Florence Marryat: <i>El mensaje del muerto</i> (Alba, 2012)

Florence Marryat: El mensaje del muerto (Alba, 2012)

    TÍTULO
El mensaje del muerto

    AUTOR
Florence Marryat

    EDITORIAL
Alba

    TRADUCCION
Eugenia Vázquez Nacarino

    OTROS DATOS
ISBN: 97884-84286714. Barcelona, 2012, 201 páginas, 16,50 €



Florence Marryat, 1833-1899 (fuente de la foto: wikipedia)

Florence Marryat, 1833-1899 (fuente de la foto: wikipedia)

Ana Matellanes García

Ana Matellanes García


Reseñas de libros/Ficción
El mensaje del muerto, de Florence Marryat (Alba, 2012)
Por Ana Matellanes García, lunes, 10 de diciembre de 2012
La editorial barcelonesa Alba nos tiene muy bien acostumbrados. A su catálogo de obras de ficción de textos y autores clásicos ha sumado este año Rara Avis, una nueva colección dirigida por el editor y escritor Luis Magrinyà con la que pretende recuperar rarezas y textos inéditos, y cuyos primeros títulos están siendo todo un regalo para los rastreadores de curiosidades literarias. Si bien es cierto que la colección se abrió con un texto japonés de Nagai Kafu, Geishas rivales, parece que la editorial se está decantando por joyas británicas que, para los que amamos la literatura inglesa, son todo un descubrimiento. Entre ellas se encuentra El mensaje del muerto (The Dead Man’s Message, 1894), de la escritora Florence Marryat (1833-1899), una novela que mezcla la fábula moral con lo sobrenatural y que supone una lectura de lo más sugerente en esta estación en la que los días se hacen más cortos y oscuros y en la que el tiempo invita a quedarse en casa.

El nombre de Florence Marryat, pese a haber escrito más de 80 obras, no es conocido por el gran público. Se trata de una escritora atípica y transgresora, sobre todo en la Inglaterra del XIX, cuya prolífica obra, coherente de alguna manera con su propia vida, aborda temas que ahora no nos son ajenos pero que en su siglo resultaban muy provocadores. Adulterio, bigamia, malos tratos, espiritismo, muertos, fantasmas, vampiros… todo un catálogo de perspectivas sobrenaturales e incluso escandalosas que granjearon a la autora británica la fama de rara avis en la sociedad victoriana de su época.

Ese gusto por lo sobrenatural se encuentra en la columna vertebral de la que fuera una de sus últimas obras, El mensaje del muerto.  Ya en sus primeras páginas se advierte que la escritora tiene una voluntad transgresora y propone como punto de partida un recurso inusual en la literatura de su época: su protagonista, el profesor Aldwyn, un huraño y violento hombre de ciencia, muere en las primeras páginas del libro, surgiendo así una trama “del más allá” en el que el espíritu del personaje vaga en el mundo de los vivos descubriendo los auténticos sentimientos que hacia él albergaban su mujer e hijos, sus amigos y sus empleados, e intenta, aconsejado por su ángel custodio, John Forest, un químico y científico que influyó al profesor, enmendar su pasado para poder abandonar ese purgatorio y entrar en el plano celestial.

En este sentido, El mensaje del muerto se sustenta en un tándem de gran éxito en la literatura y cine: la pareja formada por un hombre malo que contempla junto a su ángel custodio sus acciones pasadas y busca en el arrepentimiento la redención a su maldad. Como indica la contraportada del libro, los referentes más populares se encuentran en el Cuento de Navidad (A Christmas Carol, 1843) de Charles Dickens o en la mil veces televisada ¡Qué bello es vivir! (It’s a Wonderful Life, 1946) de Frank Capra. Pero también nos recuerda, salvando las distancias, al Dante que atraviesa el Infierno acompañado del poeta Virgilio en la Divina Comedia (Divina Commedia, c. 1304-1321). A través de este recurso en el que el personaje del profesor Aldwyn, un malhumorado y egocéntrico hombre incapaz de amar a sus semejantes, recorre un penoso camino hacia la expiación de sus pecados, Marryat ejemplifica la idea de que nuestros actos  y las consecuencias que éstos tienen sobre los demás condicionan y definen nuestra vida. Y que por eso nuestra manera de ser y comportarnos nos pasará factura en la otra vida.

