Todo esto y mucho
más es lo que el público puede ver en Covers (1951-1964). Cultura, juventud y
rebeldía, que se puede contemplar en el Centre Cultural La
Nau de la Universitat de València desde el 2 de octubre (inauguración a las 20
horas) hasta el 20 de
enero. Una exposición dedicada a la cultura, a la juventud y a
la rebeldía americana de los años cincuenta y primeros sesenta. Una
reconstrucción, un relato sobre la juventud del rock, sobre los ídolos de ayer,
esos que nunca se marcharon y siguen siendo los mitos de hoy. De los que
reproducimos y copiamos su estética y sus modas, aquel American way of
life, que todavía hoy parece parte de nuestro tiempo.
Comisariada por
Justo
Serna y Alejandro
Lillo, Covers
es una exposición muy amplia que además supone el estreno de un
nuevo espacio en La Nau, la Sala
Acadèmia, un recinto de 350 metros cuadrados, que permitirá
albergar proyectos más ambiciosos por la dimensiones del lugar y por facilitar
el montaje al situarse en la primera planta, al nivel del
Claustro.
Tanto Lillo como
Serna explican que la exposición surgió de “la fiebre vintage,
que todavía existe hoy”, porque en teoría –según coinciden ambos- “aquel mundo
parece muy similar al nuestro, pero en realidad era muy diferente”. Y en este
punto explican la polisemia del título escogido para presentar la exposición.
Porque Covers en inglés, tiene distintas acepciones: por un lado significa
portada, cubierta o envoltura, pero por otro también hace referencia a lo que se
oculta, a lo que se tapa, a lo que hay detrás de las apariencias, una metáfora
que sirve para definir la América de los 50 y 60. De acuerdo con ambos “aquella
sociedad era muy represiva y solo en las versiones de los grupos de rock se
expresan aquellos deseos y frustraciones, angustias y esperanzas con las que
muchos jóvenes se identificaban, adaptándolas a sus propias circunstancias”. El
rock era el medio para expresar lo que no se podía expresar y suponía un choque
frontal con los valores del momento. Y lo hacían con estribillos que se repetían
una y otra vez, y que siguen siendo himnos en nuestros días. La mayoría de
carátulas de discos, electrodomésticos, revistas, etcétera proceden, entre
otras, de las colecciones de Luis
Puig, de Alfaro
Hofmann.
La exposición,
que pretende dar una visión de lo que supuso la irrupción de los jóvenes en la
escena pública y los efectos que provocó, está estructurada en tres grandes
secciones. La primera, titulada Iconos de
rebeldía, refleja la imagen que la gran pantalla dio de algunos
de esos inquietos “muchachitos”. Veremos aquí a Marlo
Brando, a James
Dean, a Sidney
Poitier y reproducciones de aquellas motos que se han convertido
en iconos del celuloide. Convertidos muchas veces en objeto de crítica y de
incomprensión por parte de los mayores, todos acabaron convirtiéndose en
referentes cinematográficos fundamentales de varias generaciones de
inconformistas.
De la imagen
elegante y consumista que el mundo adulto pretendía dar de sí mismo se ocupa la
segunda sección, titulada La América
Kennedy. Son rostros, poses y actitudes que nos resultarán bien
familiares. Aquí podemos contemplar portadas de revistas sobre la carrera
espacial y sobre algunas mujeres que todavía siguen siendo mitos: Audrey
Hepburn, Jackie
Kennedy, Marilyn
Monroe, Grace
Kelly… a través de un centenar de portadas de Live
y Time.
Ellas eran las mejores vestidas, las más bellas, las más envidiadas… Transmiten
un cuadro bruñido y armonioso de la sociedad americana: el paraíso de la
elegancia, del confort y de la libertad. Brillo y brillantina. No hay espacio
para el conflicto.
Descarados, la última de las secciones que dan forma a la Exposición, se ocupa del
impacto que ocasionó la irrupción del rock and
roll en esa sociedad tan conservadora y contenida. Aquí encontramos
las carátulas de discos y diversos audiovisuales. A través del rock, los jóvenes
encontraron una válvula de escape para mostrar y compartir su descontento, para
expresar y difundir sus deseos, sus expectativas. Fue, sin lugar a dudas, el
elemento que aglutinó todo ese agravio, toda esa ira. El elemento que
necesitaban para cambiar el mundo.
Durante los años
posteriores a la Segunda Guerra Mundial y en plena Guerra Fría, América muestra
con orgullo su supremacía. Y así es como el miedo a una invasión soviética o a
una guerra nuclear devastadora contrasta con la satisfacción y la opulencia de
esa sociedad que se refleja en los que es cover o
portada, noticia diaria. En ellas hay ostentación y hay exhibición de riqueza,
de prosperidad, de glamour.
En 1951, J. D.
Salinger publica The Catcher in the
Rye: El guardián entre
el centeno. En 1964, The
Beatles y The Rolling
Stones llegan a los Estados Unidos. Han sido contratados para
dar sendas giras de conciertos. Entre ambas fechas, con Marlon
Brando como icono del muchacho salvaje y bronco, nacen
propiamente lo joven y la rebeldía. Surge el rock y
triunfa Elvis
Presley, que mueve sus caderas. Entre mediados de los cincuenta
y mediados de los sesenta, James
Dean o John F.
Kennedy ocupan la escena, son portada y mueren pronto: van a
escape, toman drogas o estimulantes y procuran vivir el sexo con plenitud. Es la
revolución de los jóvenes, que han estallado provocando hondas
sacudidas.
La sociedad del
siglo XXI todavía mira aquella sociedad. Se compara, escucha su música, copia
sus modas, por todo ello, como subrayan ambos comisarios, Covers.
Cultura, juventud y
rebeldía es una exposición para todos los públicos: para
quienes vivieron y conocieron aquella época, pero también interesará a quienes
tan sólo les ha llegado los eco, distintas versiones (o covers)
de aquellas canciones, de aquella actitud y de aquel inconformismo”,
concluyen.
Videoclip de
Covers, obra de Víctor Serna
Nota de la
Redacción: este es el texto de la Nota de Prensa elaborada por Magdalena Ruiz
(Universitat de València), a quien agradecemos su generosidad por cedernos la
posibilidad de publicarla completa en Ojos de
Papel