Director: Rogelio López Blanco      Editora: Dolores Sanahuja      Responsable TI: Vidal Vidal Garcia     
  • Novedades

    Wise Up Ghost, CD de Elvis Costello and The Roots (por Marion Cassabalian)
  • Cine

    La dama y la muerte de Javier Recio Gracia
  • Sugerencias

  • Música

    Led Zeppelin (Mothership)
  • Viajes

  • MundoDigital

    La creación de contenidos web en la era de la economía de la atención
  • Temas

    Fascinación por el Islam: Cidi Hamete Benengeli (por Antonio Medina)
  • Blog

  • Creación

    El cadáver (cuento)
  • Recomendar

    Su nombre Completo
    Direccción de correo del destinatario
Tindersticks: <i>Falling Down a Mountain</i> (2010)

Tindersticks: Falling Down a Mountain (2010)

    GÉNERO
Música

    TEMA
Critica de Falling Down a Mountain, CD de Tindersticks (por Marion Cassabalian)

    OTROS DATOS
Lanzamiento: febrero 2010. Discográfica: Bug Music. Composición: Stuart A. Staples, excepto “Hubbards Hills” de Dan Mckinna. Producción: Stuart A. Staples, Le chien chanceux. Mezcla: Tim Young. Fotografía: Neil Fraser. Diseño: Young Design. Pinturas: Suzanne Osborne



Tindersticks

Tindersticks

Tindersticks: <i>The Hungry Saw</i> (2008)

Tindersticks: The Hungry Saw (2008)


Magazine/Música
Falling Down a Mountain, CD de Tindersticks
Por Marion Cassabalian, lunes, 1 de marzo de 2010
Tindersticks saca Falling Down a Mountain solamente dos años después de The Hungry Saw. Acostumbrados a su música original, elegante y profunda, esta preciosa banda inglesa nos decepciona un poco con este último trabajo, que roza a veces lo superficial y se aleja ligeramente de su finura y de su gracia de siempre.


Tindersticks:
"Hungry Saw" en versón acústica (vídeo colgado en YouTube por tindersticksofficial)

Tindersticks es de estas bandas que tiene un color propio, un estilo reconocible entre mil, una personalidad que se imprime incluso en las carátulas de sus discos y en las fotos que las ilustran. Se trata de un estilo simple pero profundo; melancólico, casi triste, pero no oscuro; romántico pero no cutre... También son un montón de detalles cuidados al máximo, desde la pagina web hasta los cortometrajes, pasando por los dibujos; todo un producto concebido con precisión y llevado con madurez... como un gran trabajo de orfebre musical.

El peculiar estilo de esta banda inglesa de Nottingham reside en gran parte en la voz y el protagonismo de su cantante, Stuart A. Staples. Su timbre grave y puro estremece. Su ligero acento le agrega un toque misterioso a su lenta forma de modular, que produce hasta suspense. Consciente de su carisma, Staples juega con la mirada, cuida su elegancia y posa en blanco y negro con el cigarrillo siempre en la boca...

Pero Tindersticks no es solo un hombre. También son seis grandes músicos que sostienen cada nota con delicadeza y mucho respeto. Los miembros del grupo que acompañan a Staples cuando éste graba el primer single, “Patchwork”, son David Boulter (teclado y piano), Dickon Hinchcliffe (violín, guitarra y voces), Neil Fraser (guitarra), Mark Colwill (bajo) y Al Macaulay (batería y percusiones). Todos estos artistas comparten entonces la finura y la gracia de su líder, transmitiendo a sus instrumentos la extrema sensibilidad que caracteriza a esta banda, sin caer nunca en la facilidad o en la superficialidad.

Estos elementos explican por qué su primer disco, que sale en 1993 y lleva por título Tindersticks, es elegido mejor disco del año por varias revistas inglesas y pega muy fuerte en el corazón y los oídos de muchos melómanos. La originalidad y la seriedad de este grupo contrastan entonces con el ligero pop eléctrico que se empieza a escuchar por los rincones de las radios y de las discográficas. Por fin aparece un trabajo rotundo, fuerte, potente, sin fallos. El segundo álbum, también llamado Tindersticks, se estrena dos años después y obtiene el mismo éxito. Los fans ya son numerosos y siguen hipnotizados por la magia de esta formación a la vez tan peculiar y tan formal. Tindersticks rima por un lado con prudencia, mesura y discreción. Por el otro lado, afloran la seducción, la sensualidad y la emotividad.



Tindersticks: presentación del CD Falling Down the Mountain (vídeo colgado en YouTube por 4ADRecords)

Después de dos bandas originales, un álbum en vivo (The Bloomsbury Theatre) y un excelente último disco en estudio (Curtains), la banda decide poner fin a sus cinco años de vida musical en común. Staples se refugia en un pequeño pueblo en Francia y crea su propio estudio bautizado Le chien chanceux (El perro con suerte). Durante años, el artista compone y se divierte en silencio hasta que, en 2008, dos de sus antiguos colaboradores (Fraser y Boulter) lo alcanzan en el país galo y lo convencen para sacar un disco. Cuentan que ocho días más tarde salía The Hungry Saw. Tindersticks había resucitado con uno de sus mejores álbumes.

A pesar de los rumores que dicen que la banda piensa tomarse otra larga pausa, Tindersticks sorprende a sus fans dos años más tarde con un último álbum titulado Falling Down a Mountain. El grupo sigue teniendo este color que evoca su nombre al pronunciarlo y la voz de Staples provoca los mismos discretos escalofríos de siempre. Sin embargo, el disco no es tan bueno como los anteriores.

Desde la introducción del primer tema, “Falling Down a Mountain”, con su trompeta (Terry Edwards) y su melodica (Staples), se nota un cambio; como una especie de distancia con este tono melancólico que les era tan propio. El cuarto tema, “Peanuts”, parece casi un chiste. El cantante, acompañado por la linda voz de Mary Margaret O’Hara, se aleja de las letras tan poéticas y rebuscadas que tanto pegaban con la imagen de la banda y descredita un poco de esta manera a la parte instrumental, a pesar del original fliscorno (flugelhorn) de Edwards. La melodía resulta simplona y poco atractiva y se corta el impulso que ya había costado un poco tomar. El séptimo tema, “Black Smoke” (ver vídeo más abajo), tampoco tiene mucha fuerza a pesar de una guitarra eléctrica interesante (Neil Fraser y David Kitt). Los coros no tienen mucho que ver con la personalidad de la banda y decepcionan una vez más.

Lamentablemente, la mayor parte de las canciones, como “Harmony Around my Table”, “She Rode me Down” (con la bonita flauta de Joanne Fraser), “Hubbards Hills” (con el violonchelo de Andy Nice) y “No Place so Alone”, se quedan allí, rozando la genialidad pero sin alcanzar nunca a las joyas que conocemos de Tinderticks.

Menos mal que Falling Down a Mountain cuenta también con tres pequeñas perlas como “Keep you Beautiful”, “Factory Girls” y “Piano Music”, que nos reconcilian con esta banda de la que exigimos tanto, acostumbrados a un producto casi perfecto.

A pesar de los buenos músicos que se juntaron para el proyecto y la gran originalidad de la mayoría de las canciones, este último trabajo no está a la altura de la reputación de este grupo que tanto nos conmovió en el pasado.



Tindersticks: "Black Smoke" (vídeo colgado en YouTube por 4ADRecords)
  • Suscribirse





    He leido el texto legal


  • Reseñas

    Una extraña historia al este del río, de Nagai Kafū (por Ana Matellanes García)
  • Publicidad

  • Autores