jueves, 26 de julio de 2007
Libro de las alucinaciones, de José Hierro
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
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La publicación en 1964 de Libro de las alucinaciones, supuso el inicio para José Hierro de un prolongado silencio que duró casi treinta años.

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Juan Antonio González Fuentes

En su interesante introducción al libro Antología poética 1936-1998 de José Hierro (1999), escribe Gonzalo Corona Marzol que está convencido “de que si José Hierro ha tardado veintisiete años en publicar otro libro de poemas (refiriéndose a Agenda) ha sido porque se había dado cuenta de que el Libro de las alucinaciones había completado formal y temáticamente su intuición poética original”. Estoy de acuerdo con Corona Marzol en lo que respecta a entender el Libro de las alucinaciones como el definitivo punto y final de la intuición poética primera de José Hierro, sólo que en su enfoque Corona Marzol no precisa si el Libro de las alucinaciones es la culminación formal y temática de ese Hierro primigenio, o es en cierto modo, como yo opino, su ajuste de cuentas con él, o dicho de otra manera, su diálogo con él desde el inicio de la madurez.

Con Libro de las alucinaciones es como si el José Hierro de cuarenta años le reconociese al Hierro que fue un día “falso joven” que ya no hay posibilidad alguna de regresar a los paraísos perdidos, y que debe abandonar definitivamente la esperanza de recuperar el calor de la infancia, los sueños e ilusiones de la juventud, etc... Como escribe Dionisio Cañas en su edición de Libro de las alucinaciones (2000), el libro “es sin duda el conjunto más acabado de las negaciones, de las desapariciones y de los retornos fantasmales” del poeta José Hierro. ¿Qué revisita el poeta? ¿A qué retorna fantasmalmente para constatar su desaparición o para realizar un ejercicio de negación? Para mí no hay duda, revisita desde lo alucinatorio que tiene todo tránsito al endemoniado que fue, al falso joven y sus circunstancias personales y generacionales (léase mi texto José Hierro, un poeta endemoniado).


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José Hierro


El José Hierro que escribe los poemas de Libro de las alucinaciones entre 1957 y 1963 es un hombre confuso, un hombre en tránsito de un ser a otro, de una expresión poética a otra, y esa confusión es poetizada por Hierro como “alucinación”. No hace falta explicar que las etapas o periodos que estructuran la poesía de Hierro tienen vínculos y muy estrechas relaciones entre sí. Temas, procedimientos..., pueden ser rastreados a lo largo de toda la obra de Hierro. De ahí que el concepto “alucinación” aparezca ya en anteriores libros del autor de Alegría, así como las formas de hacer “alucinatorias” o irracionales también habían estado presentes antes, no olvidemos que el poeta siempre rechazó el racionalismo y el intelectualismo en la escritura poética de autores como Unamuno.

Pero en Libro de las alucinaciones, la confusión del poeta se concreta y explicita en la liberalización formal de sus versos o, como subraya Corona Marzol (1999) en “la liberalización de cualquier apoyatura métrica prefijada, del compás tradicional, para que el ritmo fluyera libremente con ese impulso interior característico de la auténtica alucinación”. Hierro, como él mismo señaló en alguna ocasión, trató de aclarar su entonces visión confusa del mundo a través de una mirada racional al mismo, es decir, enfocando con la razón las imágenes confusas que formaban su interior, siguiendo de este modo la estela del surrealismo hispánico de Aleixandre o Rafael Alberti, por ejemplo, frente al surrealismo llamémosle canónico de origen francés o bretoniano. Hierro retrata así las evidencias que deambulan en la confusa neblina de su interior, recogiendo sí lo onírico, pero sólo para tamizarlo y atrapar en las redes de su razón algunas certidumbres.

Si en general los primeros libros de Hierro son una manifestación poética del “falso joven” que fue, Libro de las alucinaciones constituye la expresión del poeta que sumergido en lo confuso y “alucinatorio” del tránsito a su nuevo ser, asume que las propuestas, anhelos, sueños, desvelos..., del anterior poeta–hombre ya no son viables ni como propio entramado vital, ni como propuesta generacional de acción histórica (aquí podríamos referirnos al desencanto histórico del que habla Dionisio Cañas), ni ya como expresión efectiva de su evolucionada sensibilidad.

Con Libro de las alucinaciones Hierro ganó por segunda vez el Premio de la Crítica en 1964. Tenía entonces sólo 42 años, vivía en Madrid, casado y con cuatro hijos. Había publicado siete libros de poesía, cinco antologías propias, había sido incluido en algunas de las antologías de poesía en español más importantes del momento, había ganado el Premio Adonais, el Nacional de Poesía, el Premio March, el de la Crítica en dos ocasiones..., y de repente, después de publicar el libro referido, entra en un silencio que vino a durar nada más y nada menos que veintisiete años. Casi tres décadas en cuyo transcurso España se desarrolló económicamente, murió el general Franco, se inició la transición de la dictadura a la democracia, arrancó la España de las autonomías, ganó las elecciones el Partido Socialista Obrero Español, España entró en la Comunidad Europea... Tres décadas en las que emergieron nuevas generaciones poéticas, se produjo la eclosión de la novela hispanoamericana, irrumpieron los Novísimos (Arde el mar de Pere Gimferrer es de 1966, por ejemplo), el culturalismo, la Movida, la posmodernidad... Tres décadas durante las cuales el poeta se jubiló y se convirtió en un anciano de casi setenta años, al que aún le quedaban dos libros más por publicar: Agenda y Cuaderno de Nueva York. Pero esa, ya es otra historia.


Textos de Juan Antonio González Fuentes sobre José Hierro:

Mi última mañana con José Hierro

Leamos un poema: “Estatua mutilada”, de José Hierro

Verdi e Isaiah Berlin, o de erizos y zorras

Verdi 1874, de José Hierro

Margarita Hierro en el recuerdo

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NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.