martes, 23 de febrero de 2010
En el corredor de la muerte por dibujar: Kurt Westergaard, la caricatura de Mahoma y la libertad
Autor: Iván Alonso - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Prensa en Blog personal por Periodismo
Hay un hombre condenado a muerte por dibujar. Así de duro y real. El crimen de Kurt Westergaard no fue asaltar una gasolinera de madrugada y llevarse por delante a un par de empleados ni violar en un sotobosque a una criatura, sino coger un lápiz un aciago día de 2005 y dibujar la jeta de un tío barbado que en la cabeza llevaba una bomba en vez de turbante




Iván Alonso es historiador y periodista

Hay un hombre condenado a muerte por dibujar. Así de duro y real. El crimen de Kurt Westergaard no fue asaltar una gasolinera de madrugada y llevarse por delante a un par de empleados ni violar en un sotobosque a una criatura, sino coger un lápiz un aciago día de 2005 y dibujar la jeta de un tío barbado que en la cabeza llevaba una bomba en vez de turbante. La viñeta se publicó en el diario danés Jyllands Posten, en septiembre de ese mismo año junto a otros chistes que caricaturizaban el Islam y se armó el pandemonio como no se había visto desde que a los ayatolás iraníes les dio por la nueva literatura india en la persona de Salman Rushdie: manifestaciones, asalto de embajadas, tiroteos, casi doscientas personas perdieron la vida de forma directa en relación con los disturbios. Y todo por unos dibujos. Para echarse a temblar tú con los apóstoles del amor fraterno entre hermanos en la fe. Alá nos libre de ellos.

El País publicaba el domingo una entrevista con el dibujante de la mano de Lola Galán que en enero de este año estuvo a punto de ser ejecutado a hachazos por un pariente mayor de la Inquisición islámica que asaltó su casa con la santa y piadosa intención de trocearlo un poco. Ahora vive junto a su mujer como un auténtico perseguido, con escolta policial y cambiando de domicilio constantemente para que los que aplican la justicia de Dios en la tierra no quieran convertirlo en chacinería por su insultante afrenta al divino profeta del Islam, alguien que puede infundir todo el respeto del mundo o también toda la risa que queramos. Si ya nos roban hasta el derecho a la parodia, apaga y vámonos.

La caricatura de Mahoma dibujada por Kurt Wastergaard

La caricatura de Mahoma dibujada por Kurt Wastergaard

La verdad es que Westergaard no ha recibido demasiada comprensión por parte de sus compañeros periodistas ni dibujantes. Finalmente se ha quedado solo en su intento de desacralizar lo que sólo es sagrado para un puñado de fieles y para los que entregan su libertad con la panoplia del discurso políticamente correcto, el no ofender y ese buenismo que sólo busca recortar libertades en el fondo, como si uno escribiera para no molestar a nadie y enviar sólo besos y abrazos a los conocidos y a los enemigos íntimos. Por supuesto de más está decir que ningún otro caricaturista se ha solidarizado dibujando a Mahoma, a Alá o a quien le salga, que una cosa es firmar un manifiesto y otra que te ponga la yihad en la lista de los más buscados para pronta eliminación. Como siempre nuestros valientes periodistas le han dado una palmadita en la espalda, hale buen hombre, a aguantar, y se han dedicado a la suyo: adular al que tiene poder, vigilar con ojos aviesos el sillón del inmediato superior por si se queda vacío. Westergaard es una causa noble, pero las hay más preocupantes y edificantes para los bolsillos como hacer concentraciones si Google no nos paga por las noticias que pululan en su red.

Sin embargo, la causa de este dibujante en el corredor de la muerte de los fanáticos sólo por coger un lápiz es la más grande de todas y definitiva. Si los periodistas, si los que creemos en que la libertad de expresión (aunque se use para decir cosas que no nos gusten personalmente) es una de las mayores conquistas que ha conseguido el hombre a base de sangre y muertos renunciamos a defenderla y por miedo, o cobardía voluntaria, no denunciamos alto y claro qué es dogma, qué es dominación y dónde están las cadenas que otros nos hacen llevar al cuello, entonces nuestro trabajo, nuestras vidas, el sentido de la dignidad y disfrutar de las mismas se habrá perdido para siempre y como Westergaard seremos también presos atrapados por nuestra conciencia y el pesar de que nunca podamos decir lo que pensamos.

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Últimas colaboraciones (FEBRERO 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.