Petroglifos - Imagen cortesía del Parque Arqueolóxico da
Arte Rupestre Campo Lameiro
El interior de la provincia de Pontevedra, eclipsado por el fulgor de
las Rías Baixas, resulta un pequeño
rompecabezas donde encajar las piezas de un mundo rural cuajado de sensaciones y
sorpresas. Es, por un lado, el universo de la parroquia, la aldea y el cruceiro
a la vera del camino. El de las aguas termales sanadoras, explotadas por el
hombre desde el tiempo de los romanos: viejas burgas con caños humeantes donde
los paisanos acuden a rellenar garrafas. Y es, también, un mundo en el que
pervive, solapado con el presente, un pasado cargado de simbolismos: el de los
castros prerromanos y los petroglifos grabados por el habitante de estas tierras
en la Edad del Bronce.
Considerados
por algunos estudiosos como simples hitos para la demarcación de los territorios
o escaparates de exaltación del poder de las armas, la caza y la guerra, lo
cierto es que a día de hoy esos petroglifos siguen envueltos en el misterio y
continúan estremeciendo al viajero con sus certeros trazos que dibujan ciervos y
enigmáticos símbolos abstractos.
Campo
Lameiro.
Muy cerca de Caldas de Reis, a dos
pasos de la autopista que une Santiago con Pontevedra, el concello de Campo Lameiro hace de gozne entre
Forcarei y la cuenca del Umia: es un territorio eminentemente agrícola y
ganadero, con un perfil enrevesado y repleto de espesos bosques y parcelas
roturadas, donde el viajero encontrará una de las mayores concentraciones de
petroglifos de Galicia.
Dieciséis
años de gestación vieron la luz definitiva a comienzos del pasado mes de julio
con la inauguración, a las afueras de Campo Lameiro, del Centro de Interpretación y
el Parque Arqueolóxico da Arte Rupestre: 16 años en los
que los arqueólogos han sacado a la luz cerca de 100 petroglifos en un área de
unas 22 hectáreas de extensión. La guinda la pone el moderno complejo que
alberga el Centro de Interpretación y Documentación del Parque, con una
superficie de 3.500 metros cuadrados en los que se sitúa la exposición estable,
la zona donde se realizan los talleres (en los que se puede ver -y practicar-
desde cómo trabajan los arqueólogos en la roca hasta elaborar cestos y abalorios
de la Edad del Bronce, entre otras entretenidas propuestas), y las zonas
específicas para los investigadores. En el exterior, el Parque cuenta con una
recreación de un poblado de la época y, además, se realizan visitas guiadas por
el área arqueológica (un itinerario de 3 km de longitud con nueve estaciones
rupestres panelizadas).
Moraña.
En el vecino concello de Moraña, ya en la comarca de Caldas, disfruta de una de
las carballeiras más densas de la ruta, la de Rozas, a las afueras del
casco urbano. Luego continúa hasta Gargantans, parroquia en la que se
levanta el menhir más conocido de Galicia. Lo encontrarás fácilmente siguiendo
las indicaciones desde el pueblo. Y, por último, hay que hacer un alto en Amil: en el Santuario de Nuestra Señora de los
Milagros, de base octogonal, se realiza una de las romerías más
multitudinarias de Galicia (en el mes de septiembre). El templo, construido a
mediados del siglo XVIII, está ubicado junto a otra preciosa carballeira.
Cristina García Rodero inmortalizó en sus fotografías algunos de los momentos
más mágicos de la misma.
Cuntis
y Caldas de Reis.
En la villa de Cuntis abre sus puertas el mayor balneario de Galicia: Termas de
Cuntis. Pasea por su recoleto centro, por la zona de las Burgas y de
la iglesia de Santa María de los Baños y la Plaza de los Árboles. Aprovecha para
visitar el museo Terra Termarum
(tel. 986 53 26 68): cuentan con un pequeño espacio con piezas de alfarería
encontradas por los arqueólogos locales en el cercano castro fortificado de Castrolandín y, en el taller, se han
especializado en la producción de piezas de alfarería inspiradas en las
encontradas en el yacimiento castreño. Desde aquí se organizan recorridos
guiados combinados con una sesión en el balneario por 20 € (los niños, a mitad
de precio) y visitas al yacimiento.
Cuntis - Castrolandín (foto propiedad de
Eco-Viajes)
A las afueras de Cuntis, en dirección hacia Caldas,
puedes desviarte hasta los petroglifos de Outeiro de Ran y Outeiro do Moucho. Caldas de Reis, la “mansio de Aqvis
Celenis” de la Vía Romana XIX (entre Bracara Augusta, la actual Braga, y
Asturica Augusta, Astorga), conserva también su barrio de las Burgas. No dejes
de pasear por el Jardín Botánico y disfrutar de su coqueto puente romano.
Más
información:
Parque
Arqueolóxico da Arte Rupestre
Tel. 986 69 60 66.
Mancomunidad
Turística Terras de Pontevedra
Tel. 986 09 08 90.
DORMIR
Casa
A Pedreira
(Troáns – Cuntis. Tel. 610 21 21
47). A las afueras de Cuntis, y rodeada por una finca de unos 8.000 metros
cuadrados, A Pedreira es uno de los alojamientos rurales pontevedreses con más
encanto. Rústico y elegante, dispone de 10 habitaciones. Por 72
€.
Casa
rural Torre do Río
(San Andrés de César - Caldas de Reis. Tel. 986 54 05 13). Situada en un meandro
del río Umia, a las afueras de Caldas de Reis, Rodrigo y Begoña pusieron en
marcha en 2007 esta exclusiva casa rural en parte de las edificaciones que
integraban un complejo textil del siglo XVIII. Cuenta con diez exclusivas
habitaciones donde se respira sosiego: gruesos muros de piedra, sábanas y
albornoces de algodón, forja en los cabeceros y suelos de madera. Entre 80 y 100
€.
Nota
de la Redacción: agradecemos a la dirección de la web www.eco-viajes.com, Pepo Saz Paz y
Malva Rico Zamora, su generosidad por permitir la publicación de este artículo
en Ojosde Papel. Si
desean ver más fotos e información, pueden hacerlo pinchando
AQUÍ.