domingo, 26 de abril de 2009
La luz todavía de Juan Antonio González Fuentes, por Nuria Rodríguez Lázaro (y III)
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
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La profesora de literatura española de la Universidad de Burdeos, Nuria Rodríguez Lázaro, realizó una lectura crítica del libro La luz todavía (DVD ediciones) de González Fuentes en un encuentro en la ciudad francesa de Lyon, organizado por la universidad y el Instituto Cervantes de dicha ciudad


Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

Continuación de:

 
La luz todavía de J. A. González Fuentes, por Nuria Rodríguez Lázaro (I)
 

La luz todavía de J. A. González Fuentes, por Nuria Rodríguez Lázaro (II)

Juan Antonio González Fuentes: La luz todavía (DVD Ediciones)

Juan Antonio González Fuentes: La luz todavía (DVD Ediciones)


“Arrojar luz sobre el proceso de construcción artística

Retengo de la cita ya mencionada de Jambrina la frase: “el autor fuerza y retuerce la sintaxis hasta violentar los límites del sentido”. Cito ahora al propio González Fuentes:
 
Soy poeta abstracto. Sí. No soy un poeta realista ni “figurativo”. No pinto ni describo paisajes, no retrato…, mi poesía se asemeja a la forma que tenía de pintar, por ejemplo, Jackson Pollock: se extiende el lienzo en el suelo y se dejan caer sobre él manchas, colores, formas que expresan desde su abstracción, desde su ausencia de formas definidas, al menos desde un punto de vista lógico, racional y tradicional.

Yo extiendo palabras sobre el folio y éstas se van adecuando, se van interrelacionando unas con otras hasta lograr, desde mi punto de vista, expresar precisamente esos territorios expresivos, estéticos, éticos, conceptuales que quedan siempre fuera, que no se iluminan mediante el uso del “lenguaje normalizado”. Yo busco torcer las palabras y sus significados, romperlas, darles la vuelta para usarlas de forma exploratoria en busca de aquellos espacios del pensamiento y el sentimiento que nunca son expresados por el uso normal de las palabras, por sus significados y equivalencias comunes.
 
Juan Antonio G. F. manipula, trastoca, funde, subvierte y casi pervierte el papel de las categorías gramaticales tradicionales. Indaguemos brevemente, detectemos en el poemario esas rupturas sintácticas que van mucho más allá de los recursos estilísticos como la sinestesia, por cierto muy utilizada por nuestro poeta. La mayoría de las anomalías se producen en el uso de los adverbios, pero no solamente; en general, varias categorías gramaticales se ven nominalizadas, produciendo una impresión de extrañeza en el lector. He aquí una lista no exhaustiva:

Adverbios que se nominalizan:
“en un ayer distante”, p. 15.
“la añoranza de mi después”, p. 20.
“Ese ahora sin ti”, p. 36.
“huyéndose en el más de cada instante”, p. 51.

Adjetivos que se nominalizan:
“a manera de azul o prisa”, p. 17.

Sintagmas verbales que se nominalizan:
“distinta a ese no importa”, p. 20.

Locuciones adverbiales improbables:
“Hacia arriba y de luz te busco”, p. 22

La mayoría de estos cambios sorprendentes de categoría gramatical tienen lugar en la primera sección, “Maneras de otro reino”. En “La luz por dentro” tan sólo encontramos un caso de subversión de las categorías gramaticales (“Ese ahora sin ti”, p. 36); lo sorprendente, lo extraño, viene en esta segunda sección de una voluntad de conocimiento del interior de las cosas, incluso de las cosas intangibles como la luz o la huella; deseo de revelación de una suerte de verdad que estaría forzosamente dentro de las cosas:

IV

¿Cómo se mide la hora
Que recoge la luz por dentro,
Ese querer decir que nunca llega,
La última señal que aclama
El racimo alto de los paisajes?

V

La huella hacia dentro,
Incapaz
De ese ahora sin ti,
Que ya nunca será mi tiempo.

En contraposición a esta idea aparece la noción de engaño, engaño que podemos entender como equivocación de los sentidos:
 
Y más adentro aún
engaña la dura luz
que se cumple en ti,
volviéndose.


En la última sección, “El filo de la nieve” surge la importancia del nombre, como quizás, la revelación de la única, aunque frágil, verdad:
Me detengo en lo que desde fuera vendrá más tarde, en la dulce raíz del engaño que escribirá mi nombre.
Acaso luego me salve en la inmune enumeración de tu nombre.

Sin verte, cada voz cede su remoto paso a lo que es tuyo, al pentagrama errante y luminoso que anhela el viento habitando mi nombre con hojas de plomo, con la claridad del camino que deja un tiempo en precisa geometría, en el fértil orden confiado a la tormenta.

Conclusiones

Se trata ésta de una poesía compleja, exigente, sin concesiones, que apela a un lector no sólo sensible sino también activo. A las distintas dificultades que hemos puesto de relieve en este trabajo habría que añadir la producida por la longitud extrema de las frases únicas, que llegan a conformar todo un poema. En efecto, muy a menudo el lector se enfrenta a una sola frase extendida a lo largo de diez o más versos, lo que requiere un estado de alerta permanente; no hay lugar para la pausa, ni sitio para darse un respiro. La tensión es permanente en esta escritura paradójicamente suave, de sonoridades delicadas, donde las imágenes casi oníricas se suceden vertiginosamente sin que el lector se sienta violentado.

Habría que añadir a lo dicho que se percibe en varios poemas una predominancia clara del tiempo futuro, que va de la mano de un tono premonitorio (“el mundo tañirá un crepitar de extrema luz,/ y todo un mar insomne sonará/ en el seco adiós de la palabra.) y que hace surgir de forma tangente la idea valentiana del poeta como vate, luz del mundo y hacedor de conciencias.

Para terminar, señalemos que es significativo que González Fuentes esté a punto de publicar su poesía última bajo el título La lengua ciega, como si su lenguaje poético obedeciese a una suerte de azar que sin embargo nada tiene que ver con la escritura automática de los surrealistas. El propio poeta afirma “se trata de intentar decir con palabras poéticas lo que no es decible”; por eso, a mi juicio, las constantes rupturas sintácticas, las metáforas y las imágenes poéticas de Juan Antonio González Fuentes destruyen por completo todo el sistema de referencias que pone en relación las palabras con las cosas, y que sirve esencialmente de justificación al lenguaje. Esta escritura poética es, en sí misma, una espléndida definición de la poesía como género literario, si es que la poesía es un género literario: la poesía es la abolición de los límites de la palabra.
Que no quede duda alguna: Juan Antonio González Fuentes ha inventado un nuevo lenguaje poético, ya sólo suyo, inmediatamente reconocible y fatalmente inimitable.

***


 

Últimas colaboraciones de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:

-Álvaro PomboVirginia o el interior del mundo (Planeta, 2009)

-Clint EastwoodGran Torino (2008)