Lo espiritual y lo religioso en El mensaje del muerto

El mensaje del muerto es una novela francamente entretenida que conjuga con un cierto toque de humor lo fantástico, lo sobrenatural y lo religioso. Posiblemente sea éste el punto que más chirríe al lector actual, que asiste a un relato de espíritus y fantasmas que en realidad buscan redimirse de sus malas acciones y reconciliarse con su Creador. No obstante, El mensaje del muerto rompe con ciertas convenciones religiosas resaltando el componente espiritual de los personajes. Así, en la tesis de Marryat no existiría la muerte y las almas sino los espíritus. Espíritus que vagan en nuestro mundo y con los que se puede contactar.

Pese a ello, queda evidente para el lector el sustrato cristiano de la historia. El componente religioso impregna muchas capas de la novela, como es el interés de Marryat en reforzar la idea de que sus personajes viven penitencias por sus malas acciones y que hay redención para la maldad. Esto queda especialmente claro en el personaje del profesor Aldwyn y en el de su díscolo hijo Gilbert. La penitencia del profesor es quedarse atrapado en “este mundo” por su comportamiento malvado y asistir a las conversaciones que muestran qué pensaban en realidad de él sus familiares y amigos, mientras que en el caso de Gilbert las acciones de su propio padre y su desobediencia a los deberes filiales se castigan con una penosa experiencia en un barco que Marryat describe con un leve intento naturalista que se queda muy a la zaga del maestro Dickens.

Florence Marryat y el espiritismo victoriano

El mensaje del muerto es una obra fruto de su época y en ella encontramos algunas ideas que, desde la distancia, tienen el encanto de las cosas antiguas que han quedado fuera de lugar pero que miramos con cariño. Una de ellas es el interés por espiritismo, cuyo origen se sitúa a mediados del siglo XIX y que no fue ajeno a muchos novelistas como Conan Doyle, Bram Stoker, Nathaniel Hawthorne o la propia Florence Marryat. No es de extrañar que un movimiento como éste surgiera en una época tan encorsetada y sujeta a las convenciones como la victoriana; cuando el mundo y la sociedad se convierten en un núcleo cerrado, asfixiante, las ideas de otros mundos, otros seres sobrenaturales en los que la libertad es patente, son atractivas. De ahí que los seguidores de esta corriente sintieran esos deseos de comunicarse con ese más allá.

Parece ser que Florence Marryat, al final de su vida, se interesó por el espiritismo, un movimiento del que El mensaje del muerto participa. De hecho, el libro tiene mucho de intento de convencer al lector de que ese mundo de los espíritus existe. Por ejemplo, en su favorecedor retrato de la médium Emily, defendida por la autora en sus honestas labores, parece que Marryat quiera aclarar que no todas las médiums que florecieron en la Inglaterra finisecular eran unas charlatanas. O, en otro momento de la novela, cuando los personajes de Ethel y Maddy, esposa e hija del profesor, conversan acerca de los espíritus, desliza la afirmación de que muchos hombres inteligentes que rechazaron el movimiento pudieran estar equivocados:

…Seguro que has oído hablar del espiritismo, ¿verdad?

–Ah, sí, pero todo eso es una ridiculez –exclamó la muchacha, con la audacia del ignorante–-. ¿Qué otra cosa iba a ser? Nadie que conserve un poco de sentido común podría creer de veras que los muertos vuelven de nuevo a este mundo. Es una enorme tontería. Te diré más, ni siquiera creo que cuando muramos quede algo de nosotros. Nos entierran y se acabó. Papá siempre decía que esta vida era el final de todo. Y, a pesar de sus excentricidades y actitudes desagradables, era un hombre inteligente, eso no lo negarás.

–Sé que lo era, Maddy, pero incluso los hombres inteligentes han cometido a veces errores muy graves a propósito de esta cuestión (página 125).

Aunque el lector de hoy no se sorprenderá ante este universo, las curiosas y, en ocasiones, ingenuas bifurcaciones de la trama alrededor del espíritu del profesor Aldwyn, tienen un cierto encanto y hacen de esta obra una curiosidad que permite entender la influencia del movimiento espiritista en la literatura.

El mensaje del muerto es, en definitiva, un curioso relato que atrapará a los amantes de las historias de fantasmas que no tengan reparos ante las fábulas morales. Narrada con un cierto toque de humor, la novela se lee con gusto y es, si eliminamos algunas inconsistencias de la trama, sorprendentemente actual.