Pink Martini es un grupo que sorprendió al público desde la
publicación de su primer disco
Sympathique, en 1997. Esta “pequeña
orquesta de Portland” (Oregon) compuesta de 12 músicos estadounidenses con
orígenes internacionales, mezcla los estilos y los idiomas, pero con un color
propio inconfundible. La mejor definición para describir esta banda es sin duda
la del hombre que está detrás de este proyecto grandioso, el pianista
Thomas
M. Lauderdale: “Pink Martini es como un musical romántico de Hollywood de
los años 40 o 50, pero con una perspectiva global y modernista. Traemos
distintas melodías y ritmos de diferentes partes del mundo y los ponemos juntos
para crear algo nuevo y bello”. Y así es: en sus tres discos,
Pink
Martini va de la salsa a la samba, pasando por el blues y las baladas
románticas, arriesgándose en árabe, portugués o incluso en ruso.
Esta
banda no sería nada sin la preciosa voz y el tremendo carisma de
China
Forbes, la glamurosa cantante de la formación y compositora de varios temas.
Su acento estadounidense cantando baladas en francés pone la piel de gallina y
su presencia sobre el escenario focaliza toda la energía de los músicos y del
público. El encuentro de ambos artistas en la universidad de Harvard, cuando él
estudiaba historia y literatura, y ella pintura, literatura inglesa y teatro,
terminó de pulir la personalidad del grupo y de definir el camino a
seguir.
Pink Martini: "Hey Eugene" (vídeo colgado en YouTube por
dahan001)Otra gran cualidad de esta banda es su capacidad para
mezclar composiciones propias con
covers de los más originales. Los temas
propios, compuestos principalmente por
Lauderdale y
Forbes, suelen
estar en inglés o en francés y con un toque siempre romántico, gracioso y
agridulce. Una de sus canciones que más éxitos cosechó fue un tema del primer
álbum de la banda, “
Je ne veux pas
travailler” (falsamente atribuido a la cantante francesa
Edith Piaf), que fue nominado “Canción del año” en las Victorias de la
Música en Francia en 1997, además de ser difundido por numerosos medios en el
mundo entero (especialmente en Francia) e incluido en decenas de recopilaciones
y hasta en comerciales.
Otras de las canciones que podemos encontrar en
sus álbumes son
covers o nueva grabaciones de temas de otros países
(Croacia, Brasil, etc.) y grabados con la participación de un artista
representativo del folklore de su región, como por ejemplo “
Una notte a
Napoli” con la artista italiana
Alba Clemente o “
Kikuchiyo to
Mohshimasu” con el japonés
Hiroshi Wada, en su
segundo disco editado en 2004,
Hang On Little Tomato.
Todos los
fans de la “pequeña orquesta de Portland” (y son muchos), esperaban con mucha
expectación su último trabajo, preguntándose si
Pink Martini iba a lograr
ser tan originales como lo habían sido hasta ahora. Pues lo lograron. El
resultado es
Hey Eugene, un álbum con un color muy propio y una mezcla de
estilos sorprendente. Pero lo más fascinante es sin duda el contraste agridulce
entre la música y las letras. Escuchando bien las letras (o leyéndolas en el
libreto del álbum que incluye la traducción al inglés de todas las canciones),
se comprueba que el término repetido (y eso en los siete idiomas utilizados en
el disco) es la palabra “lágrimas”, cosa difícil de creer cuando la parte
instrumental está marcada por ritmos en su mayoría alegres y festivos. Este
contraste le da todavía más personalidad a este álbum compuesto por 13 temas que
oscilan entre el blues, la salsa y la música de cabaret, pasando por el folclore
árabe o japonés.
Pink Martini: "Tempo perdido" (vídeo colgado en YouTube
por ephrats)Lauderdale al piano,
Forbes al canto y
los 13 músicos que les acompaña en este trabajo nos llevan, con
Hey
Eugene, por un viaje que empieza por un blues en francés, con una letra
particularmente depresiva, que no aparece siquiera en el libreto o en la lista
de las canciones. Este regalo fantasma es una forma muy peculiar de empezar un
álbum para los que entendemos este idioma… Menos mal que el protagonista de esta
canción decide levantar su cabeza de los rieles antes de que llegue el tren y
que el segunda tema, todavía un poco nostálgico, es por lo menos más romántico y
esperanzador. El tercer tema, "Tempo perdido” del gran compositor de samba
Ataulpho Alves, es el perfecto ejemplo del contraste latente en este
álbum entre ritmo alegre y letras desgarradoras. Los músicos de
Pink Martini
están acompañados en esta canción por el
Coro de Gospel de The Jefferson
High School.
“
Mar
desconocido”, el cuarto tema, del peruano
Martín
Zarzar, acentúa la onda nostálgica de este álbum; de nuevo se repite la
palabra “lágrimas”. La quinta canción, una historia de amor en japonés, escrita
por
Taku Izumi y
Michio Yamagami, es el primer tema relativamente
alegre de este disco. Los dos siguientes, “City of Night” en inglés y “
Ojalá”, en
una mezcla muy lograda entre francés y español, son composiciones propias que
persisten en jugar con este sentimiento de nostalgia agridulce. “
Bukra
wba’do”, que cuenta la hermosa ansiedad que siente un
amante a la espera de la próxima cita con su amor, logra por fin darnos ganas de
bailar. Los dos temas que siguen, “Cante e dance” de
Phil Baker y el
excelente “Hey Eugene”, compuesto por
China Forbes, mantienen un poco
este
swing hasta llegar a los dos mejores temas de este álbum, cada uno
por razones muy distintas: la versión de la preciosa canción “
Syracuse”,
del famoso cantante
Henri Salvador, es un placer por los oídos, mientras
“Dosdevanya Bombino”, la penúltima pieza del álbum, es un tema en italiano y
ruso muy divertido, que definitivamente logra levantarnos de nuestros asientos.
Para terminar, se eligió un clásico: “Tea For Two” del musical “No, no,
Nanette”, de
Vincent Youmans e
Irving Caesar.
El resultado
es un disco nostálgico que, sin embargo, logra ser muy animado a pesar de unas
letras tan tristes.
Hey Eugene deja curiosamente un sentimiento de
alegría y de ganas de bailar, pero sobre todo de viajar por el mundo al
encuentro de nuevas melodías.
Pink Martini: "Taya Tan" (vídeo colgado en YouTube por
irenepitesti)