Juan Antonio González Fuentes
¿Son compatibles la cría de pavos y la literatura? Pues parece que en principio no hay ningún problema. Al menos así lo demuestra la vida de la escritora norteamericana
Flannery O’Connor.
Nacida en el sur del país, concretamente en la ciudad de Savannah (Georgia) en 1925, y fallecida cuando
The Beatles rodaban bajo las órdenes de
Richard Lester la película
A hard day’s night, es decir, en 1964, O’Connor estudió en el State College femenino de Georgia y en la Universidad de Iowa, aunque pasó prácticamente todo lo que le quedaba de vida en la pequeña ciudad de
Milledgeville, también en el estado de Georgia, dedicada a la escritura y a la cría y engorde de pavos. Bichos que crió, imagino, destinados mayoritariamente para servir de alimento a sus compatriotas en fechas tan señaladas como Navidad o Acción de Gracias.
Flannery O’Connor
Como quizá no podría ser de otra manera, la obra narrativa de Flannery O’Connor está ambientada en el Sur de los EE.UU, en paisajes agrarios y casi deshabitados en los que de repente surgen pequeñas ciudades reducto de predicadores ambulantes, de familias campesinas ignorantes, egoístas y ávidas, de negros y blancos enfrentados en unas relaciones racistas y tradicionales.
Se trata en definitiva de una realidad y de unos personajes locales caracterizados por lo que podríamos denominar la narrativa sudista después de
William Faulkner, en la que la escritora revela la divinidad humana más huérfana bajo la piel de la pura perversidad, lo grotesco, lo cainita y la locura.
Flannery O’Connor:
Cuentos completos (Lumen, 2006)
Bajo el título de
Cuentos completos, y con un radiante prólogo de
Gustavo Martín Garzo, la editorial barcelonesa
Lumen ha editado un volumen que reúne las dos recopilaciones de relatos publicados por la autora con los títulos
Un hombre bueno no es fácil de encontrar y
Las dulzuras del hogar. En estos relatos traducidos ahora al español es donde O’Connor hace aparecer su personal y católica visión teológica de la existencia, desplegando una variopinta y brillantísima amalgama de imágenes poéticas, símbolos, arquetipos, que son un eficaz y excepcional punto y a parte con respecto a sus historias de desheredados sureños.
Un libro de cuentos formidable escrito por una muchacha que mientras narraba su visión del mundo, veía crecer en la pasmosa tranquilidad provinciana de su pueblo a los pavos que le daban de comer. Imprescindible en cualquier biblioteca que se precie.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente .