Iván Alonso http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?author_id=351 jueves, 18 de abril de 2024 ojosdepapel.com http://www.ojosdepapel.com/App_Themes/logo_ojosdepapel.jpg Revista digital Ojos de papel http://www.ojosdepapel.com Información facilitada por www.ojosdepapel.com es Copyleft 2007, www.ojosdepapel.com Rogelio López Blanco web@ojosdepapel.com Iván Alonso <![CDATA[Discos destacados de Paul McCartney]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1236

Iván Alonso es historiador y periodista

McCartney: Grabado con una pobre producción y escasez de medios en su granja de Sussex tras la separación de los Beatles, las canciones de este disco suenan a capricho personal, pero también desahogo, a vindicación del músico total capaz de alcanzar cotas magistrales -ahí tenemos ese monumento llamado “Maybe I'm Amazed”, posiblemente una de las mejores canciones que haya grabado Paul McCartney en solitario- con medios precarios. Muchos modernos ahora se las dan de grabar con artilugios caseros, pero pocos alcanzan tal excelencia compositiva y contundencia de sonido.



Paul McCartney & Wings: "Maybe I'm Amazed" (vídeo colgado en YouTube por Deloreanfan1981)

RAM: cambio completamente de registro, fiesta de sobreimposiciones sonoras, de orquestaciones y de ingeniería de estudio, como gustaba en su etapa Seargent Pepper's... Quizá una respuesta un tanto emotiva y desmedida a las injustificadas críticas de Lennon a su labor como arreglista nato de los Beatles.

Band On the Run: uno de los álbumes más importantes de los años setenta, sin lugar a dudas. McCartney vuelve a innovar al trasladarse de estudio en estudio para dejarse influenciar por realidades sonoras distintas e incorporarlas al proceso de grabación. Si a eso le acompañan unas composiciones excelentes y llenas de fuerza, tenemos el disco más completo en solitario de Paul.



Paul McCartney & Wings: "Band on the Run" (vídeo colgado en YouTube por beatlesholic)

Pipes of Peace: aunque sólo el tema principal merecería un estudio aparte para valorar cómo el asesinato de John sirvió de acicate para que McCartney adoptara como propio su legado pacifista, el resto del trabajo dignifica los ochenta, y las colaboraciones con Michael Jackson suponen, quizá, el momento álgido en la carrera del desaparecido intérprete.



Paul McCartney & Michael Jackson: "Say. Say. Sayn" (vídeo colgado en YouTube por Luiscmckl)

Off the Ground: álbum no del todo bien valorado que, sin embargo, es una continuidad en la línea establecida de un creador sólido que nunca se vio demasiado tentado por los cantos de sirena de los teclados ochenteros y que, a través de sus composiciones, va perfilando el sonido independiente y menos comercial que mantendrá en los noventa y durante la siguiente década. Además dio pie a una de las mejores giras que se recuerdan de Paul, la que quedó plasmada en el imprescindible directo Paul is Live.

Flaming Pie: para cualquier fan de los Beatles este disco es muy emotivo porque Paul recupera el sonido y las sensaciones de tocar y colaborar con miembros de los fab four (ahí están el viejo productor George Martin, el ingeniero de sonido Geoff Emerick, y, cómo no, Ringo Star..). Compuesto a rebufo del reencuentro de Anthology, es además el último que cuenta con los coros y la impagable presencia de Linda McCartney (y con sus excelentes fotografías que tanto hemos echado de menos en discos posteriores).

Chaos and Creation in the Backyard: sin lugar a dudas el legado musical de McCartney y uno de esos discos con los que no me importaría que hubiera anunciado su retirada. El excelente trabajo de producción de Nigel Godrich limando, puliendo su música y recordándole de vez en cuando que también es mortal dio como resultado uno de los más finos y elegantes trabajos de Macca. Una sinfonía pop de principio a fin que sólo debe degustarse, como los buenos vinos, en momentos especiales.



Paul McCartney: "Fine Line" (vídeo colgado en YouTube por jardinere321)
 

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Últimas colaboraciones (septiembre 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO:  Toby Thacker: Joseph Goebbels. Vida y muerte (Ariel, 2010)

LIBRO (junio 2010):
Victor Bockris: Keith Richards. Biografía desautorizada (Global Rhytm Press, 2009)

LIBRO (mayo 2010): Kenzaburo Oé: Renacimiento (Seix Barral, 2009)

LIBRO (marzo 2010): Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.]]>
Thursday,9 sep 2010 10:59:10 GTM
<![CDATA[La obra maestra de Horst Köhler: entre Hitchcock y Buñuel]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1197

Iván Alonso es historiador y periodista

Alfred Hitchcock podría ser el más conocido de los directores surrealistas si no fuera por su imperdonable pecado de haber trabajado en Estados Unidos tratando de no aburrir nunca a su público. En un viejo documental sobre Luis Buñuel, que de vez en cuando veo para ser peor persona, citan la devoción que el director británico sentía por algunas de las películas del aragonés: cintas para la legión cultural-armada de Cannes, pero que también pueden ser vistas en un cine de barrio como fieros divertimentos que no hay que tomarse demasiado en serio. Su hijo, Juan Luis Buñuel, ya lo dice en el metraje encogiéndose de hombros: “no le den muchas vueltas, es la ginebra”.

Al igual que en los filmes del de Calanda, en las películas de Hitchcock todo parece a un tiempo irreal y maravilloso. Una trama alucinada como la de Con la muerte en los talones, que ya desde sus proteicos títulos de crédito invita a ser devorada por millonésima vez, hubiera encajado perfectamente en la carrera del autor de El ángel exterminador y El discreto encanto de la burguesía. Hay incluso similitudes: apariencias de la realidad, personas que realizan actos ilógicos, explicaciones marcianas a problemas sencillos. En un caso son los burgueses que no pueden salir de una sala o, por mucho que lo intentan, no pueden sentarse para cenar. En el otro, la disparatada conspiración en torno a un hombre al que agencias de espionaje agitan como un pelele para sus fines. Unas y otras parecen “sueños diurnos”, la acertada definición que el director francés François Truffaut usó para definir el cine hitchcockiano.

Horst Köhler (fuente: wikipedia)

Horst Köhler (fuente: wikipedia)

Dejando al margen que ambos trabajaran con Salvador Dalí: uno en Un perro andaluz y otro en Recuerda, sus películas enlazan al desvelar lo que hay oculto bajo la anodina realidad. Si en La ventana indiscreta un hombre lisiado cree tener bajo sus narices un caso criminal, en Viridiana, Buñuel deja al descubierto la inanidad de los votos de castidad y el desorden de todo sistema social al sumirlo en el caos. Incluso sectores progresistas le achacaron la orgia de comida y promiscuidad en la que los vagabundos se sumergen tras el abandono de los señores de la mansión. “Los pobres nunca harán eso en libertad”, dijeron los que, evidentemente, jamás han visto a los desposeídos saciar sus instintos. Debajo de la verdad revelada aletea siempre la mentira.

Horst Köhler no es director de cine ni, que se sepa, artista, pero también ha ayudado estos días a mostrar lo que se esconde bajo las alfombras de lo establecido. Presidente federal de Alemania hasta hace unos días, el representativo jefe del Estado ha tenido que presentar su dimisión tras unas curiosas declaraciones a la radio pública Detschland Radio. Refiriéndose a la guerra de Afganistán, en la que su país participa, Köhler fue inusitadamente sincero al afirmar que “en casos extremos es necesaria la fuerza militar para asegurar nuestros intereses, por ejemplo la salvaguardia de nuestras rutas comerciales”. Nada que no se sepa desde los días del big game que enfrentaba en tierras afganas a Reino Unido y Rusia por el botín, pero sorprendente en boca de un político que debía haberse ceñido al discurso de los derechos humanos y la democracia tan en boga.

En nombre de la causa surrealista internacional agradecemos al ya ex presidente federal el habernos ayudado a entender, una vez más, lo que se esconde detrás del escenario de la realidad. Su sinceridad ayuda a que sigamos descreyendo de los mensajes oficiales. Como los grandes artistas ha desmontado el lenguaje del poder para mostrar el esqueleto desnudo del monstruo. Su obra maestra. 
 

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Últimas colaboraciones (junio 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Victor Bockris: Keith Richards. Biografía desautorizada (Global Rhytm Press, 2009)

LIBRO (mayo 2010): Kenzaburo Oé: Renacimiento (Seix Barral, 2009)

LIBRO (marzo 2010): Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.]]>
Thursday,3 jun 2010 19:41:0 GTM
<![CDATA[El niño y el fusil]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1195

Iván Alonso es historiador y periodista

Pocas horas después de que España celebrara su Día de las Fuerzas Armadas, buques de guerra israelíes atacaban a una flotilla de activistas que se dirigían hacia Gaza para romper el bloqueo al que es sometida. Las últimas informaciones hablan de diez personas muertas y más de treinta heridos: civiles desarmados que sólo reivindicaban el final de una situación miserable para los palestinos apiñados en esa franja asediada, dependientes de la ayuda internacional para sobrevivir. Los internacionalistas embarcados han probado la fuerza y el dolor que las armas modernas son capaces de infligir. La muerte y la carne desgarrada, su único legado.

Mientras, en Badajoz, ayer se desataba la habitual parafernalia de desfiles, banderas y homenajes ante la mirada alborozada de cientos de asistentes. Por fortuna nunca he vivido una guerra, pero intuyo que esos tanques pesados y esos vehículos militares rematados por una metralleta no sirven precisamente para el reparto de caramelos durante la cabalgata de los Reyes Magos. Como siempre, responsables padres de familia aupaban a sus retoños a las máquinas de guerra que producen esa extraña fascinación en los niños de misterio y poder. Los periodistas que cubrían el acto, y sonríen bonachonamente haciendo bromas, recogieron el testimonio de los pequeños sobre si su sueño es pilotar cazas de combate o hacerse militronchos. “Mola”, decía uno de cuatro años, el pelo rizado, al bajar de una tanqueta.

Espero, y rezaría al dios que me indicaran para asegurarme, que ese niño nunca conozca el pavor que da sentir esos instrumentos de dominación en marcha. Ser un niño afgano con un cubo al que un satélite espía ha confundido con un terrorista y ver llover bombas del cielo o, por la noche, cómo un ‘molón’ camión militar se detiene ante la puerta de tu casa en alguna respetable dictadura para llevarse a tu padre camino de una fosa común.

Asqueado por el ‘gudari eguna’ a la española, por esa obscena muestra de la violencia y el derecho a la fuerza, quité el Telediario y en un canal seguí un documental sobre las matanzas nazis de judíos en Ucrania. Las SS, asesinos pudorosos, escondían sus crímenes, pero en una de las raras grabaciones se ve bajar a hombres, mujeres y niños de un camión para ser fusilados sin piedad junto a la fosa que ya lleva sus nombres. No me puedo quitar en toda la noche el recuerdo de unos ojos anónimos mirando su tumba. Un niño como el que hace pocas horas flipaba con los matarifes profesionales sólo que, cruel paradoja, este con un fúsil apuntándole a la nuca. Porque finalmente un arma, una metralleta y la boca de un cañón sólo saben escupir muerte. Lo saben ahora también los solidarios con Gaza, Si los desfiles tuvieran fuego real, otro gallo cantaría. Quizá sea necesario que la gente aprenda por fin cómo funcionan realmente esos artilugios para que entonces llevaran mejor a sus hijos a cualquier otro sitio.
 

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Últimas colaboraciones (Abril 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Kenzaburo Oé: Renacimiento (Seix Barral, 2009)

LIBRO (marzo 2010): Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.]]>
Tuesday,1 jun 2010 19:13:24 GTM
<![CDATA[Jon Lee Anderon: Che Guevara. Una vida revolucionaria (Anagrama)]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1183

Iván Alonso es historiador y periodista

Varios anécdotas me han sucedido mientras pasaba los días enfrascado leyendo Che Guevara. Una vida revolucionaria, de Jon Lee Anderson, la mejor, más objetiva y completa biografía del mito del siglo XX Ernesto Guevara de la Serna, más conocido como el Che, como tituló Paco Ignacio Taibo II en su nada imparcial summa vitae en rojo, panfleto ideológico que destiñe al lado de la correcta biografía del gringo interesado en el prototipo del guerrillero latinoamericano.

La primera ha sido tropezarme de frente una vez más con el mito fosilizado y comercial del comandante argentino. Caminaba meditabundo por la calle con el libro bajo el brazo cuando un hombre cruzó la carretera conmigo llevando una camiseta con su rostro férreo y soñador inmortalizado para siempre en la mítica fotografía de Korda, que recorre el mundo entero bajo la forma de vestimentas a mecheros baratos. Al momento tuve la tentación de acercarme para conocer qué sabía acerca del hombre cuyo rostro llevaba impreso en su ropa. ¿Quería con ello anunciar su intención de abandonar todo posesión, familia incluida, para forjarse como ‘hombre nuevo’ socialista, tal y como el Che hizo, exigía y aseguraba ocurriría? ¿Defendía acaso la lucha armada guerrillera como única vía para cambiar la sociedad? ¿O creía en la destrucción física del poder norteamericano para organizar el mundo desde bases más justas, fraternas y solidarias? Por supuesto ninguna de estas tres preguntas hubieran obtenido respuesta; sin embargo son los pilares sobre los que se organiza el pensamiento guevarista: una visión del mundo teórica, marxista, en blanco y negro, en la que los oprimidos alcanzarán el poder por vías violentas a través de la lucha guerrillera y el surgimiento mediante la educación revolucionaria de la ética superior, del ‘hombre nuevo’, que abandonará sus vicios mundanos para entregarse en cuerpo y alma a la causa del socialismo internacionalista revolucionario. Conceptos complejos como para asumirlos por llevar sólo una camiseta, prueba de que hoy en día el Che se ha convertido más en objeto de consumo ideológico destinado a cubrir la cuota de necesaria rebelión interna que en figura en torno a la que discutir posibilidades politológicas.

La segunda fue el choque entre el concepto que la gente tiene de los hechos, obra y vida del Che, y el personaje real tras el mito y la pose fotográfica. A menudo estas se reducen a una serie de ideas preconcebidas,: Guevara era distinto y mejor que el politiquero Fidel Castro y acabó teniendo divergencias con el líder de la Revolución cubana; el Che nunca hubiera permitido, de seguir vivo, la posterior deriva del estado cubano; el personaje histórico que más se parece a Ernesto Guevara es Jesucristo; Fidel hizo todo lo posible por desembarazarse del Che y por ello lo envió a una muerte segura a Bolivia para poder intensificar sus políticas autoritarias.

Jon Lee Anderson: Che Guevara. Una vida revolucionaria (Anagrama)

Jon Lee Anderson: Che Guevara. Una vida revolucionaria (Anagrama)

Siento desilusionar a los forjadores de mitos y a los que se arrodillan ante Guevara y echan pestes de todo lo que les huela a revolución. Ante todas estas leyendas urbanas la biografía de Anderson es clara:

-El Che jamás discute las ideas de Fidel, del que es fiel seguidor hasta el punto de preocupar y molestar a su madre, Celia de la Serna, encarcelada en Argentina durante los años sesenta como sospechosa de ser una quintacolumnista de su hijo. Sólo en la disensión temporal de Sierra Maestra ante la estrategia política con el Movimiento 26 de julio, el Che muestra cierto descontento –del que luego se arrepentirá en su carta de despedida-, pero, al revés de lo pensado, se debe a que Fidel no se muestra lo bastante duro y comprometido con la ideología socialista, como la que ya el ‘radical’ (sic) Guevara profesa.

-De no haber muerto en Bolivia a manos de la CIA, Che Guevara no sólo hubiera aprobado punto por punto la evolución del estado comunista cubano, sino que es de temer que hubiera exigido incluso mayores dosis de doctrina y compromiso, dados sus actos como miembro del Gobierno. Si se juzga a Raúl Castro como un duro del sistema, como una gerontocracia inmovilista en el poder, hay que creer que el comandante Guevara hubiera estado a su lado exigiendo políticas más radicales y autárquicas con menos deriva capitalista siguiendo el modelo chino. Como prueba, Anderson describe el cerrojazo que las carreras humanísticas sufren a manos del Che tras el triunfo de la Revolución para beneficiar las técnicas. La explicación no puede ser más diáfana: hay que proporcionar ingenieros a la isla para forzar su industrialización en estricta aplicación de la doctrina marxista más rígida.

-De creer que el personaje histórico de Jesucristo es aproximado a como lo describen los evangelios, poco tienen que ver el profeta palestino y el guerrillero latinoamericano. Guevara predica un mensaje de moral de combate, de lucha constante, de la vida entendida como guerrilla, en el cual su cosmovisión final es ver en armas a los desposeídos de la tierra contra la tiranía imperial encarnada en Estados Unidos, y para ello está dispuesto incluso a jugar con la amenaza del holocausto nuclear con tal de derrotar al que el cree el causante de todo el oprobio e injusticia que existen en la tierra. Como ya digo, de tomar por válidos a los poco fiables evangelistas, nada más apartado del afable profeta-curandero que predicaba la mansedumbre de espíritu y el poner la otra mejilla como vía para alcanzar la salvación y el triunfo de los pobres en un utópico reino de los cielos.

-Por último, Lee Anderson sanciona que a Fidel no le interesaba en absoluto desprenderse de su fiable socio y amigo personal, y que no sólo hizo todo lo posible por convencerle de que no iniciara su lucha guerrillera en la verde Bolivia, sino que trató de ayudar a las unidades infiltradas más allá incluso de lo que era prudente para su seguridad internacional: la acusación nada velada de Bolivia a Cuba ante la Organización de Estados Americanos (OEA) de estar invadiendo su país con mercenarios enturbió mucho las relaciones de la isla revolucionaria con sus vecinos y aumentó tanto su aislamiento como su dependencia económica e ideológica de la URSS.

Como en ese programa de televisión en el que se cazan mitos mediante experimentos prácticos, Lee Anderson rescata en su biografía al hombre de la leyenda y del icono comercial que ha perdido todo su sentido para volver a dotar de sangre, nervios y realidad lo que ya parece sólo un rostro más de consumo, tan inexpresivo como el hombre que nos vende los cereales desde una caja de colores. Este Che ríe, duda y se enamora, envía cartas a sus familiares y se confiesa angustiado por la dimensión de sus propias ideas, cierta aura de grandeza y trascendencia que lo embarga como si intuyera el papel relevante que la historia le va a reservar a quien, incluso en medio de la manigua, seguía pareciendo “sólo un muchacho de clase media bonaerense”.
 

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Últimas colaboraciones (Abril 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Kenzaburo Oé: Renacimiento (Seix Barral, 2009)

LIBRO (marzo 2010): Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.]]>
Wednesday,12 may 2010 19:43:29 GTM
<![CDATA[Lo que va de la gripe porcina a un volcán. El caso del volcán Ejyafjalla]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1176

Iván Alonso es historiador y periodista

El año pasado fue un domingo por estas fechas cuando estalló el miedo universal a la pandemia por gripe porcina, reconvertida oportunamente en gripe-A cuando los productores de cárnicos se quejaron de que la gente iba a dejar de consumir mortadela por el nombre. Estaba yo aquel día comiendo con unos amigos en un restaurante de Bilbao cuando mi teléfono móvil sonó y un compañero del periódico me preguntó si podía subir a echar una mano.

Recuerdo ahora aquella llamada tras la misma absurda cortina del injustificado y brutal miedo a la enfermedad ‘de las vacas locas’, que me dejó seis días sin comer carne en Inglaterra, o el pánico hace unos meses ante la famosa ciclogénesis explosiva, que me retuvo un fin de semana en casa pegado al teléfono por si media Euskadi salía, literalmente, volando por los aires. El último en sumarse a la larga lista de próximas catástrofes anunciadas ha sido el volcán Ejyafjalla, ese simpático islandés que ha dejado sin vuelos a toda Europa durante diez días.

Me repongo ahora de unas maratonianas sesiones de composición de textos sobre el volcán y, mientras reviso mi trabajo de los últimos quince días, pienso qué bien hemos vuelto a aterrorizar los medios al común de los mortales, con qué refinada maestría poblada de imágenes del terror infantil, dinosaurios palmando incluidos, hemos convertido en avezados vulcanólogos a los humildes tenderos. Tengo la certeza de que si se anunciaran en el cielo las señales inconfundibles del Apocalipsis habría pelea entre las cadenas para conseguir los derechos en exclusiva de la batalla del Armageddon y, supongo, una entrevista con Enoc y Elías antes de la matanza.



El volcán Ejyafjalla en erupción (víde colgado en YouTube por nisoje)

Por fortuna mi trabajo ha consistido en reportajear las consecuencias a pie de pista, lo único que es real, recorrer aeropuertos, estaciones de tren, taxis llenos y hablar con personas afectadas en distinto grado por una absurda y precipitada suspensión de vuelos, doblemente innecesaria en España dada su lejanía al suceso, la relativa limpieza de sus cielos, la seguridad incluso en centroeuropa, como se demostró, de volar a través de una columna de ceniza menos densa de lo pronosticado según modelos informáticos.

Hemos vuelto a cumplir bien nuestro papel, creo, contribuyendo al miedo en general por ganar un titular más, por llevar la foto más escandalosa a la portada, por conseguir la historia más enrevesada de alguna de las víctimas: cuanto más tarife el taxi, mejor, más divertido. La misma noche de la ciclogénesis me recuerdo en Bilbao al lado de la ría, en una de las primeras noches de primavera, sin un solo viento que se llevara a una hoja y al mismo tiempo la radio vomitando miedo sobre vientos que cruzaban nuestro territorio a más de 300 kilómetros por hora.

Se lo dice un periodista: de vez en cuando apaguen la radio, cierren el periódico, sáltense el Telediario por un programa de cómo cocinar verduras y no dejen que alimentemos su miedo.   
 

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Últimas colaboraciones (Abril 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Kenzaburo Oé: Renacimiento (Seix Barral, 2009)

LIBRO (marzo 2010): Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



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Monday,3 may 2010 20:4:9 GTM
<![CDATA[Disparar a Roberto Bolaño leyendo Crepúsculo y Harry Potter]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1159

Iván Alonso es historiador y periodista

Lector mal-herido es un blog literario de la posmodernidad, es decir, lo mismo te desmenuzan entre gracietas una novela que te ponen la foto de unos árabes pipa en mano, como si eso por sí sólo significara algo o diera una idea de sí mismos. Hace unos días les dio por meterse con una de las vacas sagradas literarias, Roberto Bolaño, y me encanta. Aunque a mí sí me gusta el novelista chileno desaparecido, me interesa leer otras opiniones distintas, ver en qué discrepa mi manera de entender a un autor y la que tienen otros, ávidos lectores supongo. Pero como quiera que soy seguidor del finado, y que además he escrito una crítica muy elogiosa de su obra póstuma, El Tercer Reich, voy a usar de la misma libertad que ellos tienen para ironizar con el de Blanes para hacer un tanto yo con ellos

Dicen el o los reseñadores –van de rollo anónimo, otra nueva hazaña posmoderna- que la obra de Bolaño se beneficia de una feliz boda con el público. Aquí su comentario empieza mal, atufa a envidia de bancada de colegio, a desprecio acomplejado por el aplicado de la clase. En realidad no sé a qué boda con el público se refieren, pero esta tendría pocos invitados. Invito a cualquiera de ellos a que hagan un viaje en transporte –público, valga la redundancia- y que cuenten cuántos Bolaños ven entre las manos del pueblo valiente y justiciero. Como el metro es el auténtico sondeo de lectura que reconozco, les desanimo de entrada. No he visto nunca a nadie leer a Bolaño en el suburbano, y sólo una vez, en la cola de matriculación de una escuela de idiomas –terreno iroqués, abonado por tanto para los kraken culturales-, vi a un tipo leyendo 2666. Eso es todo. En realidad Bolaño es un best-seller sí, pero de élites. Se me podrá discutir si de la élite cultureta o de esa élite que se reúne en un bar oscuro entre nubes de porros y vasos de cerveza malteada. Da igual. El asunto es que ni en los autobuses ni en las listas de ventas verán nunca a Bolañito y sus detectives salvajes. Y si no me creen que bajen de la limusina literaria y dejen de rodearse ya de la mafia intelectual mamporrera.

Roberto Bolaño

Roberto Bolaño

El asunto sigue y abordan la extensión de 2666. Dicen, no sin cierta gracia, que la novela está escrita pensando en “voy a escribir una novela de 1.000 páginas” y llena de cosas intrascendentes, cotidianas. Ignoro de qué tremendos y homéricos asuntos llenarían estos sujetos sus novelas, pero también pasan muchas cosas en las novelas de Robin Cook, de Paulo Coelho y de Tom Clancy y, seguro, no les tienen tanto aprecio. Parece que les ofende la descripción de la normalidad, de la vida anodina de una persona. Me sorprende esa afirmación conociendo sólo parte de la literatura del siglo XX, en la que escritores igual de peñazos o geniales que el chileno nos enseñaron a seguir con cierta pasión el día cotidiano de un hombre en Dublín, las divagaciones intelectuales de los pacientes de un sanatorio en Suiza o cómo lo tremendo se puede agazapar en el alma de unos sureños de Estados Unidos estafados por la historia y su propia brutalidad. Pero claro, igual ellos prefieren las aventuras de Harry Potter donde, está garantizado, pasan un montón de cosas interesantes por página cuadrada y, cuando menos te lo esperas, las escobas vuelan, los hechizos triunfan y los malos pierden. Fascinante.

Por último, como posmodernamente se aburren –y con esta palabra acaba su crítica, por cierto- resumen rápidamente que lo de Bolaño es escribir por escribir y que no tenía otro plan que tirar hacia delante llenando cuartillas. Aquí es donde el lector avezado de la obra del chileno, no el bolañista de secta sino el voluntarioso seguidor, se echa a reír y llega a compadecer a los mal-heridos de marras. Porque pensar que una novela como Los detectives salvajes, con su cuidada planificación estructural en forma de un diario interrumpido, con su cuerpo formado por piezas narrativas que se ensamblan en un complicado puzzle, es fruto de una improvisación, del delirio de un autor megalómano que sólo escribía por escribir como otros mean, delata falta de lecturas, más ganas de provocar que de quemarse las pestañas en un sofá pasando páginas.

Mal de nuestro tiempo este de hacer juicios a priori porque el caletre no te da para terminar una novela tan torrencial como imperfecta como es 2666 que, si supieran un poco, si hubieran leído, el escritor afincado en Cataluña no tuvo tiempo de revisar, ni casi concluir, y fue entregada a las planchas con la genialidad y deficiencias que cualquier lector medianamente atento podrá identificar. Pero nada, si los lectores mal-heridos se aburren, y se aburren mucho al parecer, tengo una lista de libros que igual les divierten, que son muy populares y que, seguro, les levantarán el espíritu. Por lo que parece la saga Crepúsculo es de lo más amena, la chavala que aparece en la película está muy buena por lo menos, y seguro que ahí no tendrán descripciones cotidianas, ni nada que en realidad suene más o menos posible, veraz o que, directamente, no de vergüenza ajena. También las novelas de zombies se están vendiendo muy bien y, bueno, frente al tostón de Sentido y sensibilidad, donde hay más parrafadas en torno a meriendas con té y pastitas que las que ellos podrían aguantar, tenemos ahora una versión con muertos vivientes al más puro estilo George A. Romero que vaya usted a comparar. Canela en rama. Oiga.   
 

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Últimas colaboraciones (Abril 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Kenzaburo Oé: Renacimiento (Seix Barral, 2009)

LIBRO (marzo 2010): Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.]]>
Thursday,8 abr 2010 20:17:29 GTM
<![CDATA[Las hermanas aves de San Francisco dependen de mi ordenador]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1156

Iván Alonso es historiador y periodista

Nuestro ordenador falla y el mundo se nos viene encima. En nuestra sociedad el poder no lo tiene una institución ni los cuerpos policiales, lo atesoran las computadoras, y estas no conocen a Montesquieu. El apocalipsis descrito en tantas películas de ciencia-ficción está ya aquí. Las máquinas han tomado el poder. Salvo algunas excepciones, el humilde y fracasado poeta que malvive en una covacha y el ejecutivo de multinacional dependen los dos de que un ordenador se encienda y decida funcionar con normalidad, conectarnos a las fuentes del conocimiento y con otras personas, que al final es lo que todo el mundo busca.

La sabiduría popular, y los psicoanalistas, dicen que es beneficioso no sufrir por ello, dejarles reposar en su avería provisional y salir a dar una vuelta: comprar el periódico, sentarse en un banco, ver a los pájaros volar. Pero dejando aparte los pájaros, la sola idea de que el periódico ha sido diseñado en ordenadores al igual que el banco donde reposamos resulta inquietante. Si por algún motivo todos los sistemas de una redacción fallaran, al día siguiente no habría prensa en los quioscos; y si debido a una huelga de cerebros electrónicos los ingenieros y arquitectos perdieran sus archivos virtuales, tampoco existirían asientos en la calle desde donde alimentar a los pájaros. Al final va a resultar que hasta las aves del cielo, las hermanas palomas y los hermanos grajos, dependen de que un ordenador se levante de buen café.

Ordanador (fuente: wikipedia)

Ordanador (fuente: wikipedia)

Nos puede gustar más o menos. Podemos, en un arrebato lírico, hacer una apología de la sencilla vida campestre, pero invito a cualquiera acostumbrado a las dulzuras de la ciudad y la web 2.0 a pasar una semana en el campo: a los dos días estaría rabiando por una conexión ADSL y por saberlo todo acerca del último cotilleo sobre la sexualidad de Ricky Martin. Es verdad que también existen en nuestro cuerpo social personas que mantienen una relación distante, compleja y casi edípica con los ordenadores. Trabajan con ellos, pero prefieren vivir dentro de sus meditaciones. Los ven como antiguas máquinas de escribir, objetos que sólo tienen una utilidad práctica y protegen tras espesas barreras su intimidad, su profunda e irreconocible soledad.

El tópico me debería obligar a trazar una elogiosa semblanza de ellos, casi una hagiografía, los últimos castos y puros. Pero como ya saben los que me leen, no me gustan los tópicos, ni las ideas manidas, y voy, por el contrario, a compadecerme un poco. Puesto que hemos demostrado que hasta los canarios y las cigüeñas dependen de que nos podamos conectar a Internet, querer estar en misa y repicando no puede ser lógico ni saludable. Al final nuestra vida privada es lo único que le importa a una nidada de polluelos en primavera.  
 

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Últimas colaboraciones (Abril 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Kenzaburo Oé: Renacimiento (Seix Barral, 2009)

LIBRO (marzo 2010): Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.]]>
Tuesday,6 abr 2010 12:53:45 GTM
<![CDATA[Asa Larsson: Aurora Boreal (Seix Barral, 2009)]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1152

Iván Alonso es historiador y periodista

Aunque mucha gente no se lo crea, la novela negra sueca no la inventó Henning Mankell y su psicológicamente alterado personaje Kurt Wallander. A nada que uno se ponga en el tema y lea con cierta atención descubrirá nombres que se remontan a principios de los sesenta, cuando en España pensábamos que Suecia era lo más avanzado en libertad y democracia y la crónica negra, algo sólo propio de El Caso. Pero, libro a libro, los nórdicos nos han desvelado qué capas de podredumbre, corrupción y vileza laten bajo sus helados lagos y sus aparentes tranquilas y anodinas vidas ordenadas en casitas individuales con leña y calefacción a gas ruso.

Aunque la primera novela de Asa Larsson, Aurora boreal, se publicó en Estocolmo en 2003, Seix Barral no se ha decidido a darla a imprenta hasta finales del año pasado. Pensando mal, el compartir apellido con el gran fenómeno literario de los últimos tiempos, Stieg Larsson, cuya forzada trilogía sobre las aventuras de la ciberpunk Lisbeth Salander y el periodista Mikael Blomkvist han sido consuelo de librerías, compañía de viajes de metro y lectura de depresiones laborales, parece ser la razón definitiva para sacar a la venta la obra, pero si uno supera los escrúpulos y se adentra en el mundo desordenado y salvaje de Larsson va a descubrir una narradora bastante más sólida que el sobrevalorado difunto periodista sueco y una historia que, por lo menos, solventemente contada supone una nueva mirada sobre el noïr sueco.

Los fanáticos de los tres grandes del negro norteamericano, Raymond Chandler, Dashiell Hammett y el contemporáneo James Ellroy, o incluso los que hemos leído a nuestros novelistas de los bajos fondos como Francisco González Ledesma, Juan Madrid y Manuel Vázquez Montalbán, siempre hemos echado de menos en la novelística negra sueca más sangre, más vicio, más dosis de suciedad. A pesar del desfile de cadáveres, siempre escaso, la ficción reclama muertos y aquí los narradores nórdicos se diferencian de sus colegas yanquis y latinos por un uso demasiado clínico y estilizado de las descripciones, por elipsis abrumadoras que esconden lo que, precisamente, el yonqui de lo negro quiere leer y por contar lo justo y necesario y de forma blanca, con pocos tacos, alcohol y drogas las justas, y, si acaso, unas gotas de sangre sobre la alfombra para avisar de qué va el tema.

Asa Larsson: Aurora boreal (Seix Barral, 2009)

Asa Larsson: Aurora boreal (Seix Barral, 2009)

Asa Larsson se mancha un poco más las manos. El crimen de un pastor de una iglesia evangélica que aparece desventrado y sin ojos en el pasillo de su iglesia supone un paso adelante en los riesgos que el negro europeo debe asumir. Muy influenciada por narrativas norteamericanas como la de Cormac McCarthy o incluso por el particular mundo criminal y onírico de los hermanos Coen, su protagonista, una policía embarazada, inicia las investigaciones apoyándose en una antigua miembro de la iglesia que sufrió los turbios tejemanejes de una comunidad no tan santa como parece desde lejos.

La autora de Kiruna no se permite muchas alegrías ni metáforas. A lo largo de la novela no hay, es cierto, ni una frase más memorable que otra ni un momento de amargado lirismo, pero tampoco encontraremos las secas conclusiones y la espartana manera de narrar, periodística y pobre, de su tocayo de apellido. Eficaz en sus resultados y amparada por una simple estructura de siete días que se suceden en medio de la presencia inquietante y levemente sugestiva de una eterna aurora boreal, Larsson saca a la luz la putridez que atesoran los que se creen elegidos por Dios, denuncia el control mental que toda organización religiosa ejerce sobre sus adeptos para así manipularlos más eficazmente y, sobre todo, rompe esa leyenda rosa que los protestantes aún llevan en contraste con la célibe Iglesia Católica que, parece, llama más a la paidofilia y los sobrinos curales entre sus filas.

No hay más de lo que promete, pero tampoco hay menos. Una entretenida novela negra en busca de culpable en los agrestes paisajes del norte y el recuerdo de algunos sucesos turbios en una comunidad de fieles. Con bastante menos, otros han vendido más. Larsson merece una lectura, y de paso un respeto. 
 

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Últimas colaboraciones (Marzo 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



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Tuesday,30 mar 2010 20:30:17 GTM
<![CDATA[Llevando la contraria. Miedo a pensar distinto]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1147

Iván Alonso es historiador y periodista

Los terrores de la infancia eran conocidos y mensurables: la oscuridad y los monstruos que la pueblan, la ausencia de la madre, salir solo de casa. Esos miedos se sustituyen por uno más atroz y que nos acompaña ya siempre: el miedo a la muerte. Con la adolescencia, la parca relaja su brazo –todos los jóvenes se creen inmortales- y la inseguridad, desconocer quién eres y el miedo a lo nuevo, tu nuevo cuerpo, tus nuevos sentimientos, tu nueva soledad, desborda todos los demás. Unos adolescentes lo curan con litros de alcohol y pastillas; otros con pajas, polvos y ropa nueva cada sábado; y otros no lo curan nunca, se vuelven raros, asociales y acaban escribiendo libros, escuchando música o yendo mucho al cine.

Es lógico y saludable tener cierto miedo. Uno sabe que hay que temer refugiarse siempre debajo de un árbol en caso de tormenta, y que conducir trompa, en plan diputado del PP, puede costarnos la vida. El miedo nos avisa de qué manera estúpida podemos concluir nuestros días, o dónde se refugian las fieras que acechaban a nuestros antepasados al caer la noche. En puridad, nuestros pánicos más atávicos y naturales son los que también oprimían el pecho de nuestros ancestros: estar al descubierto, pisar en falso, cascarla bajo las garras de algún bicho mal parido, enfermar, alejarnos para siempre de la gente que amamos.

Nuestra biología y psique nunca se preparó para otros terrores que han traído los tiempos modernos: ser despedidos del trabajo, que tu hijo se enganche al jaco, no cobrar pensión de viudedad, que no te respondan en Facebook, no parecerte a George Clooney. Vivimos aplastados por nuestros terrores mundanos. Los monstruos de Maurice Sendak no tendrían nada que hacer ante el terror paralizante que siente una madre al ver a su hija salir de casa con un falda demasiado corta o ante la enésima reunión de ejecutivos planeando nuevas dentelladas a lo que nos es más íntimo: nuestro techo, nuestra mesa, la seguridad de quienes todavía dependen de nosotros y tienen miedos lógicos.

Luego hay otra casta de miedos, sociales diríamos. Miedo al rechazo, miedo a la soledad impuesta, miedo a mear contra el viento. Imagino qué diría el jefe del clan del oso cavernario de turno si le explicáramos cómo a veces tenemos auténtico pavor a que nuestras opiniones sean demasiado radicales, demasiado valientes o demasiado sinceras para exponérselas a la conservadora caverna cromañona. Cómo temblamos como una hoja de taparrabo en plena erección pensando quién nos va a dar la espalda por dar nuestra opinión, por expresar nuestras ideas, por decir lo que sentimos. Eso sin pasar a contarle, a él, al Pedro Picapiedra ancestral, nuestros eternos problemas con las relaciones y la vergüenza torera a declararse, mezclado con nuestra patológica necesidad de cariño y comprensión.

Creo que fue un Papa, y puede que fuera Juan Pablo II, el que le dijo a su grey que no tuviera miedo. Aunque no sigo las enseñanzas de tan respetable y santo varón difunto, voy a decir que tiene razón, que a veces no habría que tenerle miedo al miedo y dar un paso adelante. El filósofo Slavoj Zizeck dice por ahí que suele ocurrir que los hechos consumados hacen que el hecho sea posible. Esto es, que los milagros sólo ocurren cuando los hacemos nosotros. Nadie debería nunca tener miedo por decir lo que piensa o aquello en lo que cree, aun sabiendo que miles o millones dicen otra cosa. Nadie debería callar si tiene una opinión distinta que dar, una idea que rebatir o si siente que la verdad le quema en la punta de los dedos y considera poco justo que muera encerrada en un puño.

Nadie tampoco debería temerle a salir de casa y entrar en esos lugares que castas y sectas autoafirmadas nos han hecho creer que son patrimonio exclusivo de los que piensan igual. El miedo al miedo corroe y asesina la libertad. Sobre todo los que tienen algo que contar siempre, los que han visto y saben, los que han leído y comprenden, esos, no deberían, por el bien de todos, callar nunca. Encontrarán en su camino quienes los apoyen y estén dispuestos a ir con ellos al cadalso. Bravo, Padilla y Maldonado de nuevo o Sacco y Vanzetti. No importa. Nuestros únicos miedos deberían ser a la noche, y a los monstruos que la pueblan.  
 

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Últimas colaboraciones (Marzo 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



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Wednesday,24 mar 2010 12:47:17 GTM
<![CDATA[Alan Bennett: Una lectora nada común (Anagrama)]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1144

Iván Alonso es historiador y periodista

Desde la portada el hiératico careto de la soberana Isabel II me observa como una anguila mira el mar salado. El único magnetismo que esta mujer ejerce sobre mí es el de saber que lleva tantos años en el cargo, el de atesorar memoria en forma de té con pastas con personajes de la historia tan dispares como Winston Churchill, John Kennedy o Tony Blair. La fascinación que este icono del siglo XX ha ejercido a propios y extraños atraviesa la segunda mitad de la centuria desde el ajetreo punk a la movida beat, de las artes al cine, pasando por la parodia televisiva, sin contar las incalculables horas de cotilleos que se han invertido comentado su tortuosa relación con aquella moza llamada Diana de Gales, a la que la jefa de la Commonwealth traía por la calle de la amargura. Un par de selvas de su antiguo Imperio han palidecido ante la voracidad de tabloides y revistas del quore por sus andanzas. Cómo alguien que podría haber sido una jubilada británica en la isla de Mallorca con sus mismas inquietudes ha acabado suscitando tal atención es una pregunta ciertamente a hacerse. Más si contamos su escaso bagaje cultural.

Una lectora nada común, de Alan Bennett, la mente tras la que se escondía la obra original de teatro que dio pie a la película La locura del rey Jorge (Nicholas Hytner, 1994), trata de desvelar al personaje, de exponerlo a la corrosión de lo humano y, para ello, hace un divertido ejercicio contrafactual proponiendo un argumento divertido. ¿Qué pasaría si la soberana le cogiera gusto a la lectura? Y no sólo ello, ¿qué pasaría si la reina se aficionara a la alta literatura y empezara a cuestionarse su adocenado modo de vida y el sistema que su persona mantiene?

A menudo repito una máxima lorquiana (o que al menos yo atribuyo a Lorca), por la cual el poder es intrínsicamente malo y sistemáticamente asesina a la libertad. Uno no puede imaginarse, por tanto, al poderoso convertido en artefacto cultural, comprometido con su tiempo desde un plano humanista. No son muchos los ejemplos de mandamases que se han pasado al otro lado, que han dejado sus ambiciones políticas por un interés inusitado por el conocimiento. La borrachera del poder borra en sus resacas cualquier rasgo de animal humano. Aquí en España tenemos a nuestro mitificado Alfonso X, que desmentía con la espada lo que ganaba cantando a la Virgen, y puede que en Portugal, Enrique el Navegante, hermano de Rey y hacedor de mapas y geografías. Baste. Julio César y Napoléon Bonaparte quedan descartados por sus bárbaras matanzas. Si hubieran podido, como los gerifaltes nazis, apretar un botón, asesinar y luego irse a la ópera, lo hubieran hecho. No me cabe ninguna duda. Allá por Alemania tienen al emperador Federico II, ‘stupor mundi’ de la época y, aunque analfabeto, parece que Carlomagno hizo mucho por el llamado renacimiento altomedieval. Felipe II leía y luego quemaba herejes.

Alan Bennett: Una lectora nada común (Anagrama)

Alan Bennett: Una lectora nada común (Anagrama)

La Isabel II de Bennett va un paso más allá que todos. Sorprendida a edad avanzada por la lectura gracias a una biblioteca portátil que encuentra debido a sus insoportables perros, empieza a chutarse droga de la de verdad, de la que le hace a uno grande. Empezando por la espesa Ivy Compton-Burnett y acabando con una pseudoespecialización en En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, la soberana toma conciencia de sí misma y de su tiempo, de las incongruencias de gobernar dispersando el mal al paso de la analfabetería general. De antología los pasajes en que el primer ministro se pierde entre sus referencias culturales.

Divertida hasta la irreverencia, curiosamente la reina como personaje concita las mismas animosidades que ha vivido cualquier lector al despertar a los libros de verdad: sus antiguos amigos se le vuelven en contra, su servidumbre le pierden el respeto y su familia la ignora. Su devoción libresca la aparta del mundo y su nacida conciencia le causa más problemas de los que le resuelve, porque una reina, en fin, no debe interesarse por nada y a todos debe, al mismo tiempo, parecer interesante. Pero esta Isabel II, lectora nada común, tiene opiniones, reclama su propia voz y toma la pluma para expresarse como pocos políticos lo hayan hecho alguna vez. Es el resultado de la peste de las letras.

Repaso a un siglo de literatura, inglesa sobre todo, y fábula sobre cómo los libros nos pueden cambiar la vida, Una lectora nada común es el texto perfecto para los bibliófilos, los amantes de lo irrespetuoso, los que siguen pensando que la literatura es una fiesta pagana que nadie tiene derecho a secuestrar para arrebatarla a extraños fines áureos. Es felicidad, pasión por los libros y una crítica histriónica al poder lo que atesoran sus páginas que, cuidado lector, pueden convertirte a su modo en un compulsivo lector con problemas. Leer no es sonreír. 
 

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Últimas colaboraciones (Marzo 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

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Sunday,21 mar 2010 14:2:27 GTM
<![CDATA[La polémica sobre Miguel Delibes. Eduardo Jordà y las brujas de los Monty Python]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1143


Iván Alonso es historiador y periodista

Hay un maravilloso momento dentro de la película de los Monty Python Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (‘Monty Python and the Holy Grail’, 1975) en el que unos campesinos fanatizados acuden donde su señor para que les deje quemar a una bruja. “¿Cómo sabéis que es una bruja?, les interpela el feudal. “¡Parece una bruja!”, contestan ufanos, en coro, convencidos de su innegable verdad a ojos vista. “Porque se le nota, ¿no lo véis?”, llega uno de ellos a gritarle refiriéndose al atuendo de la mujer: capa negra, sombrero picudo y nariz prominente. “Es verdad. Estás vestida de bruja”, reconoce el caballero. La respuesta de la acusada es demoledora. “Ellos me vistieron así”.

Traigo la escena a colación por el caso del artículo de Eduardo Jordà en Diario de Mallorca sobre Miguel Delibes. Dentro de la general conmoción y exagerado luto por la muerte del escritor castellano, Jordà publicó un artículo titulado ‘Un mundo en extinción’. En él relata una verdad palmaria: que el horizonte de ficción en el que se movía cómodo el escritor vallisoletano había desaparecido de España hace mucho tiempo. Para cuando se publica y triunfa una novela como Los santos inocentes (1981), ya ni los Azarías, ni los Paco trotaban indolentes, bárbaros, primitivos y salvajes por los campos detrás de los caballos y los perros perdigueros de los señores. Tampoco había por ninguna parte los dignos, machistas y silenciosos cazadores, ni los provectos jubilados hablando en castellano rancio, llenos de una sana nostalgia por un mundo pretérito de nombres y adjetivos fosilizados.

Jordà retrata con aspereza, pero con un punto de cariño, la extrañeza que muchos lectores ajenos al personal e intransferible mundo de Delibes hemos sentido al leer esas fábulas un tanto edulcoradas sobre Cárabos canoros y misteriosos alojados en arcanos paisajes de cosecha; de hombres acudiendo en su bicicleta a ver a la novia cien kilómetros más al sur y de niños criados por una áspera educación espartana de licenciado Cabra, imágenes más propias del Siglo de Oro que de la época en que estaba triunfando la televisión y luego llegaron los vuelos baratos e Internet, incluso a los pueblos más remotos de la vieja Castilla la Vieja.



Monty Python: Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (vídeo colgado en YouTube por iowhat)

El articulista ha leído a Delibes, le gusta y se nota, pero lúcido constata que el escritor era un feliz anacronismo, un objeto de vitrina y de pupitre escolar, con su añosa forma de expresarse que los estudiantes enseguida asociábamos a Platero y yo y aprendíamos a aborrecer. Nos sonaba a mentira, a camelo, a arrullo de abuela para adormecer infantes. Nacidos, en mi caso, en un ruidoso y violento ambiente urbano, buscábamos en los libros un reflejo de nuestras vidas que no encontrábamos en las prístinas narraciones llenas de la endemoniada inocencia pervertida de Delibes. Es un hecho. Y Jordà no cuenta otra cosa. Dice su verdad, y podemos estar o no de acuerdo, pero es su experiencia como lector, sus sentimientos sobre el libro.

Hasta ahí todo está bien. Uno escribe y otros leen, asienten o discrepan. Pero ha faltado poco para que surjan los quemadores de brujas. Amparados por el inmenso consenso que ha provocado la desaparición del escritor, despedido por jefes de Estado, de Gobierno, sindicatos y hasta recogedores de la uva de La Rioja, han decidido que tienen una bruja, Eduardo Jordà, porque ellos lo han vestido así, porque parece una bruja, porque se ha atrevido a ir en contra de la marea, nadar a contracorriente, coger la ola del revés.

Todo el día nos recuerdan lo maravilloso que es la libertad de expresión que tenemos y en la que vivimos inmersos, pero les animo a que se atrevan a usarla. Por supuesto todo el mundo está de acuerdo en que expresarse libremente para reforzar las opiniones de la mayoría es algo muy positivo. Si usted va por la vida repitiendo lo que dice el Telediario: que la economía está mal, que los políticos son un poco corruptos, pero no todos, y que este año el Madrid no ha cuajado un gran equipo, no va a tener ningún problema. Desde su taxista a su superior jerárquico en la empresa le van a dar la razón y van a pensar que es una persona de juicio. Eso sí, si rompe la opinión de la mayoría, si manda al cuerno la famosa espiral del silencio y larga que entre Zapatero, Rajoy y un quinqui de Alcalá Meco no ve la diferencia, que la economía está mal porque el sistema está diseñado para enriquecer a los que más tienen y hundir en el fango a los que no tienen nada y que Miguel Delibes era un lujo de otro tiempo del que más gente que lo admite pensaba que llevaba muerto veinte años, entonces usted se convierte en una bruja. Cuidado. Vaya mirando la turba que acarrea leña para quemarlo.

Era inevitable. Eduardo Jordà ya tiene grupos en contra en las vocingleras redes sociales para que “todos” (un día hablamos de este famoso “todos”) nos unamos en su contra. Permítanme que yo no lo haga. Permítanme que respete su derecho a expresarse libremente. Déjenme que esté dispuesto a dar mi brazo para que alguien que no tiene mis ideas diga lo que le apetezca. Y no soy una bruja. Me han vestido así. 
 

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Últimas colaboraciones (Marzo 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

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Thursday,18 mar 2010 14:0:8 GTM
<![CDATA[De viaje a Guinea Ecuatorial con Javier Reverte y Miguel Gutiérrez Garitano: La aventura del Muni]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1140


Iván Alonso es historiador y periodista

Me voy de viaje. Tengo sobre la mesa el macuto, una gorra, las botas, los prismáticos, brújula, mapas, y sobre todo tengo un libro. Compadezco a los que viajan viendo los infantiles programas de televisión o a los adictos a esa parodia insultante de la aventura llamada El último superviviente, donde un espantapájaros falsario ridiculiza los trucos de los grandes viajeros. Shackleton mandaría disparar su cañón sobre él, y el padre Páez, el jesuita que descubrió el Nilo Azul, creo que simplemente suspiraría. Me resulta cada vez más triste, y me envejece, volver a insistir en que el mejor viaje siempre empieza al abrir las guardas de un libro y sumergirte en él sin anteojeras, dispuesto a que este te cambie la vida y te devuelva, en un rincón imprevisto, tu propia mirada. Me voy de viaje, pero he mentido vagamente. Sueño que tengo todo dispuesto, pero en realidad entre las manos tengo nada más un libro recio y maravilloso. Como los que ya no se editan.

Lo tengo claro. Voy a apagar Internet, el teléfono móvil y a aislarme de los informativos que quieren imponerme día y noche su mirada y retorcido discurso para entregarme a una pasión, al instinto de alguien que ha viajado y visto, y lo sabe contar. Se llama Miguel Gutiérrez Garitano y, voy a decirlo, nos conocimos en otra vida. Yo entonces era un joven estudiante de Historia en la Universidad del País Vasco y él, compañero de pupitre, recuerdo que estaba más interesado en leer libros, discutir y faltar a clase si era preciso que en coger, como hacía yo, apuntes como un amanuense egipcio, al dictado. Con el tiempo aprendí a valorar su disposición, y durante mi segunda carrera pasé más tiempo acompañado de mudos amigos fieles que prestando mis oídos a los desvaríos doctorales de quien da una clase como quien pasea el plumero por una estantería. Siempre interesado en aquellas naciones de quien un historiador cacique dijo con desprecio que eran “los pueblos sin historia”, Gutiérrez Garitano, Guti para los amigos, no se cansaba de preguntar, disentir y mantenernos informados a los cuatro de su secta de sus últimos descubrimientos. La bien surtida biblioteca de su padre le ayudaba, pero más que eso era el fuego de lo desconocido, de la aventura, como decían Joseph Conrad y Ford Madox Ford en una novela conjunta, lo que le quemaba dentro y le lanzaba a escribir y a anunciar los viajes que haría.

Miguel Gutiérrez Garitano

Miguel Gutiérrez Garitano

Y los hizo. Vuelve ahora a mí gracias a la editorial Ikusager con la crónica de su viaje a las riberas del río Muni, situado en esa parte del mundo llamada Guinea Ecuatorial que un áspero y ridículo dictador se empeñó en considerar España y que luego abandonó a su suerte, una vez explotada, en manos de los tiranos. Como pasó con el Sahara, lo que iba a ser piedra angular de un fabuloso imperio, y tan español como Salamanca o Toledo, fue olvidado tanto por políticos como por los españoles para centrarse en los nuevos enemigos internos a derrotar, vascos y catalanes, que impiden el singular triunfo de la nación que inventó la lengua para hablar con Dios.

Un mapa de la costa oriental de África y el prólogo del infatigable cronista Javier Reverte hacen que me prepare para los amigos, peligros y emociones que me aguardan en sus páginas. Si es verdad que “Semper aliquid novi ex Africa” o, dicho en cristiano, “que siempre se aprende algo nuevo sobre África”, podéis imaginar que mi viaje de hoy no va a ser en vano, que me voy a pasar horas entregado, que voy a deslizarme en el placer más hedonista y salvaje que existe, el de los riesgos que comienzan cuando uno abre la primera página, lee la cita de Henry Rider Haggard que la encabeza y sabe que ya, con esos mimbres, ha vuelto a la infancia y está irremediablemente atrapado por la única aventura que ha existido siempre: la de leer a los poetas viajeros. 

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Tuesday,16 mar 2010 19:3:41 GTM
<![CDATA[El Irán según el escritor Kader Abdolah]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1138


Iván Alonso es historiador y periodista

Hay varias maneras de conocer la historia de Irán para poder entender lo que está pasando tras las últimas elecciones presidenciales: o comprarse alguna de las escasas monografías existentes en el mercado, o hacer caso a las agencias internacionales de prensa, que recordemos no tienen reporteros sobre la zona por orden del Gobierno, o leer a Kader Abdolah. Puesto en la tesitura, prefiero leer al autor iraní exiliado en Holanda que lleva el nombre de un camarada muerto en combate.

Las noticias de los periódicos sobre disidentes y manifestaciones donde un día se nos cuenta que han muerto tiroteadas personas que después aparecen vivas y aterradas en alguna aldea, escuela o embajada extranjera no me llenan. No sólo no informan de la situación real, sino que a menudo la amañan para presentarnos una situación que conviene a los intereses occidentales: un país levantado contra el mismo presidente que acaban de elegir en las urnas. No trago. El pueblo iraní es lo bastante inteligente y sabe bien lo poco que tienen que ofrecerle las potencias extranjeras como para no votar lo que les da la gana, satisface o desean. Por supuesto, Ahmadineyad y su Gobierno de curas me imponen el mismo respeto que cualquier otro mundial o histórico mandado por el clero. Alguien que cree en un ser inmaterial pero omnipresente me ofrece serias dudas de que sea capaz de dedicarse a los asuntos mundanos en vez de estar todo el día en la luna. Media en este caso. Pasa igual con los poetas en el poder. Unos y otros hacen mejor labor en sus respectivas parroquias.

Kader Abdolah: El reflejo de las palabras (Salamandra)

Kader Abdolah: El reflejo de las palabras (Salamandra)

Pero la literatura sí puede ayudar. Y El reflejo de las palabras, la quinta novela de Abdolah y que lleva entre nosotros, entre la total indiferencia, casi una década, ayuda a situar de dónde vienen los iraníes y por qué amplias capas de la población recelan de unos siempre salvadores y miríficos extranjeros llenos de grandes palabras y democracia que, en realidad, les sumió en la tiranía y la dictadura. Ismail, su protagonista, trasunto del propio autor, un hombre exiliado en Holanda por su militancia en el Partido Comunista relata con amargura la historia de su padre, Aga Akbar, tejedor de alfombras sordomudo que ha aprendido a escribir un antiguo lenguaje cuneiforme para comunicarse.

El pasado remoto de reyes persas, la historia de la islamización y del santo musulmán Mahdi, al que la secta chii espera como figura escatológica al final de los tiempos, la dictadura de los dos últimos shas de Persia, militares reformadores sostenidos por occidente para tener vía libre en el petróleo, y la historia de cómo una revolución socialista fue vencida por el levantamiento de Jomeini y su cuadrilla de curas represores se dan cita en esta novela. Permiten no sólo emocionarse con una historia familiar y la relación entre un padre y un hijo, sino también comprender lo que nos es tan distinto y que observamos con cierta indiferencia: un país musulmán más de esos que dan problemas y, parece, hay que bombardear sistemáticamente para que sean más obedientes, se agachen mejor y hagan carreras para que triunfe Fernando Alonso
 

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Últimas colaboraciones (Marzo 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

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Monday,15 mar 2010 18:46:5 GTM
<![CDATA[La respuesta de Robert de Niro a los medios de comunicación. La cortina de humo]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1134


Iván Alonso es historiador y periodista

Una de las películas políticamente más divertidas fue la que en 1997 escribió el genial David Mamet, dirigió Barry Levinson y que en España se tituló La cortina de humo (Wag the Dog). Creo que el argumento es de sobra conocido: en la recta final de unas elecciones presidenciales, el acosado presidente de Estados Unidos, metido hasta las cejas en un lío de faldas con una becaria, aprueba que sus subordinados se inventen una guerra con Albania para distraer la atención de los votantes y conseguir revalidar el cargo. Un productor de cine será el encargado de servir a los medios de comunicación la inmensa bola proporcionándoles imágenes, héroes y víctimas. Todo Made in Hollywood.

Si la película deja al descubierto el cinismo de la política estadounidense, también refriega a los medios de comunicación, quienes en ningún momento se molestan en comprobar la veracidad de la información (y sería fácil) sino que se prestan a hacer de altavoz al poderoso. Aunque Mamet y Levinson pretendían denunciar la descarada hipocresía de la Administración Clinton, que reiteradamente bombardeó diversos países para ocultar los escarceos amorosos de la Casa Blanca, los años que habrían de venir inclinarían la balanza del filme contra la prensa. En esas cadenas de televisión que insensatamente reproducen los vídeos de inventadas huerfanitas huyendo de francotiradores imaginarios o cuentan la historia del fantasmagórico marine perdido tras las líneas después de la también irreal retirada del Ejército yanqui, se anticipa el comportamiento de los medios ante la guerra de Irak, su crédula aceptación de un conflicto desatado por un puñado de mentiras.



Fragmento de La cortina de humo, película de Barry Levinson (vídeo colgado en YouTube por gamusinio)

Que los medios pueden llevar a distorsionar la realidad de un modo lesivo y grave no hace falta que nos lo recuerde Malcolm X. Es un hecho. El ciudadano de la sociedad mediática posee numerosas herramientas, en principio, para comunicarse y recibir noticias, pero estar informado sigue siendo una profesión de élites culturales. Los discursos organizados de los telediarios o los periódicos, fuertemente ideologizados, no sirven para formarse una idea seria y profunda de la realidad. El dudoso interés informativo que pueden tener una nueva videoconsola, un enésimo pase de modelos o el hecho incontestable desde que el mundo es mundo de que nieva en invierno y hace calor en verano, birla tiempo de información al ciudadano, que debiera tener la oportunidad al menos de adquirir una mínima base informativa sin tener que recurrir a publicaciones especializadas de fondo de librería.

Tal oportunidad ha sido escamoteada en favor de los intereses publicitarios y de la necesidad de ocultar parte de la verdad. En vez de proporcionar noticias fundamentadas, contrastadas y buscando bucear en sus raíces, se sirve una papilla histérica que divide el mundo entre potencias del bien y potencias del mal, entre sujetos cargados de moral y súcubos amorales merecedores de todo castigo. En medio, una ristra sin fin de catástrofes naturales que se suceden una tras otra robándose los primeros planos, llamando a los medios que parecen realizar una carrera de fondo, de un lado a otro del planeta, cargando cámaras y focos.

¿Qué sabemos en realidad de las penalidades de Haití y Chile? ¿Qué del famoso programa nuclear iraní? ¿Qué de cómo marchan unas guerras de Afganistán e Irak donde civiles y militares pierden la vida? Nada. Tres minutos en el Telediario con suerte, si ese día no hay fútbol, y alguna página de periódico para esa inmensa minoría que lee enteras las crónicas internacionales. Con eso, parece, se puede forjar una opinión pública. “¿Qué vio usted de la guerra del Golfo?”, pregunta al productor en La cortina de humo el asesor de la Casa Blanca interpretado por Robert de Niro. “Una bomba cayendo por una chimenea”. 
 

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Últimas colaboraciones (Marzo 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.]]>
Wednesday,10 mar 2010 18:38:20 GTM
<![CDATA[El Puente Colgante de Vizcaya frente a Belén Esteban. Una visita inesperada a nuestro pasado]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1131


Iván Alonso es historiador y periodista

Me invita a comer uno de los responsables del Puente de Vizcaya. Desconozco el alcance que, fuera de nuestro pequeño territorio tan dado al delirio y la grandeza, tiene el transbordador de hierro laminado que tanto se parece a la famosa Torre Eiffel, pero creo que bastante. Con respeto y profundo conocimiento me guía su relaciones públicas por toda la historia e ingeniería del puente, y yo le escucho en silencio, empapándome de las cien mil historias que no sólo pocos conocen sino que a pocos interesan. Considero que uno de mis deberes como periodista es tratar de saberlo todo sobre los temas en los que trabajo, y a ello me aplico con disciplina en mis ratos libres. Asumo que es algo que muy pocos hacen, pero para mí oír, aprender, documentarme y conocer es tan natural como respirar tres veces por minuto. El día que muera mi infinita curiosidad también habrá muerto la persona que yo soy.

De lejos, el Puente Colgante de Portugalete inspira un punto de pavor y morbo, y así se lo explico a José Antonio, que se ríe conmigo. La posibilidad, remota cuando uno conoce los sistemas de seguridad y la ingeniería desplegada, de que la barquilla se desprenda y caiga a las cenagosas y oscuras aguas de la ría de Bilbao da un punto de acidez en el estómago a los que suben a él por primera vez. Si además se accede a la pasarela superior, a un palmo del tablero y casi 40 metros por encima del suelo, la sensación de angustia paralizante es total. El Abra y los terrenos que ocupaban los antiguos altos hornos se postran a tus pies. Por esa vena desfilaron multitud de barcos cargados de mineral que nos comunicaban con otros puertos famosos del mundo como Liverpool, Southampton, Vigo o Nueva York. Me sorprende, y me horroriza, las personas que viven ahí en ese latido puro de la historia de espaldas a él, como si el pasado y los esfuerzos que tantos hombres y mujeres hicieron no valieran nada y no se pudieran equiparar con la última canción del Ipod y la última hazaña de una tal Belén Esteban en la televisión. Increíble. Algún día pagaremos todo eso muy caro.

Así desconocen que el Puente fue inaugurado el 28 de julio de 1893, fruto de los esfuerzos de un encantador tarambana y bebedor llamado Alberto Palacio, que gustaba más de perseguir mujeres que de completar sus estudios de ingeniería y arquitectura, y que se empeñó en conseguir una manera de unir los balnearios de Getxo y Portugalete para que los que iban a recibir aguas no tuvieran que molestarse demasiado y pudieran pasear por ambas márgenes. Y no sabrán que este hombre unió sus esfuerzos a los del ingeniero Fernando Arnodine y que, juntos, presentaron lo que en principio era un puro disparate: un puente de hierro con un transbordador que más se parecía al ingenio de un minero británico en apuros que a una solución estética y práctica para un problema de comunicación.



Puente Colgante de Portugalete (foto de Javier Mediavilla Ezquibela, junio 2005, wikipedia)

En lucha contra el rechazo inicial y contra su incapacidad para ceñirse a los presupuestos, Arnodine y Palacios encontraron financiación en indianos millonarios que les dejaron las entonces valoradísimas 300.00 pesetas que les hacían falta para poner en marcha el proyecto. A base de ingenio, hierro laminado, remaches y con el visto bueno del propio Eiffel, que dio el okey, cobró una pasta y nada más supo del puente (en contra de la leyenda) levantaron lo que hoy es un símbolo de Vizcaya más eficaz, preclaro y limpio que el politizado y anodino árbol de Gernika, una planta mitificada por los amantes de lo arcano que mueve más bien a la siesta o al orín que al ancestral respeto de nuestros antepasados.

Desde lo alto del Puente hemos mirado al horizonte, a esa línea difusa que confunde el ayer y el presente, y hemos fabulado sobre los amores, odios, familias y amigos que a lo largo de su historia ese pedazo de hierro labrado con una humilde barca habrá unido, reencontrado, comunicado o, quién sabe, separado. Durante la Guerra Civil saltó por los aires, muestra de hasta qué extremos de destrucción e ignominia llegan los hombres cuando se odian a muerte y ni siquiera aquello que sirvió una vez para estar más cerca puede sobrevivir a su fanatismo. Hoy en día también miles de personas cada día lo cruzan con aburrimiento, con esa cotidiana rutina que nos impide apreciar y ver lo que está más cerca o con la excitación de la primera vez para encontrar al otro lado el paisaje, el lugar y la persona que se busca.

Dan ganas de gritar y reír desde el lugar en que un hombre trató de suicidarse arrojándose tres veces al vacío para chocar con el bloque de granito en que se convierte el agua cuando uno cae desde cierta altura. La vida, la muerte y la historia se sientan siempre a bailar alrededor de lo que nos rodea. Preciso es tener bien abiertos los ojos y cerrárselos de golpea otras cosas. Badulaques chillones, sombras de la auténtica belleza. 
 

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LIBRO: Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

LIBRO (febrero 2010):
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Tuesday,9 mar 2010 18:34:5 GTM
<![CDATA[Amañando los discursos: José Ovejero, Pérez Galdós y el dos de mayo Godoy]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1129


Iván Alonso es historiador y periodista

Me lo dijo durante una entrevista el escritor José Ovejero: “Todo discurso histórico está amañado”. Se refería a la Guerra Civil a raíz de su nueva novela La comedia salvaje, un divertimento furioso a costa de nuestros establecidos mitos sobre la contienda fratricida. Ya se sabe: noble pueblo angelical armado contra levantiscos fascistas ayudados por dios. Nada más y nada menos. Ovejero, hombre asustado por la virulencia del discurso político y literario español, se pasea sobre las ideas preconcebidas, orina en ellas, voltea el tópico hasta convertirlo en tachuela. Dispara contra todo y, quizá por eso, no sólo mi periódico no publicó la entrevista sino que esta incombustible novela hecha de ingenio y mirada de niño travieso ha sido relegada en las estanterías en favor de otras propuestas que mantienen en pie, incólumes, los pilares del sistema: bravos españoles en perpetua lucha contra malos reyes y señores. Ya sabéis de qué hablo.

“Si no me crees mira a Pérez Galdós”, me dijo. ¿Galdós? Tate. No tenía noticia de que Galdós hubiera llegado vivo a las trincheras del Jarama, pero vete a saber. Si Fernando Marías imaginó a un Lorca recogiendo cartón en los años sesenta, piensen en Galdós vendiendo el cupón en la España de los cuarenta. Cualquier cosa. Pero se refería a lo que sucede en los Episodios Nacionales, en concreto al libro de la primera serie El 19 de marzo y el 2 de mayo. En él el protagonista asiste al llamado Motín de la Granja, que depuso a Godoy como valido y acabó costando a Carlos IV y Fernando VII la corona a favor de Bonaparte, y al levantamiento del pueblo de Madrid contra la ocupación francesa y que también ha pasado al imaginario colectivo como una fecha señalada en el calendario patriótico.

José Ovejero: La comedia salvaje (Alfaguara, 2009)

José Ovejero: La comedia salvaje (Alfaguara, 2009)

En la primera fecha, Gabriel, el protagonista, toma parte muy a su pesar en el asalto al palacio de La Granja que, azuzado por nobles y camarilla opuesta, tuvo como fin acabar con el gobierno de Manuel de Godoy, el valido de Carlos IV odiado por el pueblo. Galdós, a través de su polichinela, describe la justicia del pueblo, el pillaje del palacio, como una “turba” analfabeta y amarga, llena de odio, que destruye los bienes de palacio con violencia desatada e insensata. Galdós, hombre liberal, que seguramente veía en Godoy al tímido reformador que no fue en contraste con los hombres del turbio Fernando VII, censura la actuación del populacho y lo califica poco menos que de serpiente andrajosa confundida por interesados señores.

Unas pocas decenas de páginas más adelante el escenario ha cambiado por completo. Aunque los personajes son los mismos, aquí su también popular y espontáneo levantamiento en armas contra las tropas francesas acantonadas en Madrid es saludado por Galdós como un acto ejemplar ejercido por honrados patriotas que se echan a las barricadas con valentía y mueren bajo los arcabuces y bayonetas de los dragones y mamelucos imperiales. Curiosa conversión, cómo el populacho basto se convierte en ardorosa masa llena de altos ideales cuando el fin conviene a las ideas del escritor.

Releo estos días los Episodios Nacionales y sonrío ante la lucidez del mi maestro y amigo madrileño. Por todas partes la gente se traga en las tertulias de radio y en los editoriales periodísticos la misma bazofia ideológica: una papilla de tópicos sobre lo malo, malísimo, que es un tal Zapatero; lo facha que es un tal Rajoy y lo bobos, aquí coinciden todos, que son los sindicatos. Pero si hasta uno de los más grandes escritores españoles es capaz con impunidad de retorcer el discurso para llevar el agua a su molino y hacer tragar a generaciones de intelectuales, imaginemos qué no puede un correveidile de feroz micrófono con un humilde taxista sometido a doce horas diarias de bombardeo cavernario. Señor mío, apague usted la radio y póngase música, que al menos siempre es inocente. 
 

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Monday,8 mar 2010 19:31:33 GTM
<![CDATA[Intentar lo imposible: un viaje en metro por el vellocino de oro]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1126


Iván Alonso es historiador y periodista

Viajo en el metro leyendo la prensa, buscando inspiración para alguna de mis entradas en este blog. De más está decir que quiero impresionar a mi editor y a mis escasos lectores. Una referencia, un suelto en una página, un giro original de la actualidad, algo donde lucirme ante el tendido, que apabulle, que haga que suspiren por mí al leerlo. No sé quién dijo que escribía para que le quisieran. Puede que fuera mi paisano y compatriota Juan Bas, y es cierto. Algo habrá, pienso, que mantenga en pie mi leyenda, que me siga dando fama de persona culta y avisada. La rata del cesto de bolas de papel.

Mientras volteo las páginas y anoto mentalmente ideas provechosas, al lado un padre taciturno viaja con su hijo en una silla. Él parece un estafado de una tómbola. El chaval, sin embargo, está feliz. Tendrá como dos años y toda la pinta de venir de algún acto social, unas barracas promocionales, un viaje en aerostático, encuentro con cómicos, inauguración de una central térmica, en fin, alguna payasada de esas que organizan las autoridades para que todo el mundo vea lo majos que son y lo lejos que han quedado, en apariencia, de los burgomaestres malvados de los cuentos infantiles. Como premio, el pater patriae le ha regalado un gorro de papel que lleva encasquetado en su oronda cabeza de cebolla y un globo verde que trata de hinchar con poco éxito.

El globo es grande y los pulmones del chaval, aún tiernos, no tienen fuelle para expandirlo. El padre ahí debería tomar parte en las operaciones, darle un soplido, acabar con el drama, quedar de gran protomacho de la ancestral caverna. Pero hastiado de todo, y posiblemente pensando en dónde quedó una tipa llamada Ainara, la chica que le gustaba en el instituto, mira por la ventana hacia el oscuro túnel que le devuelve su imagen y su mirada. El horror. Su vástago, mientras, sigue a lo suyo, sopla que te sopla, intentado dar forma a lo que se le resiste, luchando con denuedo y un puntito de orgullo contra lo imposible.

Jasón regresa con el vellocino de oro en una crátera roja de Apulia, c. 340-330 a. C. (fuente: wikipedia)

Jasón regresa con el vellocino de oro en una crátera roja de Apulia, c. 340-330 a. C. (fuente: wikipedia)

Dejo los periódicos y me olvido de escribir sobre la posibilidad de que el David de Miguel Angel sea, en realidad, un fetiche homoerótico reprimido. Fijo que no me voy a comer una rosca con eso ni a hacer más amigos. Me quedo mirando la facha del niño dándole batucada al globo. Hay algo digno y valiente en esa aspiración a conseguir lo que no es posible. Recuerdo a los poetas que han hablado de ello, y a algunos cantautores. Ahí, delante de todo el mundo, entre chándals, iPods, sudokus y novelas de Larsson, se está reproduciendo la historia más antigua de la humanidad, esa que cuenta cómo unos tipos chulos hasta la armadura broncínea se decidieron a asediar una ciudad por despecho o cómo unos marineros pirados salieron en una barquita de cañas a buscar un vellocino de oro, una puta tela de los cojones en fin, aunque el viaje fuera una total demencia. Hay algo en nuestra naturaleza primitiva que aún no han conseguido eliminar las buenas costumbres que nos lleva como víboras sobre el desierto candente a buscar lo que nos rechaza: un amor, un paisaje, una persona, un libro, un viaje… Soplamos y soplamos y, como con la casa de ladrillo del cerdo listo y arquitecto, aunque sabemos que no se va a derrumbar jamás, aunque sabemos que perseguimos la sombra fugaz de una quimera, seguimos soplando porque nuestros sueños y nuestras vísceras nos llevan a ello.

Unos piensan en conquistar continentes y otros corazones. Unos ansían acabar una novela y otros, nada más, conseguir un trabajo fijo, tener una casa, paz y cerveza fría en la nevera los días de partido. Son todo aspiraciones nobles e irreales. El sueño del triunfo absoluto y los deseos saciados que, cómo sabía el detective salvaje de Blanes, nunca llegan o llegan tarde. El niño sopla el globo y me dan ganas de quitárselo para hinchárselo yo, pero acepto las reglas teológicas y renuncio a la intervención divina en los asuntos mundanos. Vivimos bajo la tragedia de saber que nunca un dios justo y misericordioso bajará su mano para castigar a los malvados y darnos el paraíso privado con barra libre. Es bueno, además, que lo vaya aprendiendo, que sepa que el globo no se va a hinchar nunca.

Me bajo en mi parada y desde el andén le echo una última mirada al niño y su globo verde. En silencio le doy ánimos. Coraje, pequeño. Coraje. Igual con el tiempo, algunos libros y las personas adecuadas aprendes que toda la dignidad del mundo se esconde en ese gesto. Si es cierto, como dijo Martí, que un grano de maíz guarda toda la grandeza del universo, no será menos cierto que intentar lo imposible esconde la pasta de ceniza de barro de la que estamos hechos.
 

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Sunday,7 mar 2010 12:14:39 GTM
<![CDATA[El día en el que Joker de Tim Burton salvó a Francis Bacon]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1124


Iván Alonso es historiador y periodista

La anécdota no es muy conocida, pero sí tan irreverente como artística. Sucede en la película Batman (Tim Burton, 1989), cuando el supervillano Joker, interpretado por Jack Nicholson, irrumpe junto a su banda en el museo de arte de Gotham City para secuestrar a la novia de Bruce Wayne. El museo ha sido atacado con gases paralizantes, todos los visitantes ruedan por el suelo aún con los programas en sus manos y la banda gangsteril del Joker tiene permiso para destruir todas las obras que le apetezcan.

Al ritmo de la música disco que sale de un loro y bajo la premisa de “expandir sus mentes”, el histriónico personaje que representa todo lo que de anárquico e irreverente puede albergar una sociedad sometida a los excesos de la ley y la corrupción irrumpe en el recinto sagrado de las bellas artes. Su ropa, su voz y sus ademanes contrastan con las figuras atildadas que yacen en el suelo intoxicadas por el gas: fracs, pajaritas, camisas blancas y cuellos duros. “¡Atentos momias!”, parece decir. “El arte de los años noventa y de principios del siglo XXI se va a regir bajo la férula de los museos pop.” Joker amaría el Guggenheim de Bilbao y su efecto.

Fracis Bacon: Figure With Meat (1954)

Fracis Bacon: Figure With Meat (1954)

Aunque Gotham City es una localización imaginaria inventada por los guionistas del cómic original para situar las andanzas de su personaje alado, se inscribe en un país real, Estados Unidos, y los cuadros que cuelgan de las paredes de su museo son también reales. Incluso un espectador poco instruido puede reconocer los cuadros de Degas con bailarinas, pinturas de Vermeer e incluso el famosísimo retrato inacabado de George Washington pintado por Gilbert Stuart y que ha pasado a simbolizar al dólar en sus billetes. No es extraño que el Joker lo destruya, personaje anárquico por naturaleza, su furia contra el dinero es bien conocida para los seguidores del cómic: en reiteradas veces quema, regala o hace volar los billetes. Joker persigue el mal por el mal para provocar a una sociedad adocenada y frágil. Persigue el placer y los sentidos. Es un nihilista orgulloso de serlo y su parodia es llevada al intocable mundo del arte con acierto. Joker realiza en un museo la performance salvaje que todos deseamos. Convierte nuestros ocultos deseos en realidad a base de pintadas y manos impuestas de pintura roja sobre los sacrosantos cuadros.

La destrucción continúa hasta que al subir unas escaleras el bastón de noble orate que agita en el aire de forma espasmódica se interrumpe entre el puñal de uno de sus facinerosos y el cuadro que iba a destruir. “Este me gusta”, le dice. La mano destructora del ángel de la muerte se ha detenido ante una obra de arte. El Joker ha emitido un juicio artístico. El cuadro salvado del donoso escrutinio es una obra del pintor irlandés Francis Bacon (1909-1992), el epígono de la figuración-expresionista, dicen los eruditos, en realidad un pobre morfinómano adicto a todo lo que un hombre no debe ser adicto: otros hombres, las drogas, el alcohol, la belleza…y que plasmó en su obra todos los sadismos, los sadomasoquismos y las aberraciones inimaginables, pero siempre con un estilo muy elegante, personal, casi íntimo. En su obra no hay ni gota de provocación gratuita, sólo ganas de abrir la boca y gritar, de descolgar los cuadros del Museo del Prado y realizar con ellos la bacanal para la que fueron concebidos.

Joker, personaje que se maquilla casi como si saliera de un sueño fratricida de Bacon, no es ajeno a ello y premia con la supervivencia a la obra que representa al oscuro oficinista de Bacon que se desgañita de dolor y al que unas alas de carne animal despiezado le brotan de su espalda, incapaz de reprimirlas a pesar de su educación y posición social. Puesto que él es el hombre-salvaje liberado de la masa y que, deshumanizado, se agita, asesina, reconvierte los valores a su antojo, reconoce en la obra del pintor torturado y herido a un igual.

Curioso mundo este en el que sólo los artistas y los dementes nos dan lecciones de humanidad. 
 

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Thursday,4 mar 2010 19:3:50 GTM
<![CDATA[Cuando John Frankenheimer conoció al Malamadre de la Celda 211]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1122


Iván Alonso es historiador y periodista

En la cubeta de una tienda de segunda mano me encuentro un telefilme de John Frankenheimer, los ojos detrás de la cámara que dieron vida a El hombre de Alcatraz, El mensajero del miedo y Siete días de mayo, entre otras maravillas. Se titula Contra el muro (1994) y el distribuidor pensó en su momento que lo más eficaz era resaltar que en ella trabajaba Samuel L. Jackson, el protagonista entonces de la arrasadora Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994). Y así lo dice la carátula. Días duros, John. Dale pistas a todo el rebaño para hacer cine carcelario y político durante los siguientes treinta años para que acaben vendiendo tu cine a costa del nombre de otros. Me la llevo por Ronin y por el recuerdo de Burt Lancaster cuidando pájaros en Alcatraz. Paso de Jackson y de su otro protagonista, Kyle MacLachlan, sí, ese chico guapo y repeinado que echaba el más fantástico polvo que haya visto en mi vida en la surrealista Showgirls (Paul Verhoeven, 1995). Como se ve, tengo tendencia por los maestros salvajes en sus horas decadentes.

Pongo el deuvedé y lo primero que veo son las infames imágenes de Estados Unidos en los años sesenta: disparos a líderes negros, tumultos, panteras incendiando América, magnicidios de presidentes chuletas. La película cuenta el motín de la prisión de Attica en 1971 por sus deplorables condiciones, que se saldaría con varias decenas de muertos y el oprobio, una vez más, del sistema carcelario estadounidense. Un novato (MacLachlan) afronta su primer día como guardián en prisión apabullado por la deshumanizada animalidad de los guardianes de la cárcel y el estado en el que negros, latinos y algún blanco antisistema (pero pocos) sobreviven sobre toneladas de mierda. A los pocos días de su estreno, un motín por cuestiones tales como que la sopa se sirve fría, los baños se atascan y sólo se les permite ducharse una vez a la semana estalla en el patio de uno de los módulos amenazando con llevarse por delante todo el sistema. Los funcionarios de prisiones, ferozmente atacados, humillados y tomados como rehenes, son la moneda de cambio de Jamaal, el culto líder musulmán interpretado por Samuel L. Jackson, que reivindica mejoras en las condiciones de vida y un pasaje a África a aquellos presos que quieran volver a sus supuestas raíces ancestrales.

Contra el muro, película de John Frenkenheimer

Contra el muro, película de John Frenkenheimer

Paro la cinta y pienso dónde he visto antes esta película. Y empiezo a recordar: un motín carcelario durante el primer día de servicio de un nuevo funcionario de prisiones, un grupo de presos exaltados que toman los corredores y secuestran a sus guardas, un cabecilla místico seguido por una corte de turiferarios que le adoran y que reivindica lo que es de justicia y, en medio, la mujer embarazada del guardián (igual que en la película de Frankenheimer) que espera fuera a su marido deshecha por los nervios ante la intervención de la policía especial.

Sí, la muy premiada Celda 211 en España le debe más de un Goya al por aquellos años alcoholizado y trabajando en los bajos fondos Frankenheimer. Aunque, desde luego, nadie puede hablar de plagio: la historia difiere, el protagonista de Contra la pared jamás se hace pasar por recluso (pensándolo bien esto último es tan inverosímil como la llegada de ET a la tierra), el personaje de Jackson no sólo no larga tanto como Malamadre sino que casi no abre la boca en absoluto y, por fortuna, a la mujer de MacLachlan no le pasa nada en todo el metraje. En realidad, las dos películas se diferencian casi tanto como se parecen. Dejando aparte que la película norteamericana no es más que la pálida gloria de un maestro en un momento complicado de su vida, y la de Monzón es un producto muy bien medido y pensado para obtener los resultados que obtiene; una, digamos, tiene alma, aunque un alma podrida, y la otra, cálculo.

Los Malamadres del mundo, los hombres que se fugan del trullo, los condenados a cadena perpetua le deberían, en un hipotético encuentro con John Frankenheimer, al menos un reconocimiento. Su profundamente hermosa y conmovedora El hombre de Alcatraz fue la primera vez que el cine descubrió la vida interna de un recluso, que se atrevió a romper la pared de la penitenciaria donde los duros de los años cincuenta enviaban a los delincuentes sin remisión para contarnos cómo la esperanza puede aletear incluso en medio de los gruesos muros de la cárcel. Esos hombres de su telefilme alimenticio que luchan y se desgañitan por tener papel higiénico, por ganar su dignidad, son el resultado del fracaso de un sistema que no está hecho para redimir sino para castigar, para vengarse. Si en los sesenta nos enseñó qué podía el ingenio humano contra la barbarie legal, en los noventa ya sólo pudo dejarnos el alarido de ese ingenio. Malamadre, dale la mano al menos, reconóceselo. 
 

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Wednesday,3 mar 2010 18:43:4 GTM
<![CDATA[Amor a navajazos hasta la sangre]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1120


Iván Alonso es historiador y periodista

En una calle de Santurtzi hay una pintada que dice “Busco chica”, y debajo un número de teléfono móvil. La vi el sábado pasado mientras se presentaba la renovación de un parque donde el alcalde anunciaba que se habían eliminado todas las antiguas pintadas y graffiti grabados a puñal y rotulador en un banco después de una intensa sesión de besos o pura soledad. Tal y como aquella que decía “mi mundo eres tú” o “Claudia y Enrique se conocieron durante el baile de 1976” o, simplemente, dos nombres, un símbolo de multiplicar y un corazón rodeándolos.

En el barrio de Zorroza también ha desaparecido una pintada que decía “Patri te quiero”, y por todas partes el plan E aspira a acabar a golpe de dinero público con las nobles, y a veces innobles, expresiones de amor eterno, pálidos ecos de los poemas cantados por bufones medievales que inventaron de un soplido de arpa el amor romántico y llenaron nuestra vida de eternos problemas. El ideal enfrentado a la razón y a la práctica se encuentra nada más defendido por una cuchilla.

Estoy casi seguro que la tal Patri le dio calabazas al pobre mancebo suspirante, y más ante tamaña muestra de desvarío, en público y a subrayador armado. Estoy casi seguro de que Claudia y Enrique acabaron juntos, se casaron, tuvieron dos hijos a principios de los ochenta y que ahora él malvive en un apartamento de soltero de las afueras, pasa una pensión; y ella, por su parte, maldice su perra vida ante una copa de anís o se refugia en la televisión todos los viernes por la noche. Estoy casi seguro de que el fulano que busca chica no la encontrará (habría que estar loca).

La realidad choca siempre con el deseo, como sabía bien Luis Cernuda, y produce desvaríos que los poetas tratan de limar hasta convertirlos en arte. Es una pena que el saneamiento elimine las únicas pruebas de un amor puro y sublimado, lo que nunca volverá, el instante en el que personas vulgares, sin marchamo de artistas, aspiraron a la eternidad. Queda el consuelo de que otros enamorados llegarán algún día y traumatizarán sus sueños con un juego de llaves o, los duros, a base de pura uña hasta la sangre.

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LIBRO: Roberto Bolaño: El Tercer Reich (Anagrama, 2010)

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Tuesday,2 mar 2010 19:7:32 GTM
<![CDATA[La pregunta perdida dentro del libro: una historia de lectores rojos en la Guerra Civil española]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1116


Iván Alonso es historiador y periodista

Una de las mejores cosas de comprar libros de segunda mano son las historias que te puedes encontrar dentro, las pistas de los dueños que tuvieron antes, de la vida que llevaron en otras manos que no fueron las tuyas. Mantengo una relación con los libros parecida a la que tengo con las mujeres: me fascina y aterra su pasado, me gusta asomarme a él aun a riesgo de caerme por el borde de su precipicio y sufrir por hechos y vivencias donde yo no estaba presente y era además imposible que estuviera. Clínicamente se le llama a eso celos retroactivos, y estoy seguro de que si los confesara en mi vertiente bibliófila cualquier psiquiatra convendría en que estoy de sanatorio.

Hace años compré durante la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Bilbao La guerra civil española de Hugh Thomas editado por Grijalbo en 1976. La vieja editorial recordaba mucho en el diseño de sus libros de bolsillo a la mítica colección de Alianza y, en este caso, el esfuerzo era encomiable: una traslación directa de la edición de Ruedo Ibérico publicada en París, lejos de las garras de la censura. De más está decir que por su antigüedad, diseño y contenido les tengo un cariño especial a estos dos volúmenes, que suelo revisar con frecuencia para asegurarme que los documentales de Canal de Historia se ajustan a los planos y descripciones de batalla del profesor Thomas.

Hugh Thomas: La Guerra Civil española (Grijalbo)

Hugh Thomas: La Guerra Civil española (Grijalbo)

Dentro de ellos me encontré una sorpresa, un regalo. Su anterior propietario, que los había tratado con respeto y no había subrayados en ellos con bolígrafo ni ninguna otra aberración, había incluido dos recortes de cuaderno a modo de separatas en cada uno de sus índices. Son parecidos: “Anota en la p. 26 la página donde aparece el porqué del apelativo rojos”. Alguien, ¿el propietario?, ¿un usufructuario?, se dirigía a otra persona para que le apuntara en un número de página concreto una explicación que no había encontrado, supongo, leyendo la obra.

Sin lugar a dudas Hugh Thomas se quedaría perplejo si alguien le hiciera notar que su magna obra no explica, a pesar de que el término se usa con profusión, el origen etimológico de la expresión “rojos”, “bando rojo”, etcétera. Supongo que alegaría que es como explicar “tanque” o “fusil”, y no le faltaría razón. El color de la bandera socialista, el rojo que ya fue adoptado como representación del pueblo obrero por lo menos desde la Comuna de París, debería ser más que suficiente para explicar el epónimo. Sin embargo, aquel lector, que escribe con la letra menuda y cursimente elegante que les enseñaban a nuestros padres en las escuelas franquistas, lo desconocía y por eso apelaba a otro lector del mismo libro para que se la resolviera. A pesar de que uno corre ávido a la página indicada para ver si hubo respuesta, esta permanece blanca, en silencio. ¿Qué pasaría? ¿Se lo diría de viva voz? ¿Lo desconocería a su vez? ¿No le dio tiempo a contestarla, ¿nunca le devolvió el libro? Y, finalmente, ¿por qué se vendió con las preguntas dentro?

Interrogantes que dan pie a escribir un relato cuanto menos sino una novela. Como soy un romántico me gustaría creer que ese lector se encuentra con este blog y ve por fin su pregunta satisfecha o que, si yo la escribo en la página solicitada y vuelvo a poner el libro en el mercado, de un modo misterioso y aventurero volverá a sus manos para que lea la respuesta. Tengo cerca los lápices y, si no fuera por la tristeza que me produce desprenderme de tan bellos ejemplares, ahora mismo lo haría como un náufrago para volver a lanzar la botella al agua. 
 

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Últimas colaboraciones (FEBRERO 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



NOTA: En el Blog de Iván Alonso se podrán leer los textos clasificados tanto por temas (artes, autores, cine, música, sociedad y periodismo) como cronológicamente.]]>
Thursday,25 feb 2010 18:24:39 GTM
<![CDATA[Silbar al rey-servir al rey: pitadas al Rey de España en Euskadi y libertad de expresión]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1114


Iván Alonso es historiador y periodista

Vivo en el mismo barrio donde el domingo pasado se disputó la final de la Copa del Rey de baloncesto. Mi nulo interés tanto por la monarquía como por el deporte de la canasta hizo que no estuviera en la cancha sino en mi casa, muy a gusto, pasando la habitual cruda que trae los excesos del sábado noche. Como yo esperaba, buena parte del público presente allí abucheó la presencia de los reyes y los compases del himno nacional y, también como era previsible, se ha armado la marimorena mediática, sobre todo en la zona centro peninsular. Un Rey, una bandera y un himno ultrajados, dicen, una nación resentida y dolida que debería prescribir la presencia de más aficionados vascos y catalanes en los campos, medidas policiales y otras burradas de tertulianos de café aburridos, salvapatrias que nunca vieron a un hombre de cerca morir por su apestoso nombre (yo sí, se llamaba Fernando Buesa) y sólo agitan banderitas en sus búnkers antes de aplaudir el envío de más soldados a países que nunca nos hicieron nada.

Me sorprende recordarle a estas gentes que con gusto impondrían a tiros la escucha y respeto de un himno la labor y significado de la parodia, que en origen era la burla a la manera de recitar las odas y que, en todo tiempo, ha significado transgresión, ironía, ingenio, una manera de mantener a raya al poder y reírse de sus infinitos instrumentos coercitivos. Además es falso que sólo ahora, y aquí en Euskadi, los reyes sean objeto de escarnio. La historia de España y Europa nos deja un rosario de reyes ridiculizados con motes ofensivos, “el hechizado”, “el gordo”, “el calvo”, “el impotente”, y de monarcas que reciben rechifla cuando aparecen ante sus súbditos, ya sea en forma de murmullos, silencio o, directamente, imprecaciones. Sí que una cancha de baloncesto abronque durante unos segundos la figura de un monarca nos parece grave y delictivo, no sé que opinarían nuestros alegres tertulianos de la campaña de acoso y derribo que sufrió en su momento Maria Antonieta, de la presión infame sobre Carlos IV para que abdicara en su hijo Fernando VII o de los desprecios silentes que vivió Amadeo de Saboya en sus escasos tres años en el trono. Dejo aparte el caso de José Bonaparte al ser rey impuesto por armas extranjeras, pero ya habría dado él su famoso equipaje por haber sido pitado solamente.



Pitada a los Reyes de España y al himno en la final de la Copa del Rey de baloncesto (vídeo colgado en ouTube por TUBASKET)

Claro que hay monarquías que no se silban. Pocos pitos se oyen al paso de Mohammed VI de Marruecos, ni aun cuando hace acto de presencia en el ocupado Sahara; y menos ante los petromonarcas saudies, tan queridos por países amantes de la libertad. Tampoco se silba a los reyezuelos y emperadores africanos y, que yo recuerde, allí por donde campan dictadores no hay ni peinetas, ni aspavientos, ni dengues, ni gritos de desaprobación. En el fondo los que chillan y gritan e imprecan le hacen buen servicio al monarca vilipendiado: demuestran la calidad de su democracia, la prueba del algodón de su talante abierto y liberal. Me doy cuenta de que escribo así a favor de la monarquía, pero es totalmente cierto.

Invito a mis amigos de la bronca y el exabrupto a manifestarse a través de la pluma y la inteligencia, a probar realmente el talante de los que se aferran a un trono por derechos divinos y familiares para dar servicio a patrias inventadas por mangantes y asesinos. Comprobarán cómo siempre es más fácil tocar el silbato y hacer la cucamona delante del poderoso que atacarle con argumentos; cómo los primeros pueden optar incluso al puesto de bufón real, mientras que los segundos se pudren en un calabozo o son silenciados mediante el hambre, el ninguneo y la indiferencia.

Y hombre, que un montón de chavalería cargada de alcohol, con ganas de bronca y hartos de paro y ser unos parias pongan como chupa dómine al rey de las Españas no creo que sea como para llamar a la acorazada Brunete y volver a bombardear Gernika. Al fin y al cabo, forma parte del juego democrático, de la libertad que nos recuerdan todo el día a todas horas que tenemos. La mayor parte de ellos, al salir del pabellón, y pasada la moña, acudirán a sus puestos de delegados sindicales, tomarán las uvas con TVE, votarán a López, pagarán sus impuestos, no escribirán, ni pensarán, es decir, servirán fiel y lealmente a su graciosa Majestad.

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Wednesday,24 feb 2010 20:13:26 GTM
<![CDATA[En el corredor de la muerte por dibujar: Kurt Westergaard, la caricatura de Mahoma y la libertad]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1112


Iván Alonso es historiador y periodista

Hay un hombre condenado a muerte por dibujar. Así de duro y real. El crimen de Kurt Westergaard no fue asaltar una gasolinera de madrugada y llevarse por delante a un par de empleados ni violar en un sotobosque a una criatura, sino coger un lápiz un aciago día de 2005 y dibujar la jeta de un tío barbado que en la cabeza llevaba una bomba en vez de turbante. La viñeta se publicó en el diario danés Jyllands Posten, en septiembre de ese mismo año junto a otros chistes que caricaturizaban el Islam y se armó el pandemonio como no se había visto desde que a los ayatolás iraníes les dio por la nueva literatura india en la persona de Salman Rushdie: manifestaciones, asalto de embajadas, tiroteos, casi doscientas personas perdieron la vida de forma directa en relación con los disturbios. Y todo por unos dibujos. Para echarse a temblar tú con los apóstoles del amor fraterno entre hermanos en la fe. Alá nos libre de ellos.

El País publicaba el domingo una entrevista con el dibujante de la mano de Lola Galán que en enero de este año estuvo a punto de ser ejecutado a hachazos por un pariente mayor de la Inquisición islámica que asaltó su casa con la santa y piadosa intención de trocearlo un poco. Ahora vive junto a su mujer como un auténtico perseguido, con escolta policial y cambiando de domicilio constantemente para que los que aplican la justicia de Dios en la tierra no quieran convertirlo en chacinería por su insultante afrenta al divino profeta del Islam, alguien que puede infundir todo el respeto del mundo o también toda la risa que queramos. Si ya nos roban hasta el derecho a la parodia, apaga y vámonos.

La caricatura de Mahoma dibujada por Kurt Wastergaard

La caricatura de Mahoma dibujada por Kurt Wastergaard

La verdad es que Westergaard no ha recibido demasiada comprensión por parte de sus compañeros periodistas ni dibujantes. Finalmente se ha quedado solo en su intento de desacralizar lo que sólo es sagrado para un puñado de fieles y para los que entregan su libertad con la panoplia del discurso políticamente correcto, el no ofender y ese buenismo que sólo busca recortar libertades en el fondo, como si uno escribiera para no molestar a nadie y enviar sólo besos y abrazos a los conocidos y a los enemigos íntimos. Por supuesto de más está decir que ningún otro caricaturista se ha solidarizado dibujando a Mahoma, a Alá o a quien le salga, que una cosa es firmar un manifiesto y otra que te ponga la yihad en la lista de los más buscados para pronta eliminación. Como siempre nuestros valientes periodistas le han dado una palmadita en la espalda, hale buen hombre, a aguantar, y se han dedicado a la suyo: adular al que tiene poder, vigilar con ojos aviesos el sillón del inmediato superior por si se queda vacío. Westergaard es una causa noble, pero las hay más preocupantes y edificantes para los bolsillos como hacer concentraciones si Google no nos paga por las noticias que pululan en su red.

Sin embargo, la causa de este dibujante en el corredor de la muerte de los fanáticos sólo por coger un lápiz es la más grande de todas y definitiva. Si los periodistas, si los que creemos en que la libertad de expresión (aunque se use para decir cosas que no nos gusten personalmente) es una de las mayores conquistas que ha conseguido el hombre a base de sangre y muertos renunciamos a defenderla y por miedo, o cobardía voluntaria, no denunciamos alto y claro qué es dogma, qué es dominación y dónde están las cadenas que otros nos hacen llevar al cuello, entonces nuestro trabajo, nuestras vidas, el sentido de la dignidad y disfrutar de las mismas se habrá perdido para siempre y como Westergaard seremos también presos atrapados por nuestra conciencia y el pesar de que nunca podamos decir lo que pensamos.

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Últimas colaboraciones (FEBRERO 2010) de Iván Alonso en la revista electrónica Ojos de Papel:

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Tuesday,23 feb 2010 20:34:52 GTM
<![CDATA[Vaticano`s Blues: los diez mejores discos de la historia del rock para la iglesia católica]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1109


Iván Alonso es historiador y periodista

El Vaticano se pone la chupa de cuero. A través de L´Osservatore Romano ha publicado la lista de los diez mejores discos de rock de la historia, según los guardianes de los misterios y lo arcano. Algo así como lo que Cristo y su cuadrilla escucharían un sábado por la noche en el puticlub de Nablús de María Magdalena echando unas cañitas. Un top ten para que los buenos cristianos además de darle al gregoriano y sublimarse con esos cantos de misa llenos de vanas promesas de regreso, triunfo y redención, también apliquen su fe al vibrante rock y se dejen arrebatar por una guitarra eléctrica. Ya sabíamos todos que Jimmy Hendrix predicaba con su instrumento una fe más sincera y celestial que la del Evangelio, pero en la colina romana se acaban de enterar hoy.

La lista es flojita, no hay punkis, ni rastro de metaleros (con lo místicos que son) y para mí eterna desgracia tampoco están The Who, ni The Byrds, ni siquiera los Rolling Stones con lo pegados que ellos han estado siempre a las potencias extraterrenales, sección ángeles caídos. Una lástima. El primer puesto lo ocupan, para variar, The Beatles con su álbum Revolver. Parpadeo. De otra cosa no sabré, pero de ese disco sí y no puedo parar de sonreír como un fauno pensando en la confiada beata dominical que salga fortalecida del sermón sabiendo que ya puede escuchar la música del diablo con todas las bendiciones papales de su santidad y se dirija a una tienda, o al Spotify, a pincharse en vena el disco empapado en LSD de los Beatles.



The Beatles: "Yellow Submarine" (vídeo colgado en YouTube por AbbeyRoadForever)

Lo primero que oirá nada más ponerlo será la diatriba, muy cristiana, contra los recaudadores de impuestos de George Harrison llamada ‘Taxman donde se espera que “al morir cuentes las monedas que cierran tu ataúd”, una falta de confianza en la resurrección de la carne católica muy evidente. Tras Eleanor Rigby’ (esta sí la pueden escuchar hasta en la Universidad de Navarra) en ‘I’m Only Sleeping’ podrá atender la confesión de un John Lennon que ruega que le dejen dormir un rato más para, por ejemplo, escaquearse el domingo de ir a misa. ‘Here, There and Everywhere’ y ‘Yellow Submarine’ parecen adecuadas, e incluso elevadas, pero tras su blanca inocencia perviven la llamada febril al amor carnal (y no espiritual) y el canto naïf de una peña contenta porque se toman una pastilla ‘submarino amarillo’ y se van a flipar a un reino propio durante unas horas. Por si no les queda claro, cinco pistas más adelante se lo vuelven a subrayar con trazo grueso en ‘Doctor Robert’, simpático galeno que dispensa tripis a mayor gloria de los encuentros en la tercera fase con la Virgen María o, si nos ponemos, Jahvé y su tropa de comandantes alemanes del año 39.

Es, por tanto, saludable que el papado se abra por fin al chute generalizado y recomiende a su rebaño que se coloquen, follen como diablos en el monte y lo manden todo al carajo. La lista también incluye el disco Thriller de Michael Jackson, Pink Floyd y Oasis. No creo en el cielo (y mucho menos en el cielo que nos venden estos trileros de los respetables terrores humanos a la parca), pero si existiera y allí están Jacko, Lennon, Harrison y Syd Barret se tienen que estar partiendo por habérsela colado por fin a los del arpa celestial. El eterno señor todopoderoso que mira con indiferencia las matanzas que provoca su mundo en lugares como Haití, ahora ameniza sus días de silencio con los impulsos guitarreros de Carlos Santana y su buen rollo carcelario ahumado en maría. Quién sabe, igual el rock expande la mente del ‘only the one’ y amado padre y se decide a bajar su legendario brazo para castigar por fin a los malos cantantes de pachanga y darle el poder y la gloria eterna a Iggy Pop. Lo estamos esperando. 

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Monday,22 feb 2010 20:34:52 GTM
<![CDATA[Rock in Rio o Pachanga en Arganda]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1104


Iván Alonso es historiador y periodista

Me entero en Facebook de que se ha creado en esa red social una plataforma para que el festival de música ‘Rock in Rio Madrid’ pase a llamarse Pachanga en Arganda. Los motivos son obvios: se celebra en Arganda del Rey y entre sus participantes están Bon Jovi, Shakira, Miley Cirus, Rhianna… es decir, exponentes de lo que precisamente no es el rock, incluido el grupo de Sayreville que, siendo generosos, podemos adscribirlo al pop más hard y gracias. Estos días, además, en prensa he podido ver los carteles de dicho festival, en el que el dibujo de una enorme guitarra enmarcaba el nombre de los ‘artistas’ que iban a desfilar por el escenario. El crítico musical Jaime Gonzalo se queja desde las páginas de la revista Ruta 66 de que la épica imagen del músico armado de su guitarra eléctrica, que ha sido consustancial al rock desde que unos tales Elvis y Bo Diddley sacudieran la soporífera América de los años cincuenta con sus instrumentos, ha sido aprovechada por “grupetes y grupitos” para fingir lo que él identifica como “actitud”. Aunque la andanada de Gonzalo se dirige sobre todo a la escena local, al turbio rebufo “indie” donde el todo vale se ha impuesto como paradigma sonoro, lo mismo se puede aplicar a los que acudan a Arganda para ponerse la etiqueta rock.



Plataforma para que ROCK-IN-RIO MADRID se llame PACHANGA-EN-ARGANDA

Que hoy en día el rock no vive en la lista de ventas no hace falta que venga nadie a decírmelo. Sigue siendo igual de difícil de definir y escuchar que lo fue en su momento. No vamos a pedir a la gente que se lea la Biblia Historia del rock. El sonido de la ciudad, de Charlie Gillet. Pero si algo es el rock, también, es una actitud, pero no una pose. No una actitud estereotipada, guitarra en ristre aunque no se sepa tocarla (grandes rockeros como Roger Daltrey o Mike Jagger jamás han tocado una guitarra en público), sino una actitud de desprecio absoluto hacia el poder, hacia el orden establecido, hacia los que quieren evitar la corrupción de la juventud corrompiendo, qué paradoja, a su vez sus mentes con los clichés de lo establecido.

Miley Cirus, Rhianna, Shakira… a la par de que no tienen habilidades musicales reconocidas y no se adscriben a ninguna tradición, representan los valores de conformismo y culto al consumo que caracterizan a la sociedad occidental. Reclutan a jóvenes para hacerlos desfilar por la senda de todo lo rancio: el conformismo, el silencio, la obediencia, la castidad y el optimismo como valores sacrosantos. Y eso ni es ni ha sido nunca tradición rock. Lo dicho: pachanga en Arganda.  

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Tuesday,16 feb 2010 20:15:38 GTM
<![CDATA[La primera novela de la generación beat: Go, de John Clellon Holmes]]> http://www.ojosdepapel.com/Personales.aspx?blog=351,1099


Iván Alonso es historiador y periodista

Definitivamente vivimos tiempos más pacatos: los periódicos son aburridos, la opinión pública se escandaliza porque un jugador de golf ponga los cuernos, los bares cierran a las dos, las mujeres vuelven a tener citas con carabina y está prohibido fumar, mal visto beber e incluso pensar demasiado no es conveniente. Nuestra generación ha adoptado la asepsia y el buenrollismo como paradigmas de una sociedad donde unos chavales que dicen que no practican el fornicio ni se fuman un canuto arrasan entre los adolescentes. Incomprensible para los que crecieron adorando a tipos como Sid ‘Vicious’, incluso incomprensible para quienes asumieron que detrás de la fachada impoluta de los Beatles se escondían noches de orgías salvajes y viajes de LSD poco disimulados en sus letras.

Pero hubo un tiempo en que las calles estaban llenas de antros de música ‘bop’, “andanzas nocturnas, encuentros en las esquinas, auto-stop, mil bares de moda por la ciudad. En ese mundo, la gente estaba enganchada a las drogas, buscaban todos un nuevo grado de locura y de percepción. No paraban nunca, vivían de noche, corrían por todos lados haciendo contactos, desaparecían de pronto en la cárcel o por los caminos, y resurgían de nuevo buscándose unos a otros. Parecían ignorar todo lo que no fuera la realidad de los trapicheos, de un lugar donde quedarse, imbuidos por la frenesí del jazz”.

John Clellon Holmes: Go (Ediciones Escalera, 2009)

John Clellon Holmes: Go (Ediciones Escalera, 2009)

Estas palabras pertenecen a Go, la proclamada como “primera novela de la generación beat” que ‘sólo’ 58 años después de su publicación original Ediciones Escalera nos ha hecho el inmenso favor de editar en castellano entre nosotros. Su autor es John Clellon Holmes, amigo personal de Jack Kerouac y autor de la mítica En el camino, y que involuntariamente colaboró a bautizar a una generación que cambió para siempre las reglas de cómo vivir la vida, de cómo escribir para los jóvenes y de cómo ser a la vez poeta y estrella del rock and roll. Un día Holmes le pidió a Kerouac que pensara en una forma de describir a su generación, y este la definió como ‘generación beat’ por el sentimiento furtivo de no pertenencia que la caracterizaba, ese ritmo del jazz ‘bop’ de ‘Bird’ y Miles Davis que llena todos los momentos de Go para goce de los drogadictos a esos sonidos.

Menos conocido que el propio Kerouac, Cassady o Ginsberg, sin embargo Clellon Holmes hizo, en palabras del autor de En el camino, “lo más honesto, lo más grande, lo mejor”. Y así es, en efecto, porque frente a las exageradas y difusas obras de algunos de los exponentes beat, Go es una novela completa, bastante bien construida, con un argumento que tiende hacia la lógica y que no pretende otra cosa que presentar las andanzas de una generación pero contando con un argumento sólido: la amistad de Pasternak, Stofsky y Kennedy (alter egos de Kerouac, Ginsberg y Cassady, atención) a pesar de sus excesos, sus bailes con la autodestrucción, sus golpes de escasa fortuna donde la vida bestial y exagerada se impone a los tímidos latidos de la lucidez. Así es cuando un Pasternak-Kerouac se acuesta con la mujer del protagonista delante de sus narices después de una fiesta con abundante alcohol y porros, o cuando Stosfsky-Ginsberg muestra sus excesos verbales y depresivos al deambular de casa en casa en el agitado Nueva York de los cincuenta donde el saxofón y la trompeta imponen su ley.

Un tráfago divertido, una sensación de ser moscas pegadas a las paredes donde se resuelven los problemas a base de trago de vino barato y liadora, la impagable sensación de haber sido testigos de cómo se fraguó una generación que barrería con los clichés sociales de las clases medias adocenadas es lo que nos deja la lectura de Go. Una original, y bienvenida, puerta de entrada a un tiempo más interesante que este que nos ha tocado vivir donde esa concepción “clandestina y misteriosa de la vida”, de la que se habla en la obra parece haberse perdido para siempre o ser asociada a los programas de telerrealidad o viajes, falsas sombras de caverna platónica sólo aptas para quienes todavía tienen miedo de ponerse ‘on the road’.

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LIBRO: José María Mijangos: Soul Man (Lengua de Trapo, 2009)



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Thursday,11 feb 2010 18:49:23 GTM