A pesar del
rechazo inicial debido a la ilegitimidad de lo planteado en la Constitución
Política de 1980, la oposición al gobierno acaba aceptando participar en el
proceso y 13 organizaciones acuerdan llamar a votar “No” y a crear unas
condiciones mínimas de transparencia. Por primera vez se realizarán franjas
televisivas de 15 minutos para ambas opciones un mes antes del plebiscito. Esos
15 minutos son lo único que la opción “No” tendrá para presentarse a la
ciudadanía como una alternativa válida ya que el régimen controla los medios
informativos el resto del tiempo.
René
Saavedra (Gael García Bernal) es un publicista joven que ha pasado los últimos
años en el extranjero. Trabaja en una agencia publicitaria haciendo spots para
la televisión nacional junto a Luis Guzmán (Alfredo Castro), un personaje
cercano al régimen que acabará encargándose de la campaña del “Sí”. José Tomás
Urrutia (Luis Gnecco), político democristiano, convencerá a Saavedra de que
lidere la campaña del “No”, y éste, a su vez, convencerá a los líderes de los
partidos de la oposición de que la única manera de ganar es transmitiendo una
imagen que venda alegría y futuro, obviando la verdad de un país dividido,
sumido en la desigualdad, la arbitrariedad y cuya libertad coartada se había
cimentado sobre la sistemática eliminación de los enemigos políticos.
Para
llevarnos de nuevo a esos años, Larraín elige filmar con una cámara de 1983
rodando así en el mismo formato y con la policromía de la época de manera a que
las imágenes de archivo utilizadas se engarzan perfectamente en la textura final
del film. No trata de una campaña que
fue publicidad pura y dura llevada a la política, en la que las ideologías
dejaron paso a la tendencia de mercado y cuyo único objetivo era conquistar
clientes-votantes. La superioridad técnica de la campaña del “No” con una mejor
filmación y una música pegadiza, “Chile, la alegría ya
viene”, que se tarareaba inconscientemente, estuvo clara
desde el principio y surtió efecto.
El
film tiene, sin embargo, un sabor agridulce a desencanto, y matiza la letra
pequeña ya que, como declaró Larraín, “al final, Pinochet murió libre y
millonario, y la mayoría de los que cometieron crímenes siguen caminando por las
calles”. ¿Se trató realmente de la derrota de Pinochet o de la victoria del
modelo que instauró el dictador? Para muchos, la alegría nunca acabó de llegar
aunque sí las elecciones libres de diciembre de 1989.
No
ha recibido entre otros, el Premio a la Mejor Película en la Quincena de
realizadores del Festival de Cannes 2013 y fue Nominada al Oscar a la Mejor
Película Extranjera. No se la pierdan.
Tráiler de la
película No, del director Pablo Larrain (vídeo colgado en YouTube por
fabulaprod)