martes, 13 de marzo de 2007
Bernard Bruneteau: “El siglo de los genocidios” (Alianza, 2006)
Autor: ojosdepapel - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Libros y autores en Blog personal por Historia Contemporánea
Bruneteau analiza en detalle los grandes momentos genocidas del siglo XX, junto a su principal agente de incubación: el potencial de violencia acumulativa presente en ciertas experiencias políticas, militares e ideológicas del siglo XX.

www.ojosdepapel.com


Título: El siglo de los genocidios. El siglo de los genocidios Violencias, masacres y procesos genocidas desde Armenia a Ruanda
Autor: Bernard Bruneteau
Traducción: Florencia Peyrou Tubert y Hugo García Fernández
Editorial: Alianza
Lugar y fecha: Madrid, 2006
Páginas: 288
Precio: 19 €

El siglo que acaba de terminar quedará entre nosotros como el del horror. Empezó con la aniquilación de la población Armenia y terminó con el exterminio de los tutsis de Ruanda y la “limpieza étnica” en la ex Yugoslavia.. El mundo ha sido testigo de las grandes masacres de la era estaliniana, de la inmensa tragedia de la Shoa, y de la desaparición de una parte de la población camboyana.. La palabra genocidio, creada en 1944 por el jurista Raphael Lemkin, intenta designar un tipo de crimen masivo por el que un grupo es destruido intencionadamente, de forma total o parcial, en nombre de criterios nacionales, étnicos, raciales o religiosos. Bernard Bruneteau analiza en detalle los grandes momentos genocidas del siglo XX. Y analiza, también, su principal agente de incubación: el potencial de violencia acumulativa presente en ciertas experiencias políticas, militares e ideológicas del siglo XX, como las masacres de las conquistas coloniales, las teorías de la lucha por la vida que las justificaron o la “guerra total” de 1914, que inauguraron el encuentro de los pueblos europeos con la muerte en masa.

Bernard Bruneteau es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Pierre Méndez France-Grenoble II y especialista en temas de totalitarismo.

En su reseña para El Cultural (8-3-2007), el conocido periodista especializado en política internacional, Felipe Sahagún, sintetiza el contenido del libro con brillantez:

Bruneteau dedica un capítulo a la aniquilación de la mitad de la comunidad armenia del Imperio otomano en 1915, el primer genocidio moderno, que Turquía sigue negando; otro, a las políticas genocidas de Lenin y Stalin en la Rusia soviética; un tercero, al genocidio extremo de los judíos por los nazis; un cuarto, al genocidio camboyano de 1975 a 1978, falsamente conocido como el primer genocidio comunista; y otro al “etnicismo genocida” de la Posguerra Fría en Bosnia y Ruanda. Tan importante o más que la rigurosa síntesis que hace de cada uno de estos genocidios a partir de la bibliografía más importante sobre cada caso, inmensa en cantidad y desigual en calidad, es la introducción sobre los antecedentes y el concepto de las prácticas de exterminio, tan antiguas como el ser humano, y la conclusión, que lleva por título “¿por qué el siglo XX es el siglo de los genocidios?”

Desde la destrucción de los amalecitas y los medianitas descrita en la Biblia hasta los estragos causados entre los indios de las Américas del sur y del norte por los conquistadores, pasando por Príamo, Babilonia, Delos, las satrapías que se resistieron a Alejandro Magno, Cartago en el 146 a. C., Herat en el XIII y los cristianos en el Japón de finales del XVI, la historia está llena de precedentes.

El siglo XX, sin embargo, puede identificarse, según el autor, y lo demuestra con infinidad de datos, con el reino de la violencia exacerbada. “La masacre, la limpieza étnica, la deshumanización del campo de concentración o el genocidio son pruebas”, escribe, “de la derrota de una idea del hombre determinada”. Haciendo suya una expresión de Hannah Arendt, afirma que la violencia del siglo XX no es fruto de circunstancias imprevistas, sino el resultado del imperialismo del XIX, cuya filosofía racista justificó un expansionismo colonial sanguinario e inauguró las “masacres administrativas”, y la guerra de 1914, que combinó “la animalización del enemigo, violencia extrema y muerte en masa”.

Ambos procesos provocaron la brutalización de las sociedades europeas y sentaron las bases intelectuales, sociales y políticas de los genocidios del último siglo. A diferencia de otros muchos que han investigado el hecho genocida, Bruneteau demuestra, siguiendo a Israël Charny, que, sin olvidar sus diferencias, casi todos los genocidios son comparables a partir de cuatro elementos de referencia: el objetivo, la intencionalidad, el perfil de los genocidas y la forma de ejecutar sus planes.


Se pueden leer unos comentarios sumamente interesantes sobre los genocidios y el libro de Bernard Bruneteau en el blog del profesor Justo Serna. Seleccionamos un párrafo para mostrar dicho interés (no se pierdan el resto de un post altamente recomendable):

...el libro de Bruneteau es una documentada y penetrante exposición de esos factores que posibilitan el genocidio. Y, entre ellos, las páginas que dedica a la guerra del 14 son imprescindibles. Aquel conflicto –ya lo sabemos— cambia radicalmente el mundo, cambia el orden contemporáneo de la política y de la diplomacia, de la hegemonía y del poder, inaugura la contienda civil europea. La presencia de Estados Unidos en el mundo, por ejemplo, Pero aquella guerra será decisiva especialmente en el embrutecimiento de la política (en su brutalización, leemos en la traducción española), en el enfrentamiento; en la estigmatización definitiva del adversario como enemigo exterior o interior al que eliminar o exterminar. La figura del enemigo es, en efecto, el personaje principal de aquella tragedia europea que se inaugura en 1914: no sólo por las atrocidades reales que llegaron a cometerse, sino también por las fantasías que se les atribuyeron a cada uno de los bandos enemigos. La Gran Guerra supuso –dice Bruneteau— “la puesta en escena de un enemigo total y bárbaro, objeto así de todos los odios. Es esta representación alucinada de atrocidades inicialmente reales lo que permite comprender la aceptación de la guerra larga, la volunta de proseguir ‘hasta el final’, sin tregua ni negociación, en medio de indecibles sufrimientos”. No sólo era cierto el embrutecimiento de los enemigos, sino que, además, se estigmatizaba hasta el límite su capacidad de barbarización.


___________________________________________________________________
NOTA: Este blog es una suerte de Escaparate dedicado a los libros y revistas, pero no a la crítica, sino a dar noticia de ellos a través de la información que proporcionan las editoriales, la prensa y las revistas y suplementos culturales.