viernes, 11 de septiembre de 2009
Atentados del 11 de septiembre de 2001. Nuestra historia personal
Cualquiera de nosotros tiene en común con un ciudadano de París, Budapest, Sydney, Texas, Moscú, Tokio, Buenos Aires, Dublín, Estocolmo o Bogotá, el 11 de septiembre de 2001. Es parte de nuestro patrimonio sentimental y experiencial común. Hay una parte importante del mundo, de la humanidad que puebla este mundo quiero decir, que hoy sigue sin saber absolutamente nada del 11-S
Juan Antonio González Fuentes
Hoy se cumplen 8 años del atentado terrorista contra las torres gemelas de Nueva York. No, no quiero escribir para volver a repasar los acontecimientos, para lanzar una soflama contra el terrorismo internacional, para tratar de bucear en cuestionamientos políticos, económicos, etc... Quiero tan sólo subrayar lo rápido que pasa el tiempo, la altísima velocidad de crucero con la que nos lleva de un lugar a otro haciendo de nosotros un cúmulo casi atosigante de memoria, de historia con mayúscula y minúscula.
A este respecto pocas dudas pueden cabernos con respecto a que el 11 de septiembre es ya un hito histórico de primer orden casi una década después de que sucediera. Es uno de esos acontecimientos que marcan con una inevitable muesca la pequeña historia personal de cada uno de los seres humanos de Occidente, logrando que quienes vivimos en un mismo entorno socio-político-cultural nos reconozcamos en hitos que nos son comunes a todos, que son nuestra Historia.
Cualquiera de nosotros tiene en común con un ciudadano de París, Budapest, Sydney, Texas, Moscú, Tokio, Buenos Aires, Dublín, Estocolmo o Bogotá, el 11 de septiembre de 2001. Es parte de nuestro patrimonio sentimental y experiencial común. Hay una parte importante del mundo, de la humanidad que puebla este mundo quiero decir, que hoy sigue sin saber absolutamente nada del 11-S. Son aquellos que no leen periódicos, que no tienen televisiones ni radios, y para los que internet es un pandemonium que ni siquiera cabe en su imaginación. Y no son ni dos ni tres. Son miles, cientos de miles, millones de personas para los que no existe Nueva York, ni el terrorismo, ni los atentados..., un gentío inmenso cuyo calendario sigue marcado por las estaciones, la recogida de las cosechas, las mareas, los nacimientos y las muertes de los más allegados. A estas gentes una foto de los aviones empotrándose contra las torres no les dice absolutamente nada.
Recopilación televisiones: caida de las Torres Gemelas en vivo (vídeo colgado en YouTube por jaimegleznavarro)
Nosotros estamos en la otra acera, en la otra cara del mundo. Seguro que todos podríamos precisar con exactitud dónde estábamos cuando nos llegó la noticia del atentado, qué estábamos haciendo, qué nos ocupaba. Sí, el 11-S es nuestra historia personal, es un referente básico para orientarnos en nuestra memoria. ¿Estaba yo entonces aún con fulanita? ¿Entonces ya había muerto la tía Mengana? ¡Yo preparaba las oposiciones! ¡Ese fue el verano que pasamos en Cartagena!, etc, etc... La historia del 11-S de 2001 es un referente básico para orientarnos en nuestra propia historia personal, es un eslabón básico de cronología. ¿Fue antes o después del 11-S?
Mi historia es la siguiente: yo estaba comiendo en casa de mis padres. Se cumplía entonces el segundo año de la separación de la que hasta el verano de 1999 había sido mi mujer. Mi padre aún vivía. Estábamos viendo en televisión la noticias de la cadena Antena 3. Vivimos el atentado en directo. Recuerdo que el presentador estrella de la cadena, Matías Prats junior, explicaba con imágenes en directo que había un incendio de grandes proporciones en una de las torres gemelas. Recuerdo que todo era confusión en torno al origen de aquel incendio. Las noticias proseguían, y cada poco se conectaba con Nueva York pues se intuía que algo muy grave estaba sucediendo. Y de repente se vio llegar un avión y estrellarse contra el edificio. Puedo aún sentir la sensación del extraño agobio que produce la impotencia. Mis padres y yo observábamos mudos, los tres testigos en directo de una tragedia de proporciones planetarias que estaba sucediendo a miles de kilómetros del salón de estar en el que sobre una mesa estaban los restos de una comida aún veraniega. Los tres fuimos testigos absortos e incrédulos de la historia, pero como si la historia fuera tan sólo un acontecimiento cinematográfico al uso: con actores, un guionista que lo ha previsto todo, un director que ha dado la señal de acción..., y un final feliz.
Ese sobremesa aprendimos en vivo y en directo que incluso la historia puede adoptar las trazas de una ficción espectacular y emocionante, o al revés, que la ficción más demencial puede acabar siendo rodada por la cruda realidad. El noticiario televisivo de aquella sobremesa interminable nunca tuvo fin. Hoy sé que una parte de mí se quedó para siempre allí, pegada al televisor, ávida de saber, de conocer, de asistir a la Historia desde la atroz comodidad de un sillón de sobremesa.
Últimas colaboraciones de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:
-LIBRO (novedad septiembre): P. D. James: Muerte en la clínica privada (Ediciones B, 2009)
-LIBRO: Stieg Larsson: Millennium 3. La reina en el palacio de las corrientes de aire (Destino, 2009).
-PELÍCULA: Niels Arden Oplev: Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009).
Más de Stieg Larsson:
-Millenium 1. Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)
-Millennium 2. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008)
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente