jueves, 8 de octubre de 2009
John Wayne: fuerte, feo y formal
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Artes en Blog personal por Cine
Mucho antes de que los terroristas islámicos estrellarán aviones contra las Torres Gemelas de la ciudad de Nueva York, tipejos como Mao y Stalin ya pensaron en asestar un duro golpe a la moral de los norteamericanos como símbolos vivientes del capitalismo, y maquinaron hacerlo asesinando a uno de los mayores iconos del imperio, el actor John Wayne. Al actor se lo desveló ni más ni menos que Nikita Kruschev, quien se empeñó en conocer al duro entre los duros en una de sus visitas a los EEUU


Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

Mucho antes de que los terroristas islámicos estrellarán aviones contra las Torres Gemelas de la ciudad de Nueva York, tipejos como Mao y Stalin ya pensaron en asestar un duro golpe a la moral de los norteamericanos como símbolos vivientes del capitalismo, y maquinaron hacerlo asesinando a uno de los mayores iconos del imperio, el actor John Wayne. Al actor se lo desveló ni más ni menos que Nikita Kruschev, quien se empeñó en conocer al duro entre los duros en una de sus visitas a los EEUU.

Y es que John Wayne fue y sigue siendo uno de los símbolos más potentes de lo que puede entenderse como conservadurismo norteamericano. Wayne no se transformó en ese icono que va mucho más allá de lo político por simple casualidad. Él mismo se labró esa imagen, se hizo concepto, mito de “lo americano” a lo largo de tres décadas de trabajo en las que rodó más de 250 películas. Wayne se llamaba Marion Robert Morrison, media más de metro noventa y no tenía el típico rostro de galán, más bien su rostro reflejaba cierta fiera rudeza de ex jugador de fútbol americano que lo hacía incluso atractivo. Empezó en el cine mudo de la mano del director Raoul Walsh, quien le recomendó que fuera a clases de interpretación. A la tercera clase le enseñaron la puerta de salida y le aseguraron que jamás sería un buen actor. Los profesores, muy probablemente, desconocían que el cine requiere cosas muy distintas a las que pide el teatro, y los gestos, las miradas entornadas, el peculiar andar que le dejó para siempre una lesión deportiva, la forma de chupar los cigarrillos, de subirse a un caballo, de aferrarse al winchester..., todo esto funcionaba en la gran pantalla, lo significaba, lo hacía reconocible y lo acabó convirtiendo en algo que los más ignorantes no pueden soportar ni reconocer: uno de los más grandes actores cinematográficos de la historia.

Cuenta la leyenda que fue precisamente Walsh quien hizo que John Ford se fijase en el torpe y alto saco de músculos y rostro entre bondadoso y canallesco. La pareja John Ford/John Wayne es una de las más grandes y talentosas de la historia del cine universal. Juntos rodaron dos decenas de películas, todas de un altísimo nivel artístico, y entre ellas faltan dedos para sumar las indiscutibles obras maestras.



Escena de La legión invencble (1950), de John Ford (vídeo colgado en YouTube por hauptmannbrittles)

Hijo de un veterano de guerra, John Wayne ha pasado a la historia, insisto en ello, además de por ser un actor legendario, por ser un mito representativo de los valores más conservadores de la mentalidad norteamericana. Tipo rudo, hosco, sincero, peleón, hasta pendenciero, supo siempre que estaba aferrado a una forma de pensar que sus contemporáneos más jóvenes ya ni reconocían ni respetaban. Sabía perfectamente que era un patriota a la antigua usanza (quizá a la usanza de su propio padre), un tipo decente consigo mismo y con los demás, pero un tipo pasado de moda. “Nunca me fiaré de un tipo que no bebe”, o “hay que hablar bajo, despacio y poco”, son dos frases que junto a su epitafio, por cierto, escrito en español (Era fuerte, feo y formal), vienen a resumir la puesta en escena moral, ética y social de John Wayne.

Su conservador ideario político (una especie de sencillo manual de costumbres y comportamientos) lo defendió siempre a capa y espada, incluso de forma expeditiva. Esto le granjeo filias y fobias por doquier. Jamás encarnó a un personaje de alguna manera no encajara como sí mismo o con la idea que él tenía de lo que debía ser un héroe americano. No quiso trabajar en películas filocomunistas o socialistas, ni en historias en las que el uso del sexo y la violencia no fueran los para él adecuados. En este sentido nunca quiso trabajar junto a Clint Eastwood, Kirk Douglas, Dennis Hopper Frank Capra o Frank Sinatra (a cuyo guardaespaldas molió a golpes en un enfrentamiento directo)..., a unos los consideraba demasiado cercanos a posiciones políticas izquierdosas, a otros ultraviolentos en sus propuestas estéticas, a otros de moral más que tachable.

Pasó por ser un racista impenitente y un tipo al que le repugnaban los homosexuales. Se casó sin embargo en tres ocasiones con mujeres todas de origen latino. En plena Guerra de Vietnam tuvo la hoy rarísima osadía de dirigir la única película que beligerantemente apoyaba el conflicto (Boinas verdes, 1968), tal vez la razón por la que el partido Republicano le llegó a proponer que se presentase a las elecciones como su candidato a la presidencia.

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Últimas colaboraciones (OCTUBRE) de Juan Antonio González Fuentes en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Luis García Jambrina: El manuscrito de piedra (Alfagaura, 2008)

CREACIÓN: La lengua ciega (DVD, 2009)

CINE: Isabel Coixet: Mapa de los sonidos de Tokio (2009)

-LIBRO (septiembre):  P.D. James: Muerte en la clínica privada (Ediciones B, 2009)

-LIBRO (julio): Stieg Larsson: Millennium 3. La reina en el palacio de las corrientes de aire (Destino, 2009).

-PELÍCULA: Niels Arden Oplev: Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009).

Más de Stieg Larsson:

-Millenium 1. Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)

-Millennium 2. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008)


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.