Juan Antonio González Fuentes
Juega el
Español de Barcelona contra el
Racing de Santander en los Campos de Sport de El Sardinero. Al final del encuentro el resultado es empate a un gol, y como señala la costumbre, cada entrenador ofrece una rueda de prensa al acabar el partido en una sala preparada para tal efecto.
Ernesto Valverde es el actual entrenador del Español de Barcelona, y con anterioridad lo fue del
Atletic Club de Bilbao. Ernesto Valverde nació en 1964 en un pueblo de Extremadura llamado Viandar de la Vera. Valverde es por tanto extremeño y su idioma materno es el español, de España y también de Barcelona.
Pues bien, durante la rueda de prensa de Valverde en los Campos de Sport del Sardinero, se dio la siguiente circunstancia. Un periodista de un medio de información catalán, entendemos también que un periodista catalán, levantó la mano y le pregunto a Valverde por alguna cuestión relativa al partido. La pregunta se la hizo en catalán. Entonces, un miembro del gabinete de prensa del club de fútbol barcelonés tuvo que traducirle la pregunta a Valverde al español. Valverde contestó la pregunta, y lo hizo en español. Circunstancia que llevó a que el miembro del Gabinete de Prensa del Español, tradujese a su vez la respuesta de Valverde al catalán, y en ese idioma el periodista del medio catalán recogió la respuesta. Insisto, todo esto ocurría en la sala de prensa del Racing de Santander en Santander.
Ernesto Valverde
Yo sinceramente creo que hemos perdido la medida de las cosas, además de la vergüenza y el sentido del ridículo. La anécdota me recuerda a esa escena de la infame película de
Rafael Gil Las Autonosuyas, en la que el presidente de Aragón, creo que interpretado por
Antonio Garisa, le tiene que traducir al presidente del País Vasco lo que dice el presidente catalán, y al revés, traduce al político catalán lo que le dice el vasco, ante la negativa mostrenca de los dos a entenderse en el idioma común y por todos conocido, el español.
Que el periodista catalán protagonista de esta pequeña historia es completamente imbécil no es una opinión mía, es un diagnóstico. Que la situación esperpéntica vivida en la sala de prensa de El Sardinero ante el silencio terrible de las decenas de personas presentes es un ejemplo perfecto de la ridícula, patética, bochornosa y artificial situación que estamos viviendo en España tampoco es opinión, es otro diagnóstico del mal que aqueja a nuestra contemporaneidad: el mal incurable de la imbecilidad y la tontería.
Que tres personas que saben hablar el mismo idioma, que conocen el mismo idioma, que pueden entenderse perfectamente en el mismo idioma, que se encuentran en un contexto en el que todos hablan ese mismo idioma, no lo puedan hacer con naturalidad por la imbecilidad consentida de un cretino que exige con su actitud imponer a todos su “alicorta” singularidad aldeana, es una prueba más de que en nuestro día a día los inverosímiles y grotescos guiones del más casposo y retrogrado cine español se han convertido, por arte de la estupidez de algunos pertenecientes al género tonto, en reflejos perfectos de una realidad palpable.
Para entender muchas cosas de las que están sucediendo en nuestro país no hay que recurrir a la genial secuencia del camarote de los
hermanos Marx de
Una noche en la ópera. No, la cosa es bastante peor, tristemente hay que recurrir a las más gansas novelas y argumentos de
Fernando Vizcaíno Casas. Del mal de la ignoracia al mal de la idiocia cavernícola e impositiva.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música...)