martes, 4 de marzo de 2008
El rival de Bach, un tal señor Telemann
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Artes en Blog personal por Música
Telemann fue amigo y rival de un genio, Bach. No lo llevó mal del todo, y pudo desarrollar una vida y una obra francamente estimables desde muchos puntos de vista

Juan Antonio González Fuentes

Juan Antonio González Fuentes

 La vida del músico barroco alemán Georg Philipp Telemann es tan variopinta y apasionante que bien podría ser factible de acabar formando parte de una historia en celuloide o de las oscuras páginas de una novela de detectives de la serie B.

En su tiempo fue un músico incluso con mejor prensa que el admirable señor Bach, un amigo de verdad pero también un formidable competidor al que superar, y aunque jamás tuvo la experiencia de una formación musical bajo la sombra protectora de un maestro merecedor de tal nombre, Telemann tuvo tiempo a pesar de  las circunstancias no muy propicias a lanzarse con salvaje ahínco al desarrollo acumulativo de actividades varias.

Casi todo lo que conocemos del amigo Telemman lo sabemos a través de él, lo que no suele ser una fuente en exceso fiable. Entre los años 1718 y 1739 nuestro hombre escribió la friolera de tres autobiografías en las que contaba los detalles más sabrosos y relevantes de su juventud y su madurez. Por ejemplo, Telemann estudió Derecho y Letras en la Universidad de Leizpig, aunque a partir del año 1702, cuando contaba ya con más de treinta años, encaminó sus intereses creativos y profesionales a todo lo que estuviera relacionado con la música, llegando a fundar en la vieja ciudad alemana una orquesta, el todavía célebre Collegium Musicum.

Georg Philipp Telemann

Georg Philipp Telemann

No tuvo que pasar mucho tiempo para que lo nombraran director de la Ópera de Leizpig, más que relevante espaldarazo a su carrera que le restó, digámoslo con suavidad, el caluroso cariño de no pocos compañeros de profesión y actividad. Entre los años 1705 y 1755 la vida de Telemann fue un no parar entre distintas ciudades europeas mientras escribía textos diversos y escribía diversa música: en ese periodo nuestro personaje fue maestro de capilla del conde Von Promnitz, director de la música en la ciudad de Francfort, director de las cinco principales iglesias y Cantor en el Johanneum de Hamburgo. En el lento transcurrir de ese tiempo, su  rivalidad profesional con el genial Bach fue en claro aumento, y cómo decirlo, no le dolieron muchas prendas en ponerle a su amigo/rival todas las zancadillas posibles, y en darle cuando la ocasión lo permitía todas las patadas posibles en las espinillas. Finalizado el año 1755 Telemann ya sólo escribió música de marcado carácter religioso, y cuando murió, la fortuna juega así sus bazas, le sucedió en los puestos de la ciudad de Hamburgo su ahijado, es decir, uno de los hijos de su principal contrincante, vamos, el bueno de Carl Philipp Emmanuel Bach.
 
Telemann escribió bastante para el teatro, y hemos dicho que no le hizo ni mucho menos ascos a la música sacra, fue un teórico musical de renombre, fundó el primer diario especializado en música de toda la historia y también fue el impulsor decisivo del primer concierto de carácter público que tuvo lugar en Alemania. La cantidad de piezas de música de cámara que escribió es prácticamente incontable, tal es así que incluso él mismo, ante la tarea de contarlas y catalogarlas, puso pies en polvorosa.

Telemann fue un músico cien por cien alemán, lo que tampoco fue un muy real impedimento para que conociese y practicase las formas de composición propias de las modas francesas e italianas, logrando aunar a lo largo de su obra, al menos de alguna manera, las tres clases distintas de estilos o modos compositivos. En este preciso sentido, en un año tan alejado de nuestros días como 1770, ya el entonces conocido crítico Ch. D. Ebelling escribió que Telemann supo aportar a los alemanes la alegría y la naturalidad en sus melodías.

Prueba de este aserto es, por ejemplo, uno de los últimos discos con música de Telemann, grabación de auténtico nivel, que apareció en el mercado discográfico internacional hace ya cinco años en uno de los sellos fundamentales del mercado, el británico EMI, más concretamente en su colección EMI classics. Se trata de conciertos para flauta grabados por la Berliner Barock Compagney y el flautista Emmanuel Pahud, todos dirigidos por el solvente Rainer Kussmaul.

Pahud, un joven flautista nacido en Ginebra en 1970 es una especie de dios de la flauta en el panorama actual. En el disco al que hacemos referencia emplea un instrumento moderno, lo que para el repertorio tocado implica la modificación de determinados hábitos de expresión. El crítico Tom Moore ha dicho de este disco que en él Pahud se ha tomado en serio las lecciones de la flauta de una llave y produce un sonido maduro y una línea cantable inflexiones naturales; sus articulaciones son claras y nada forzadas, y su ornamentación es también muy elegante. Estamos pues ante un disco absolutamente recomendable, que puede encontrarse en las tiendas especializadas y que es una iniciación magnífica a la música del rival quizá mas destacado del monstruo Bach.


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.