miércoles, 16 de abril de 2008
Crónica de una muerte anunciada: el problema de la morosidad
Autor: José Membrive - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Sociedad en Blog personal por Sociedad
Un dirigente de la banca declara que los bancos están preparándose para responder con contundencia a la ola de morosidad que se avecina

José Membrive

José Membrive

El día que lo iban a desahuciar el ciudadano J. se levantó a las 5,30 para esperar el autobús que lo llevara a su trabajo. Mientras tomaba el café encendió maquinalmente la radio. Un  entonado consejero de banco anunciaba: “Nuestra empresa está preparada para afrontar con decisión la marea de morosidad que se aproxima. Tenemos a punto los pertinentes servicios jurídicos”. Su voz, sin embargo no resultaba amenazante, parecía animada, desentonando con la somnolencia que aún atenazaba al ciudadano J. Antes de desconectar la radio aún pudo escuchar la réplica de un sindicalista que echaba en cara al consejero que él disfrutaba de un sueldo de más de quinientos mil euros al mes y decenas de millones en fondos de pensiones…

Meses después, mientras tras el ciudadano J. montaba la tienda de campaña bajo el puente de un río de aguas putrefactas, el ciudadano J. pensó que aquel fugaz debate de la radio había resultado premonitorio y, tal vez, si en lugar de seguir diligentemente a su trabajo como cada día, se hubiera dirigido a casa de un abogado, o a una armería, ahora no se estaría viendo en la necesidad de simular su humillación sonriendo a su esposa que, sentada en una silla rescatada minutos antes de que las autoridades los expulsaran del piso que llevaban pagando doce años, daba de mamar a su primogénito…(1).

A mí me gusta jugar con los grandes literatos, imaginar cómo habrían sido sus obras de haber nacido en otra época, o, simplemente en otro lugar o con un color de piel distinto. En este sentido estoy seguro de que un Gabriel García Márquez a quien el destino no lo hubiera alejado de la ciudad Condal, y tuviera que plantearse ahora la escritura de este clásico, habría dotado a su novela de un comienzo similar a éste. La literatura imaginativa es un medio de conocer la realidad y en este comienzo falso de una falsa novela de un falso García Márquez, los dos personajes, tanto tales declaraciones existen y corresponden a la más cruda actualidad: los bancos españoles están preparándose para poner en marcha un sistema, masivo o no, dependen de la evolución de la microeconomía, de expropiación de viviendas a los ciudadanos que tuvimos la osadía de firmar hace algunos años una hipoteca que ahora, sin comerlo ni beberlo, ha multiplicado por dos su cuantía.

Dice el refranero que “cuando las barbas del vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”, también dicen que cuando América estornuda, Europa se resfría. Y los datos dicen que en septiembre del año pasado en América más de 5 millones de viviendas fueron puestas a la venta y desde entonces más de dos millones de norteamericanos han perdido sus casas y los bancos arrastran la cruz de una morosidad calculada en 500 mil millones de dólares.

Los seres humanos somos muy extraños y a mí lo que más me molestó de las palabras del epulón consejero no fue lo que conllevaban de amenaza, sino el tono despectivo con que hablaba de los futuros morosos (entre los que yo, dada mi situación, me incluía). Se expresó con la misma autosuficiencia con la que alguien, pertrechado de un insecticida se dirige a los mosquitos del dormitorio.
También es cierto que la sensibilidad es muy caprichosa: cuando los problemas planteados nos afectan directamente, la percepción se multiplica. Así cuando la FAO denuncia que seis millones de niños mueren de hambre cada año en el mundo por desnutrición a uno le duele mucho, se lamenta pero la preocupación dura segundos.

Mientras caminaba hacia la parada del autobús pensé que si en lugar del untuoso entrevistador, hubiera estado yo o alguien en peligro de perder su casa, al menos le habría preguntado por las causas ¿Qué hemos hecho los futuros desahuciados para merecer esto?

Una hoja de periódico me dio una de las respuestas, cuando se refería a un banco:

La remuneración de sus consejeros pasó de 12,63 millones en 2005 a 24,5 millones en 2006, gracias a la liquidación de un bono trianual. El presidente, Francisco González, cobró 1,74 millones de sueldo fijo; 2,744 millones de paga variable, y 5,294 millones de incentivo trianual. En total, 9,78 millones, más de 500 veces el sueldo medio anual en España (unos 19.200 euros). González se apuntó, además, un aumento de 10 millones en los compromisos asegurados para su pensión, que suma ya 53,2 millones.

