lunes, 7 de febrero de 2011
En recuerdo de Blanca Gutiérrez Morlote
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
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Y es que Blanca era un ser un poco de otro tiempo, de otro mundo, de una época en la que la cordialidad y camaradería no estaban reñidas ni con la educación ni con el inteligente intercambio de palabras. Una vida en la que los libros y lo que de ellos se desprende y aprende marca a fuego el interior de las personas, y su civilizada puesta en escena. Y es que Blanca, mi amiga Blanca, queda en mi memoria como el ejemplo casi perfecto de ser civilizado. Es la lección mejor que su amistad me dejó en herencia




Juan Antonio González Fuentes


Blanca, Blanca Gutiérrez Morlote. Va a hacer medio año que Blanca murió, y éste es probablemente el momento adecuado para hacerme a mí mismo una pequeña confesión: la echo de menos. Sí, echo de menos su simpatía nada estridente, su generosidad discreta y elegante, su bondad y calidez, su inmejorable disposición para todo aquello que tuviera que ver con los libros y la literatura.

Blanca y los libros. Blanca y la literatura. Dos binomios que estallan en mi mente fruto de un automatismo asociativo inmediato. Creo que toda mi vida relacionada con Blanca Gutiérrez Morlote tiene el mismo denominador común, haga acto de presencia éste de manera directa o indirecta. No lo puedo recordar ahora con total exactitud, pero mi relación con Blanca empezó, creo, gracias a Juana Victoria Gallego y Dámaso López García. Juana fue mi más querida profesora de literatura a lo largo del bachillerato, y Dámaso, su marido, el actual decano de la Facultad de Filología de la Complutense madrileña, es una de las mayores influencias intelectuales de mi vida. Ambos, madrileños de nacimiento, viven en la capital de España desde hace años, pero ambos fueron profesores de bachillerato en Cantabria y pasan en Santander todos los veranos. En esa época del año es cuando debí conocer a Blanca y a su marido, Alejandro Sánchez Calvo, los dos profesores de literatura en institutos de la región, circunstancia por la que años atrás habían hecho amistad con Juana y Dámaso. Nos tuvimos que ver por vez primera en alguna terraza del Paseo de Pereda santanderino, o cenando rabas y merluza en algún restaurante de la zona. El caso es que el primero contacto condujo a otros y como consecuencia surgió la amistad, el afecto, la confianza.

Si la literatura y los libros propiciaron en cierta forma el conocimiento, lo que es incuestionable es que fueron la argamasa que dio solidez y consistencia a la amistad prolongada en el tiempo. Nos veíamos siempre en verano con mucha frecuencia, y siempre que Dámaso y Juana, por razones profesionales o de ocio pasaban unos días en Santander. Blanca bajaba siempre con un libro, y nuestras últimas y abundantes lecturas ocupaban una parte muy importante de las conversaciones que brotaban a varias bandas. Por aquel entonces yo participaba en una tertulia de carácter cultural en la cadena Ser de Santander. La tertulia tenía lugar todos los jueves, y todos los participantes en la misma junto a su presentadora, Suleyma Campo, trabamos una estrecha relación de amistad. Los tertulianos, con el paso del tiempo, iban cambiando de vez en cuando. El más veterano acabé siendo yo (una década ininterrumpida), y luego el profesor, crítico y escritor Luis Salcines. Éramos tres o cuatro contertulios en cada sesión, y lo cierto es que no abundaban las mujeres. Al cabo de un tiempo se sumó con desparpajo Mónica Sanjosé, mi actual pareja, y más tarde Blanca, quien siempre hablaba de literatura española, recomendando libros y comentándolos con sabiduría y gusto muy alejados del didactismo cutre. Blanca, sencillamente, se hizo imprescindible en la tertulia, y acabó estrechando lazos con todos: el poeta Miguel Ibáñez, Luis Salcines, Mónica, Leticia

Otro lugar de encuentro con Blanca era la librería Gil. Era muy frecuente encontrarla a última hora de la tarde en el piso de arriba de la librería de la plaza de Pombo. Allí, además de echarle un vistazo a las novedades y aprovisionarse de lecturas para los fines de semana, Blanca mantenía una especie de tertulia literaria integrada solo por mujeres, entre ellas las dueñas de la librería. De esas reuniones librescas nació un proyecto maravilloso, Alétheia, una especie de plataforma en la red para impulsar y alentar la lectura entre los más jóvenes. Alétheia fue uno de los proyectos que más entusiasmó a Blanca a lo largo del final de su vida. Creo que fue feliz procurando que los demás, sobre todos los más jóvenes, sintiesen de alguna manera la pasión lectora que a ella le embriagó durante toda su existencia.

