fuera necesario, el siguiente título:
El sol de los Scorta, de
Laurent Gaudé. Es éste un joven autor francés que además de novelista es dramaturgo. A su primera novela,
Cris, le siguió el
El legado del rey Tsongor, que en el año 2002 fue finalista del premio Goncourt, premiada por los estudiantes franceses de enseñanza media y secundaria, y obtuvo el
Prix des Libraires 2003, otorgado por los libreros de Francia, Bélgica, Suiza y el Canadá de habla francesa.
Pero la explosión del novelista, una explosión que no sabemos si se repetirá en algún otro momento, se ha producido con su tercera novela, este
El sol de los Scorta (Salamandra, Barcelona, 2006) que hasta aquí traemos, y que en el país vecino ganó el Goncourt del año 2004.
La novela del joven Laurent Gaudé es un prodigio, es, sencillamente, una obra maestra. La historia no es nada nueva: se nos cuenta la vida de varias generaciones de miembros de una misma familia en un pequeño y abrasado pueblo del sur de Italia. Todo sucede entre el año 1875 y la actualidad. El pueblo es de una pobreza sobrecogedora. Está sobre el mar, rodeado de unas cuantas colinas y unos cuantos olivares sobre los que caen, con fuerza implacable, los inmisericordes, pero a la vez nutrientes, rayos del sol.
¿Y que nutre este sol que acompaña a los Scorta a lo largo de décadas y décadas de existencia? Pues nutre y cincela con ahínco el orgullo de una miseria que es el motor dinámico de sus vidas, la razón de seguir adelante, el paradójico alimento de una sed por la vida enquistada en el mismo centro del corazón de todos y cada uno de los miembros de la familia.
Con estos elementos tan desnudos de envolvente artificio argumental, tan esenciales y que tanto tienen finalmente de legendario, de homérico, en el sentido más mediterráneo y clásico del término, construye Laurent Gaudé la historia modesta pero heroica, propia sólo de Dioses míticos, de unos personajes (Rocco Scorta Mascalzone, Carmela, Giuseppe, Domenico, Raffaele, los curas de Montepuccio…) que al lector le calan hasta la misma pepita íntima del alma, y le calan desde el primer párrafo que te adentra en la epopeya modesta y grandiosa de los Scorta, hasta la línea final y conmovedora.
La familia, los profundos, íntimos y misteriosos vínculos que unen a ciertas personas y que se transmiten de unos a otros en la espesura de una sangre finalmente barroca y de humanidad trágica. El terruño, esa geografía ingrata y exigente a veces hasta la extenuación y el hambre, pero también ese paisaje, ese olor, esos sabores que sostienen el deambular y los afanes de una raza entera. El sol que alumbra, caliente, reseca, momifica a los fantasmas que sin embargo palpitan y andan cabizbajos por la sombra de las calles de un escenario al final inmutable. Y por último los Scorta. Los hijos, nietos, biznietos…, de ese mítico Rocco Scorta Mascalzone, que funda una raza de héroes modestísimos "violando" a una mujer que llevaba décadas esperando aquel momento de equívoco, furia, pasión, venganza, recuerdo y, por qué no decirlo, también amor.
El sol de los Scorta, es una obra maestra, una historia de las que seguro van a quedar en la historia de la mejor literatura de estos tiempos, en la memoria de todos los lectores que hasta ella hayan llegado y sucumbido a su potencia, a las grandes emociones que propone.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente .