No había pasado todavía un año de la pérdida de las últimas colonias españolas en ultramar, es decir, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, cuando en el verano de 1899 la universidad norteamericana de Clark, en Worcester, al conmemorar la década de su creación, invitó a varios prestigiosos científicos europeos para que diese conferencias en torno a la estructura de la corteza cerebral. Entre los invitados figuraba un español de Aragón,
Santiago Ramón y Cajal.
El científico recabó el parecer de las autoridades españolas sobre la conveniencia o no de aceptar la invitación de una universidad de la potencia que acababa de vencernos en el reciente conflicto. El poder político de la España en horas bajas no vio mayor inconveniente y permitió al investigador realizar el viaje. Ramón y Cajal viajó desde Madrid primero a París para luego, desde la costa francesa, embarcarse rumbo a los EEUU- Ramón y Cajal se veía así involucrado en una de sus grandes aficiones, viajar. Pero ya metido en viaje, no pudo resistirse a dar rienda suelta a otra de sus pasiones casi obsesivas, la fotografía.
Así, con una Verascope estereoscópica de bolsillo en el bolsillo, valga la redundancia, don Santiago no perdió la oportunidad de convertirse en turista accidental, e inmortalizó con su ojo, y gracias a la sencilla máquina portátil, lugares tan emblemáticos y característicos de su periplo como la plaza de la Ópera de París (Palacio Garnier), la Quinta Avenida o Broadway en Nueva York, las impresionantes cataratas del Niágara o la elegantísima Copley Square de la irlandesa Boston.
Además de instantáneas, Ramón y Cajal también dejó escritas sus impresiones en un remedo de autobiografía que vio la luz en 1923 con el título de
Recuerdos de mi vida: historia de mi labor científica.
Las fotos obtenidas por el científico no se perdieron para siempre pegadas a un álbum familiar olvidado en algún oscuro rincón del tiempo por parientes desmemoriados. No, la fotos se conservan (al menos un archivo de unas 500 imágenes que ilustran buena parte de su vida), y estos frutos de su “manía fotográfico-turística”, como él mismo la denominó, ahora mismo pueden contemplarse expuestas hasta el próximo 1 de agosto en la sala Ángel de la Hoz del Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS), con el título “Viajes fotográficos de Santiago Ramón y Cajal. De París a los Estados Unidos, 1899”.