Juan Antonio González Fuentes
Por fin el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero reconoce, por boca de su ministra de Economía, que el país se encuentra inmerso en una crisis de proporciones cuasi apocalípticas. Ya reconoce nuestro gobierno que una inminente tasa de paro del 20% será un mal menor y hasta asumible. Ya hay decenas de miles de familias españolas en las que no entra ni un solo euro de ingresos; los precios se desploman; el déficit del Estado se dispara; las deudas zapateriles tendrán que estar pagándolas hasta nuestros tataranietos; las colas en las oficinas de desempleo vuelven a dar vueltas y vueltas a la manzana; los ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) pueblan las páginas económicas de los periódicos; los negocios de todo tipo y condición cierran sus puertas en pueblos y ciudades de toda la geografía nacional; los Bancos no conceden créditos a los particulares y las pequeñas empresas, utilizando los préstamos del Estado para maquillar sus propias cuentas; las Cajas de Ahorro, tras años de financiar los delirios de grandeza de las Comunidades Autónomas y el creciente “bienestar” de las castas políticas regionales, se declaran en quiebra, etc, etc…
Lo que no ha reconocido ni reconocerá el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero es que ha mentido a los ciudadanos españoles, que los mintió antes de las últimas elecciones con el mayor descaro y desprecio, y que hasta hace unos días ha maquillado en su propio beneficio una situación casi insostenible. La mínima decencia impondría a estas alturas la renuncia a seguir gobernando sin un nuevo refrendo de los ciudadanos y el reconocimiento público y general de errores y mentiras. Pero decencia y gobierno zapateril conforman un oximorón digno de enseñarse en las escuelas.
Claro que la no dimisión de Zapatero y su equipo fracaso tras fracaso, mentira sobre mentira, no debe extrañar a nadie. Vivimos en un país, en una sociedad en la que el verbo dimitir no se conjuga. ¿Alguno de los lectores de estas líneas conoce de algún responsable de Cajas o Bancos que haya dimitido tras ser un clamor de obviedad que han concedido indebidamente créditos y créditos que han llevado a la ruina a sus propias entidades, a empresas y particulares? Mientras escribo estas líneas llega la noticia de que se ha declarado en ruina el primer ayuntamiento de la reciente historia de España. Un ayuntamiento socialista, cercano a Sevilla, ha entrado en suspensión de pagos. Desde enero no paga ni la luz, y ahora anuncia que no puede pagar ni a los funcionarios ni a proveedores. El ayuntamiento socialista cercano a Sevilla tiene apenas 6.000 habitantes y debe 6 millones de euros, mil millones de las antiguas pesetas. Seis mil habitantes y mil millones de deuda. ¿Alguien puede explicarlo sin recurrir a Ali Baba y los cuarenta ladrones? España es un país de nuevos ricos, un país de snobs, un país que lleva años viviendo muy por encima de sus posibilidades, un país que le dio la espalda a la realidad hace mucho tiempo. Y cuando escribo España, escribo españoles. Los españoles somos España, y al revés, claro.
Y es que todos tenemos parte de culpa en la terrible crisis económica que asola nuestra sociedad. Sí, todos, no sólo los avariciosos altos ejecutivos multimillonarios de los negocios internacionales; no sólo la casta política, irresponsable, avariciosa, insaciable de prebendas, status y riquezas. También nosotros, los mileuristas hispanos que, sin haber visitado jamás el Museo del Prado, nos considerábamos unos mindundis si no pasábamos nuestras primeras vacaciones en algún lugar del Caribe, o no conducíamos un coche de marca prestigiosa, o si no invertíamos lo que no teníamos en la compra de un chalé adosado o en una segunda vivienda en el campo o la costa, o si en nuestro armario no había algo de Armani, Versace, D & G…, o si no íbamos a cenar a un restaurante de diseño y estrella michelín con botellas de vino cuyo precio ya emborrachaba… Insisto, los españoles pasamos en apenas dos décadas del utilitario, la modesta vivienda, la ropa comprada a plazos en un gran almacén, el vino barato sin marca, las vacaciones en la casa del pueblo…, a un mundo de lujo diseñado que finalmente se ha revelado fuera de nuestro común alcance. Los españoles, en general, nos hemos gastado con dinero mal prestado lo que no teníamos en pos de vivir el sueño snob de ser y aparentar lo que no éramos, una sociedad rica. El sueño se ha tornado pesadilla. Era lo previsible. ¿Estaremos aprendiendo la lección?
Últimas colaboraciones de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:
-LIBRO: Jesús Pardo, Borrón y cuenta vieja (RBA Libros, 2009)
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.