Hebe Bonafini

Hebe Bonafini



Carlos Malamud es Catedrático de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Carlos Malamud es Catedrático de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Cristina Fernández de Kirchner

Cristina Fernández de Kirchner

Néstor Kirchner

Néstor Kirchner


Análisis/Política y sociedad latinoamericana
Corrupción y derechos humanos en Argentina: un cocktail explosivo con trasfondo electoral
Por Carlos Malamud, miércoles, 1 de junio de 2011
La renuncia de Sergio Schoklender como apoderado de la Fundación de las Madres de la Plaza de Mayo, el grupo que dirige Hebe Bonafini, ha sacado a la luz un escándalo de corrupción que puede terminar salpicando a las propias Madres e inclusive a la presidente Cristina Fernández de Kirchner que en octubre próximo competirá por su reelección. Frente al fenómeno, hasta ahora se han tomado dos posturas claramente contrapuestas y, prácticamente, sin términos medios. En ambos casos, el trasfondo de las declaraciones, o de los silencios, de unos y de otros, está teñido de fines electoralistas. Bien sea para criticar a Hebe Bonafini y por elevación al gobierno Kirchner, bien sea para exculpar al símbolo por excelencia de la lucha a favor de los derechos humanos en Argentina, y, por ende, respaldar al gobierno, lo que está en juego es el futuro del proyecto Kirchner y de su célebre “modelo”. Como señaló el apoderado dimitido: “Creo que esto es pegarle a Schoklender para pegarle a Hebe y a Cristina, me parece que es bajo y sucio, la deuda que tienen con los organismos de derechos humanos y las Madres es incalculable, pensar que las Madres pueden estar detrás de un acto de corrupción es lo más loco del mundo”.
La llegada de Néstor Kirchner al gobierno argentino supuso para las Madres de Plaza de Mayo, y muy especialmente para la facción que dirige Hebe Bonafini, una gran oportunidad para el afianzamiento de un proyecto político muy singular. Lo que había sido el núcleo duro de la defensa de los derechos humanos en Argentina, especialmente durante los años de plomo de la dictadura militar, terminó convirtiéndose en un gran imperio mediático y económico. Prensa, radio, una universidad y finalmente una gran operación inmobiliaria montada en torno a la “Misión sueños compartidos”. Se trataba de aprovechar los subsidios públicos para construir viviendas populares, en un proyecto de clara inspiración chavista por aquello de las misiones. Así fue como en los últimos ocho años se recibieron más de 300 millones de pesos (unos 70 millones de dólares) para el emprendimiento inmobiliario que dirigía Shoklender.

Tras la llegada de la democracia, el sector de las Madres liderada por Bonafini se radicalizó. Ya no se trataba sólo de ubicar a los desaparecidos y a sus hijos, sino también de proseguir la lucha por el socialismo que habían comenzado sus deudos ausentes, reivindicando incluso la lucha armada. Ahí están, por ejemplo, las sonadas declaraciones de Bonafini en respaldo de ETA, o de Bin Laden tras los atentados terroristas del 11-S, o de las FARC. También su claro alineamiento con Hugo Chávez o Fidel Castro. La llegada de Néstor Kirchner al gobierno fue una oportunidad para ambos. Kirchner pudo contar, especialmente frente a sus adversarios, con un gran símbolo de las luchas antidictatoriales. Bonafini vio como sus proyectos tenían cabida en la Casa Rosada y en el ministerio de Planificación y como ella misma era un referente gubernamental y una de las piezas claves del “modelo”.

La cooperativa “Sueños compartidos” estaba protegida por el ministerio de Planificación y por el ministro Julio de Vido, uno de los pesos pesados del gobierno

En clara señal de agradecimiento por los favores prestados, tras la muerte de Néstor Kirchner, Hebe Bonafini entregó su pañuelo blanco a Cristina Fernández, llamó “hijo querido” a Kirchner, quien posteriormente fue homenajeado como el “desaparecido 30.001”. Era el mejor reconocimiento al presidente que tanto había destacado en la defensa de los “30.000 desaparecidos argentinos”. De repente todo este entramado se encontró con una serie de denuncias que, de prosperar, podrían tener serias consecuencias sobre unos y otros.

“Sueños Compartidos” es una cooperativa de trabajo y vivienda cuyos socios, según la periodista argentina Susana Viau, son los humildes entre los humildes. Según el clásico esquema clientelar, replicado en los movimientos piqueteros encargados de gestionar los planes “jefes y jefas de hogar”, estos socios estaban obligados a concurrir a los actos progubernamentales si no querían perder sus beneficios. La cooperativa estaba protegida por el ministerio de Planificación y por el ministro Julio de Vido, uno de los pesos pesados del gobierno. Gracias a los aportes gubernamentales, el emprendimiento de las Madres creció rápidamente en las provincias más kirchneristas y en la propia ciudad de Buenos Aires. Tambien comenzaron a circular rumores de corrupción, de precios muy sobrevaluados en la construcción de las viviendas y de numerosos cheques emitidos sin fondos.

Para terminar de dilucidar el fondo del asunto habrá que esperar el desenlace de las investigaciones judiciales y de los procesos que eventualmente puedan tener lugar

Muchos de estos rumores salpicaban a Sergio Schoklender y su estilo de vida: su afición por el juego (hay versiones que hablan del manejo de grandes sumas de dinero), de sus constantes viajes en helicóptero o en avioneta, inclusive se menciona un Cessna Citation como de su propiedad, o de su vivienda en una lujosa urbanización del Gran Buenos Aires. Lo grave es que su única fuente de ingresos conocida en los últimos años era la proveniente de la Fundación. Es más, estaba inscrito como autónomo desde 2004 en una categoría que no debía facturar más de 25 mil pesos anuales. Pese a ello, declaró en televisión, tras el estallido del escándalo, que: “podría comprarme una Ferrari o un avión. Tengo patrimonio para eso”.

El ministro Julio de Vido se pronunció sobre el tema y sobre Schoklender: “Este chico dijo los otros días que se fue de la fundación por razones personales. No hay otra cosa. No hay ninguna acusación ... ya veremos qué pasa si se investiga”. Todavía es pronto para saber cuánto hay de verdad y de mentira en todo esto. Según Shoklender: “yo creo en este Gobierno, el gobierno de Néstor y Cristina no ha tenido igual en la historia argentina, es increíble, perfectible, pero desconocer todo lo bueno que se hizo es un error. Es una canallada cuestionar la honorabilidad de las Madres o suponer que Hebe estuvo involucrada en un acto de corrupción”.

Para terminar de dilucidar el fondo del asunto habrá que esperar el desenlace de las investigaciones judiciales y de los procesos que eventualmente puedan tener lugar. Sin embargo, hay una serie de interrogantes que hay que despejar, comenzando por saber si se trata de un asunto que sólo afecta a Shoklender o también a Hebe Bonafini. ¿Es posible que la presidente de la asociación no supiera lo que hacía su mano derecha, especialmente si había rumores y denuncias cada vez más extendidas? En una entrevista a Shoklender publicada por el diario Clarín tras su renuncia, éste señalaba claramente: “Yo era un apoderado más de la Fundación, soy el gestor claramente, pero la dirección y la presidencia del Consejo de Administración es de Hebe [de Bonafini]”.