Magazine/Música
Crítica de "Begin to Hope", CD de Regina Spektor
Por Marion Cassabalian, viernes, 1 de junio de 2007
Begin to hope, el último álbum de Regina Spektor, aparece como una genuina sorpresa en el escenario musical actual, en el que muchas artistas femeninas se parecen y se confunden. Su originalidad y su personalidad, además de un humor al que no estamos acostumbrados, merecen elogios y reconocimiento.
A diario, desde hace ya algunas semanas, Regina Spektor acompaña mis días como pocas veces una voz ha sabido hacerlo. Aunque muy femenina, posea ese profundo y redondo carácter masculino, casi desgarrador en algunas ocasiones. A veces romántica y otras veces roquera, su timbre es original y atrapador. Y Regina lo sabe y juega con esto. Además de un físico muy agradable, cuyos rasgos exóticos nos recuerda que proviene de la lejana Rusia, Spektor tiene también letras claras, honestas hasta provocadoras. Textos inteligentes, sencillos e incluso graciosos.
Regina Spektor es una fantástica sorpresa en un momento en que muchas cantautoras o solistas ocupan un mercado un poco saturado, cansado de escuchar los mismos timbres de voz (Björk aparte) o el eterno estribillo popero de telón de fondo. Por muy lindas voces que poseen las Lily Allen, Norah Jones u otras Fionna Apple del momento, el humor y la originalidad de Spektor, además de un claro talento para el piano, devuelven las esperanzas de volver a toparnos todavía con artistas enteros.
Hija de padres músicos, nació en Moscú en 1980 pero, durante la perestroika, fue expulsada junto a toda su familia hacia los Estados Unidos. Además de dejar su país y sus raíces, la pequeña Regina debe abandonar al mejor amigo: su piano, compañero de juegos y estudios. Para bien o para mal, esto le obligó a abrirse a nuevos géneros musicales y descubre en Nueva York a artistas como Tom Waits o Radiohead, además del jazz y del pop. Sin dejar de lado su talento al piano, Spektor se construye un sonido y una personalidad propia en la escena underground neoyorquina y se impone como una de las figuras del círculo “anti-folk” de la ciudad.
Begin to hope es un disco que merece una atención particular. No es música de fondo; tiene que establecerse la conexión con el público. Algunos se enamoran, otros se preguntan donde está la gracia…
Su gran salto lo da de la mano de The Strokes, específicamente de Julian Casablancas (líder de la banda), quien quedó impresionado por su talento y la invitó a participar como telonera de su gira norteamericana, en la que también tocaban los Kings of Leon.
El productor Gordon Raphael (entre otros, de los dos primeros discos de The Strokes) se enamoró de los dos primeros álbumes de la cantante 11:11 (2001) y Songs (2002) grabados de forma casera y autoeditados por la propia Regina Spektor.
Tras editar en 2003 Soviet Kitsch de la mano de Shoplifter en UK y Sire en U.S.A.-su primer álbum comercial- Regina ha dado un nuevo paso en su carrera hacia la normalización de un sonido que hasta ahora siempre se había basado en los timbres de su voz, su versátil técnica al piano, y, ocasionalmente, una baqueta con la que golpea la silla donde se sienta mientras toca el teclado.
Begin to hope (Warner, 2006), su primer trabajo para una multinacional, tardó dos meses en grabarse, mucho más tiempo del que había tomado hasta ahora cualquiera de sus discos anteriores (Songs necesitó un solo día y Soviet Kistch, diez, pero eso sí, en un estudio profesional y con la ayuda del productor David Kahne).
El último disco de Spektor contiene baladas hermosas con piano, como “Summer in the city” o “Samson”, en la que uno quisiera que la voz dulce que canta “te quise primero” le este dirigida; pequeña dosis de rarezas como juegos sonoros en “Fidelity” y “On the Radio”, una transmisión de radio promediando “Field Below” o el poema ruso que parte al medio “Après moi”, en la que también se cuela una frase en francés…
Regina Spekor pasa de hablar de cocaína y de sueños sucios en “Hotel Song” a ser una adolescente nostálgica en “That time” o una vieja cantante de blues en “Lady”, tema que recuerda a Tom Waits tocando en un bar de carretera con un wisky sobre la barra…
Begin to hope es un disco que merece una atención particular. No es música de fondo; tiene que establecerse la conexión con el público. Algunos se enamoran, otros se preguntan donde está la gracia… Lo que es seguro, es que su originalidad la destaca de cualquier otra artista del momento y vale su peso en oro en una escena musical cada vez más uniformizada.