martes, 26 de junio de 2007
Paul Preston: Idealistas bajo las balas (Debate, 2007)
El prestigioso hispanista Paul Preston profundiza en el destacado papel que los corresponsales de guerra extranjeros desempeñaron durante la Guerra Civil española
Título:
Idealistas bajo las balas. Corresponsales extranjeros en la guerra de España
Autor: Paul Preston
Traducción: Marta Anson y R. García
Editorial: Debate
Lugar y fecha: Barcelona, 2007
Páginas: 336
Precio: 22,90 €
La Guerra Civil española supuso la consagración de la figura del corresponsal de guerra. Durante casi tres años los ojos del mundo se fijaron en España, y lo más granado de la prensa internacional acudió a dar fe de lo que ocurría y a redactar lo que en muchas ocasiones sería el primer borrador de la historia.
Ernest Hemingway, Martha Gellhorn, John Dos Passos, Mijaíl Koltsov, W.H. Auden, Arthur Koestler, Cyril Connolly, George Orwell, Kim Philby y muchos otros pasaron por España y escribieron lo que vieron, o al menos lo que pudieron. En condiciones precarias, afrontando graves riesgos e inmersos en el frenesí del combate, a todos ellos les transformó la guerra.
Paul Preston presenta en Idealistas bajo las balas el retrato de un colectivo legendario, formado por algunos de los personajes más atractivos de la época y decisivo a la hora de fijar la imagen de la Guerra Civil en el imaginario colectivo. Así, repasamos las condiciones de trabajo en la zona republicana, Madrid, Valencia y Barcelona, con sus intrigas políticas y amorosas; el ambiente en la zona nacional, donde la censura era mucho más estricta; las biografías de algunos de los corresponsales más destacados,
Louis Fischer, Mijaíl Koltsov, George Steer, Jay Alien, y de aquellos que mantuvieron encendida la llama de la República,
Herber Southworth y
Henry Buckley. El resultado es un homenaje a todos los que acudieron a observar los acontecimientos y pronto se vieron indefectiblemente atrapados por la fascinación de uno de los conflictos decisivos del siglo xx.
De la no muy entusiástica reseña que dedica a este libro el catedrático de Historia Contemporánea
Octavio Ruiz-Manjón en
El Cultural (21-7-2007), se han seleccionado los siguientes párrafos:
La cosa va de que España era un modelo de democracia a la altura del 18 de julio de 1936, cuando fue agredida por los fascistas. Eso provocaría la simpatía solidaria de periodistas, diplomáticos y visitantes de diverso tipo porque, como señalaría Louis Fischer –uno de aquellos corresponsales simpatizantes de la República– “sólo un imbécil desalmado podría no haber comprendido y simpatizado con ella”. La mayoría de los corresponsales de guerra, de los que se habla en este libro, “creían que combatir en defensa de la República española era luchar por la supervivencia misma de la democracia y de la civilización ante el ataque del fascismo” (p. 16).
(...)
Si el lector está completamente de acuerdo con estos postulados se verá confortado con este bien documentado libro de un prolífico hispanista, como es Paul Preston, siempre atento a las demandas del público lector y al tratamiento de temas de una especial oportunidad.
En los cuatro primeros capítulos nos describe las condiciones generales de la actuación de estos corresponsales de guerra, con un claro desequilibrio –y no sólo en cuanto al número de páginas– a favor de los corresponsales que actuaron dentro del bando republicano. Los otros seis capítulos trazan semblanzas personales de algunas de las figuras más destacadas, entre aquellos testigos privilegiados de la guerra civil, como fueron Mijail Koltsov, Louis Fischer, George Steer, Jay Allen, Henry Buckley y H. R. Southworth.
(...)
Junto a ellos aparecieron entonces por España otras muchas figuras destacadas de la vida literaria de aquellos años como Hemingway, John Dos Passos, W. H. Auden, Orwell, Malraux, o Saint-Exupery.
(...)
El autor contrapone la actitud abierta de las autoridades republicanas para con los corresponsales extranjeros, a través de los buenos oficios de personajes como Arturo Barea o Constancia de la Mora, en contraste con el clima de desconfianza y control existente en la zona franquista. El resultado son testimonios abiertamente comprometidos con la causa republicana aunque resulten algo decepcionantes las explicaciones sobre la desaparición de José Robles –el amigo de Dos Passos– o las disculpas comprensivas hacia la actuación de Koltsov en el asunto Nin en el que, por cierto, también estuvieron involucrados algunos otros personajes aludidos en este libro.
(...)
...el libro exalta la peripecia de unos personajes a los que se les adjudica gratuitamente el calificativo de idealistas cuando, en no pocos casos, se trataba de meros activistas políticos ligados a los partidos comunistas o simples compañeros de viaje. Ese tipo de personas que no tenían inconveniente en propugnar para España un tipo de revolución socialista que nunca hubieran deseado en su propio país.
De todas maneras, si el lector es de los que sospecha que aquella República no era tan inmaculadamente democrática como se pretende a veces; que calificar a los sublevados de fascistas tal vez fuese un poco prematuro en julio de 1936, por más que respondiese a la dialéctica denigratoria habitual de los comunistas; y que, en definitiva, la sublevación militar había ayudado a desencadenar, a su vez, otra revolución social en el bando republicano, aún encontrará en este libro una apasionante información sobre aquel gran fracaso colectivo que fue la guerra civil.
Por último, se puede leer un extracto del libro
AQUÍ.
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NOTA: Este blog es una suerte de
Escaparate dedicado a los libros y revistas, pero no a la crítica, sino a dar noticia de ellos a través de la información que proporcionan las editoriales, la prensa y las revistas y suplementos culturales.