La otra gran alegría de los últimos momentos de Blanca Gutiérrez Morlote fue sin duda su relación literaria y de amistad con Álvaro Pombo. Se conocieron cuando Blanca quiso que la biblioteca de “su instituto” llevara el nombre del académico. Blanca me pidió el teléfono y la dirección electrónica del maestro, lo que dio origen a una curiosa anécdota que algún día contaré por escrito. El caso es que Pombo aceptó la propuesta, vino a Santander, conoció a Blanca, la biblioteca del instituto lleva su nombre…, y así dio comienzo una amistad verdadera que alcanzó su dimensión más cálida y sincera cuando la enfermedad maldita hizo presa en Blanca y Álvaro Pombo se descubrió a nuestros ojos revestido de una grandísima humanidad. La llamaba todas las semanas, se intercambiaban regalos, libros…

La última vez que estuve con Blanca fue precisamente visitándola con Pombo. Álvaro había venido a Santander para presentar un libro, y al día siguiente los dos fuimos paseando hasta casa de Blanca. Allí estaba ella, con Alejandro, con su hijo Pablo, con su hermana Luchy. La merienda estaba preparada, y la tertulia discurrió con alegría y total confianza. Al final se sumó Paz Gil, una de las dueñas de la librería. En mi memoria esa tarde está grabada con ternura y como si hubiera vivido una escena de otro tiempo, una tertulia antigua, propia de una sociedad, de una país, de una historia que el tiempo borró hace mucho tiempo. Esa tarde, estoy convencido, Blanca fue feliz. Vivió una tarde que seguro le hubiera gustado repetir muchas veces. Y es que Blanca era un ser un poco de otro tiempo, de otro mundo, de una época en la que la cordialidad y camaradería no estaban reñidas ni con la educación ni con el inteligente intercambio de palabras. Una vida en la que los libros y lo que de ellos se desprende y aprende marca a fuego el interior de las personas, y su civilizada puesta en escena. Y es que Blanca, mi amiga Blanca, queda en mi memoria como el ejemplo casi perfecto de ser civilizado. Es la lección mejor que su amistad me dejó en herencia.

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Últimas colaboraciones de Juan Antonio González Fuentes (Febrero 2011) en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Luis García Jambrina: El manuscrito de nieve (Alfagurara, 2010)

LIBRO (enero 2011): Nicholson Baker: El antólogo (Duomo Ediciones, 2010)

LIBRO (diciembre 2010): William Kennedy: Roscoe, negocios de amor y guerra (Libros del Asteroide, 2010)

LIBRO (noviembre 2010): Joyce Carol Oates: Bestias (Papel de Liar, 2010)

LIBRO (octubre 2010): Kazuo Ishiguro: Nocturnos (Anagrama, 2010)

LIBRO (septiembre 2010): Andrés Trapiello: Las armas y la letras. Literatura y guerra civil (1936-1939) (Destino, 2010)

LIBRO (julio 2010): Oriol Regàs: Los años divinos (Destino, 2010)

LIBRO (junio 2010): Peter Sloterdijk: Ira y tiempo. Ensayo psicopolítico (Siruela, 2010)

LIBRO (mayo 2010): Irène Némirovsky: El caso Kurílov (Salamandra, 2010)

LIBRO (abril 2010): Elizabeth Smart: En Grand Central Station me senté y lloré (Periférica, 2009)

CINE (abril 2010): Kathryn Bigelow: En tierra hostil (2008)

LIBRO (marzo 2010): Patrick McGilligan: Biografía de Clint Easwood (Lumen, 2010)

CINE (marzo 2010): Martin Scorsese: Shutter Island (2009)

LIBRO (febrero 2010): Oliver Matuschek: Las tres vidas de Stefan Zweig (Papel de Liar, 2009)

LIBRO (enero 2010): Alex Ross: El ruido eterno. Escuchar al siglo XX a través de su música (Seix Barral, 2009)

CINE (enero 2010): James Cameron: Avatar (2009)


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, creación, historia, artes, música y libros) como cronológicamente.