lunes, 14 de enero de 2008
El Barbero de Sevilla y Aquí hay tomate
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Artes en Blog personal por Música
Hay un aria del rossiniano Barbero de Sevilla, La calumnia è un venticello, que no sé por qué me hace pensar en Aquí hay tomate y la prensa del corazón

Juan Antonio González Fuentes

Juan Antonio González Fuentes

Primera parte:

Cuando estoy en Santander como prácticamente todos los días en casa de mi señora madre. Mientras comemos vemos y escuchamos las noticias del telediario de al menos dos cadenas, y entre las tres y media y las cuatro de la tarde, hojeando los periódicos del día, y a la espera de que comience el culebrón de turno que con fruición sigue my mother, queda en abierto el “flipante” programa Aquí hay tomate, que yo contemplo y analizo entre el gozo, la incredulidad y la vergüenza propia y ajena.

Este programa del corazón es, quizá, el que día a día llega más lejos en la demencialidad de sus análisis y conclusiones difamantes, casi todas ellas sostenidas además en el descaro más crudo e hilarante, en la pura invención, en la tergiversación y manipulación radical de las imágenes y las palabras. Tal es la estrategia de Aquí hay tomate, síntoma y espejo de parte de nuestra sociedad embarcada en el negocio de la comunicación y el espectáculo, que estoy convencido de que Roland Barthes no se perdería ni uno solo de estos programas fascinantes, fuente inagotable de recursos para acercarse y entender hasta dónde llega con éxito y aplauso general la ausencia de ética en nuestro desarrollado mundo.

Segunda parte:

Quienes sigan con alguna asiduidad estás páginas mías, se habrán percatado de que soy aficionado a la ópera. Escucho ópera en mi casa, voy a la ópera cuando puedo, y cada vez veo más ópera en televisión gracias a ese invento estupendo que es el dvd. Mis más recientes adquisiciones en este medio de reproducción digital han sido una Tosca de Puccini cantada por Plácido Domingo hace más de veinte años en el Metropolitan de Nueva York, y una recientísima representación de El Barbero de Sevilla rossiniano filmada y grabada en el madrileño Teatro Real con el maravilloso tenor peruano Juan Diego Flórez como principal protagonista masculino.

El Barbero es una ópera genial, una obra de arte en el sentido mayúsculo de la palabra, trufada de gracia, simpatía, sentido del humor, ingenio, ironía, conocimiento de los usos y costumbres de los seres humanos, y una inteligencia filosófica y teatral de primerísimo orden. El autor del magnífico libreto es Cesare Sterbini, quien se basó para desarrollar su trabajo en la comedia del mismo nombre de Pierre-Augustin de Beaumarchais.

En un momento dado de la ópera, cuando el doctor Bartolo (un viejo médico que quiere beneficiarse a la joven y guapa Rosina a la que tiene bajo su custodia y que está enamorada sin saberlo del conde de Almaviva) le pide consejo al viejo y canalla don Basilio para desacreditar a un enamorado de Rosina (Almaviva disfrazado), don Basilio canta una de las arias más divertidas, malignas y ajustadas a la realidad de la historia, un verdadero discurso de cómo funciona la maldad verbal humana llevada a su máxima eficacia. El aria para bajo lleva por título La calumnia è un venticello, y más o menos dice lo siguiente, saque el lector sus propias conclusiones:

El Barbero de Sevilla, Parte 6 (vídeo colgado en YouTube por Alicuche2)

“La calumnia es un vientecillo, una brisa casi gentil que, insensible, sutil, con ligereza, dulcemente, empieza a susurrar. Poco a poco, a ras de suelo, en voz queda, silbando, va corriendo, va zumbando en el oído de la gente, se introduce con habilidad y la cabeza y el cerebro deja aturdidos e hinchados.
 
Sale de la boca y va subiendo, el alboroto va creciendo, coge fuerza poco a poco, vuela ya de un sitio a otro, parece un trueno, una tempestad que desde el seno del bosque va silbando, va tronando y te hiela con su horror.

Al final desborda y estalla, se propaga, se redobla y produce una explosión como un cañonazo, un terremoto, un temporal, un tumulto general que hace retumbar el aire.

Y el infeliz calumniado, envilecido, aplastado, ante el público flagelo le llama suerte a sucumbir”.


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.