Hace un tiempo leí unas estadísticas al respecto que se me quedaron en la memoria porque todas giraban en torno al número cuatro: hace cuarenta años los directivos más agraciados económicamente ganaban unas cuatro veces más que los empleados y ahora unas cuatrocientas.

Por otra parte, el desencadenante de la crisis ha estado causada por la irresponsabilidad de los bancos al jugar ilusamente con el capital de los trabajadores invirtiéndolo en apuestas de alto riesgo y de altas ganancias. La respuesta inmediata de los gobiernos ha sido la de “premiar” a estos irresponsables insuflando miles de millones provenientes de los bolsillos de los currantes y pequeños empresarios, para que el sistema no se hunda.

¿Qué ocurre cuando un pequeño empresario se equivoca? ¿Alguien se preocupa de insuflarle un poco de dinero para que siga adelante? Cuando un trabajador se equivoca o se ve atrapado por una subida inesperada de los intereses, se hunde, pierde su casa aunque esté casi pagada y muere en la miseria.

¡Cuántos futuros morosos estarían encantados con recibir una mínima ayuda por parte de los poderes públicos cuando su empresa está a punto de naufragar!

Pero, por lo que se ve, se equivoque quien se equivoque, siempre pagan los mismos: los que menos ganan.

El desmedido afán por multiplicar las riquezas de un mes para otro ha cegado de tal manera a los grandes empresarios y banqueros que han invertido locamente sabiendo que ni ellos ni la banca corren el más mínimo peligro porque los gobiernos, por la cuenta que les trae, acudirán a inyectarle unos cientos de millones de dólares y asunto terminado.

Ahora la banca anuncia, como los hermanos Vicario en la Crónica de una muerte anunciada, que va a cargarse a los morosos y para ello recurrirá a la “justicia”.  Y lo que me temo es que en este caso la justicia funcionará. Nada de perder el tiempo en disquisiciones hasta que los delitos prescriban como ha ocurrido con los cientos de millones de Euros que los Albertos sustrajeron a los humildes inversores; nada de premiar con tres años de cárcel (en realidad uno y medio) por la apropiación indebida de 68 millones como al pintoresco empresario, celebrado en su día por Jordi Pujol como ejemplo de empresario catalán.

Cuando se enjuicia a los pobres la justicia no se suele andar con florituras. El peso de la ley cae irremisiblemente sobre quienes se han endeudado por la irresponsabilidad de los grandes banqueros que son los que ahora amenazan con despojar de su vivienda a sus víctimas.

Así que poco a poco se irá haciendo más común  la visita de jueces y policías a las viviendas de los particulares. Sin excesivo ruido porque siempre hay sentimentaloides que tratan de montar un pollo por un quítame esas casas. El asunto es bien sencillo y está descrito también por un poeta, de esos que dice la leyenda que nunca pisan en el suelo “Primero desahuciaron a mi vecino y yo no dije nada, después desahuciaron a un amigo y yo no dije nada, cuando vinieron a mi casa ya era tarde…”

Se me dirá con razón que yo, escritor, más dado a la poesía que a otra cosa, no entiendo de economía y tal vez sea cierto, pero me mosquean las palabras de uno que sí entendía de economía y de bancos: Henry Ford afirmó: “Está bien que el pueblo no entienda nuestro sistema bancario y monetario, porque si lo entendiera, creo que habría una revolución antes de mañana”. Que la orden de desahucio nos pille confesados.

O tal vez no, tal vez podríamos cambiar el final. ¿Y si en lugar de pillarnos confesados nos encontrara unidos exigiendo que se depuren las responsabilidades de aquellos que tan mal utilizaron nuestros caudales y tan bien viven a costa de ellos?


NOTA (1) Como, ante todo, estamos en un blog literario y participativo, me gustaría incitar a los posibles lectores a convertirse en “garcíamarqueses” de la actualidad y desarrollar esta obra a su manera.


NOTA: En el blog titulado Besos.com se pueden leer los anteriores artículos de José Membrive, clasificados tanto por temas (vivencias, sociedad, labor editorial, autores) como cronológicamente.