Escuchar la voz del viejo
Dylan,
este timbre inconfundible (que ya empieza a cambiar un poco con la edad),
reinterpretando grandes clásicos navideños como el conocidísimo “
Little Drummer
Boy” (“El niño del Tambor”) entre otros, es sin duda
sorprendente. Los que estamos acostumbrados a oír su peculiar voz evolucionar
sobre una gama pentatónica y acompañada por guitarras más o menos eléctricas,
necesitamos un ratito para creernos lo que estamos escuchando al poner
Christmas In The Heart por primera vez. Sin embargo, el resultado está
bastante logrado.
Bob Dylan: "Must Be Santa" (vídeo colgado en YouTube por
bluetonguefilms)Dylan se hizo acompañar en esta
ocasión por muy buenos cantantes -
Amanda Barrett,
Bill Cantos,
Randy Crenshaw,
Abby DeWald,
Nicole Eva Emery,
Walt
Harrah y
Robert Joyce- que ponen el toque navideño y mágico a las
quince grabaciones de este disco inaudito, gracias a unos coros bonitos y
delicados. Los músicos por su parte son, como siempre, excelentes. En este
álbum,
Dylan repite la misma formación que en su disco anterior,
Together
Through Life,
tocando con
el bajista
Tony Garnier, el batería
George Receli, el multiintrumentista
Donnie Herron (mandolina, violín, trompeta y
steel guitare) y el
acordeonista mexicano
David Hidalgo, que toca también la mandolina, el
violín y la guitarra. Y por si no fuera suficiente, el cantante convocó al
pianista y organista
Patrick Warren, así como el guitarrista
Phil
Upchurch, que comparte el trabajo con la guitarra del cantante.
En
cuanto al contenido, parece ser que el viejo
Dylan
tampoco haya hecho las cosas a medias: después de haber rebuscado en el
patrimonio americano, yendo hacia las raíces más remotas, realizo una fina
selección de temas navideños tradicionales y se atrevió incluso con un
“
O' Come All Ye
Faithfull (Adeste Fideles)” ¡cantando los primeros versos
en latín!
Pero cuidado, no nos olvidemos que estamos hablando de
Bob
Dylan: el músico no pudo evitar cantar un “Christmas Blues”, sin
ninguna duda el mejor tema de este álbum. Otras canciones como “I'll Be Home For
Christmas”, “Have Yourself a Merry Little Christmas”, “Silver Bell”, “
The First
Noel” y “O' Little Town Of Bethlehem” (una muy buena
elección para concluir este trabajo) son bonitas baladas que pueden gustar
incluso a los que no tienen el espíritu muy navideño. Sin embargo, muchos otros
temas no son nada buenos y no pegan con la voz nasal y áspera del artista: el
primero por ejemplo, “
Here Come Santa
Claus”, no aparece como la mejor opción para empezar este
álbum ya que no da muchas ganas de seguir descubriéndolo; más todavía cuando se
escucha el segundo, “Do You Hear What I Hear”, nada satisfactorio. Hay que
esperar el tercer tema, “Wonderland”, para entrar en el juego y empezar a
relajarse (e incluso reírse) un poco. “Hark the Herald Angels Sing”, la cuarta
canción, es muy bonita por sus coros y termina de convencernos para acabar de
escuchar el disco entero. Lamentablemente, avanzando un poco, volvemos a
toparnos con dos canciones bastante malas, “Must Be Santa” y “Christmas Island”
que mezcla guitarras hawaianas con el Papa Noel...
A pesar de todo, no
piensen que
Dylan se haya vuelto loco con la edad. Todo lo contrario: el
cantante simplemente ha respondido -en un par de meses y produciendo el mismo el
álbum- a la petición de la ONG
Feeding America, quien le ha pedido un
disco benéfico. La totalidad de las ventas servirán para realizar cuatro
millones de comidas destinadas a los numeroso habitantes de este gran país que
se quedaron fuera del
american dream.
Después de una carrera tan
larga, prolífica y exitosa, lanzarse en tal aventura debió de ser un nuevo
desafío ara el viejo trovador de Minnesota, que nos enseña, con este álbum, una
nueva faceta suya. De hecho, es una etapa casi obligatoria para los grandes
cantantes estadounidenses, quienes, como buenos compatriotas que son, quieren
compartir su amor por la navidad con los niños de su país (pienso en
David Bowie o
Elvis Presley, por
ejemplo).